lunes, 23 de abril de 2018

Algunos mitos a cuestionar sobre la diáspora venezolana

El análisis de la cuestión migratoria venezolana desprende elementos de suma riqueza para las ciencias sociales, por tratarse de un fenómeno con una importancia particular en Venezuela, y además de ello, por las subjetividades y opiniones que se derivan como realidad demográfica.
El análisis político es otro importante vector que se desprende de este tema, entendiendo que la migración venezolana está compuesta por un ingrediente económico transversal que, por supuesto, no está separado de la cuestión política.

Cuestionar las "verdades" de la migración

Entre 2015 y 2017 la migración venezolana no sólo ha aumentado sino que ha cambiado su perfil. Algunos expertos aseguran que las condiciones socioeconómicas actuales del país hacen casi imposible identificar y diferenciar los migrantes clase media o clase baja, sin embargo, los medios por los que se viaja y las circunstancias en las que se emigra son cada vez más extremas y demuestran la vulnerabilidad interna de los venezolanos que ahora buscan nuevos horizontes. No obstante, la subjetividad de quienes emigran es algo que necesariamente hay que analizar.
Según las proyecciones del Laboratorio Internacional de Migraciones de la Universidad Simón Bolívar (USB) publicadas en febrero de 2018, en los últimos dos años más de 700 mil personas se han ido del país, para un total de 3.2 millones de ciudadanos venezolanos viviendo en el extranjero, mientras que el Observatorio de la Diáspora Venezolana, proyecto de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y que realiza sus estadísticas con base a los datos oficiales de gobiernos y organizaciones internacionales, estima que el aumento fue de 1.2 millones de migrantes pasando de 1.6 a 2.8 millones en sólo 24 meses.
Sin embargo, estas cifras parecen más bien modestas al lado de la medición de la empresa encuestadora Consultores 21, que proyecta el número de migrantes sobre los 4 millones de personas para finales de 2017, lo que equivaldría al 12 % de la población nacional según Claudia Vargas, investigadora sobre emigración y profesora de la USB.
Pero además hay algunos datos sobresalientes relacionados a la cuestión migratoria. La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la Población Venezolana (ENCOVI), proyecto desarrollado desde el año 2014 por un equipo multidisciplinario perteneciente a tres universidades venezolanas, la USB, la UCV y la UCAB, han presentado algunas estadísticas sobre este tema.
A diferencia de otros estudios, la encuesta implementada en hogares ha elaborado sus consideraciones acorde al reporte de los grupos familiares que afirman que uno o más de sus integrantes han migrado, estableciendo mediante muestra en el terreno algunas consideraciones que en efecto toman distancia de otros análisis. Es decir, en lugar del empleo de algunos instrumentos falibles que imponen la matriz de opinión sobre la migración, como su presentación desproporcionada en redes sociales o su presentación catastrófica en medios de comunicación en la construcción del relato de la "crisis humanitaria", ENCOVI levanta algunos datos desde nuestros hogares.
La investigación fue presentada en 2017 por la profesora de la UCAB Anitza Freitez, una autoridad académica en temas de estudios de población. En principio, algunos de los hallazgos de este estudio confrontan algunas afirmaciones que se han dado como "ciertas" sobre este fenómeno.

Algunos datos sólidos

La migración venezolana no es un fenómeno de masas que implique el desalojo del territorio venezolano, tal cual como se ha presentado en diversas ocasiones. Las imágenes que solemos ver del puente internacional Simón Bolívar en la frontera San Antonio-Cúcuta, que es presentado mediáticamente como un cuadro de "huida masiva de venezolanos", es en esencia una afrenta comunicacional.
Esas imágenes presentan la endeble estadística de 30 mil personas saliendo diariamente por el puente rumbo a Colombia, es una cifra evidentemente manipulada y colocada de manera incompleta para promover la narrativa del "desastre humanitario". Por sentido común matemático sabríamos que si 30 mil personas salieran de Venezuela diariamente, en un año el país habría perdido más de 10 millones de sus habitantes. No obstante, ¿cuántos venezolanos han salido del país en los últimos años?
Acorde a los datos ofrecidos por ENCOVI, que insistimos, no es una encuesta ejecutada por el chavismo o por una instancia del gobierno central, en promedio se reportaron 1.3 emigrantes por hogares, de modo que se estima que entre 2012 y 2017 ha debido emigrar al exterior algo más de 815 mil personas.
Según estimaciones de Naciones Unidas, para 2015 el stock de emigrantes venezolanos en el exterior ascendía a casi 606 mil. Como ejercicio aceptemos que esos 815 mil emigrantes que salieron de Venezuela entre 2012 y 2017 todos fueron a engrosar el stock estimado para 2015. Tendríamos en total 1 millón 421 mil. Una cifra que difiere de otros estudios que colocan el volumen de la migración en más de 4 millones en los últimos años.
No obstante, la relevancia de la encuesta de ENCOVI va más allá de su cálculo del volumen de la migración. Son más relevantes sus hallazgos sobre la composición de los migrantes y sus razones para migrar.
Sólo el 12% de los migrantes provienen de los estratos más pobres de la sociedad
Según ENCOVI, de cada 10 migrantes venezolanos, al menos 6 provienen de Caracas y las grandes ciudades de Venezuela, como Maracaibo y Valencia. De hecho los migrantes venezolanos provienen en un 80% de ciudades, poblaciones con una cualidad eminentemente urbana. Esto desmonta la tesis del desalojo del campo venezolano o la reproducción de otras "casas muertas" al estilo de Miguel Otero Silva, que es dibujada alrededor del análisis tendencioso de la cuestión migratoria.
Por otro lado, también están planteadas las consideraciones que apuntan a que "los estratos populares son los que más emigran". Según ENCOVI, esto es falso. Sólo el 12% de los migrantes provienen de los estratos más pobres de la sociedad. Los estratos más acomodados siguen liderando la tendencia migratoria.
El grupo de migrantes más grande del país corresponde al de la población con más privilegios, con 35% del total. Les sigue la clase media alta con 17%. Estos dos grupos totalizan un 52% del total de la población que emigra de Venezuela.
El relato de la migración venezolana como narrativa política presenta además una versión desproporcionada e inconsistente sobre las razones de la migración. Si observamos el planteamiento mediático y de la opinión política ejecutado por factores del antichavismo dentro y fuera de Venezuela, existe la presentación de una "tierra arrasada" donde se hace "imposible" vivir.
ENCOVI determinó las motivaciones para emigrar: apenas el 5% señaló que lo hacía por la violencia y la inseguridad. Una cifra que dista mucho de la presentación de un país bajo una "crisis humanitaria".
El relato de la migración masiva por razones de persecución política también ha resultado ser muy endeble. Apenas 3% declaró a ENCOVI hacerlo por razones políticas, tirando por el suelo la narrativa de "la dictadura".
De hecho, el uso de este recurso propagandístico contra el chavismo adquirió una variante gracias a la viveza criolla de muchos migrantes en el extranjero. Algunos utilizan el recurso del refugio y asilo político para sortear los sistemas regulares de control migratorio en varios países y obtener residencia en condiciones de preferencia y rapidez, gracias al tan posicionado recurso de los "perseguidos políticos" y en ocasiones gracias también al recurso de la "lástima migrante", una derivación de la cultura raspacupo venezolana en el extranjero que viene condimentada con propaganda pro-intervención de Venezuela.
Entre las razones para migrar, lideran en un 67% quienes dijeron "Fue a buscar/Consiguió trabajo". Una variable sin dudas asociada a la cuestión económica, pero que en nuestras consideraciones tiene un componente que no figura en ENCOVI y no es tan frecuentemente abordada en los estudios migratorios: los incentivos a la migración generados desde las asimetrías monetarias.
Para cualquier migrante venezolano es sabido que las asimetrías monetarias o el impacto del dólar paralelo en la economía real, además de pauperizar sus condiciones de vida en Venezuela, es también un aliciente que ha estimulado o promovido su desplazamiento al extranjero, pues tales asimetrías monetarias son también un factor de oportunidad.
Oportunidad que puede ser bien para ayudar a sus familiares en Venezuela gracias a remesas o, por otro lado, para aprovechar el poder de compra con el que goza el dólar hoy en la economía venezolana. Este factor es el que mueve a muchos venezolanos a emigrar.
La cuestión del "puñado de dólares", que gracias al cambio paralelo se convierten en cantidades obscenas de bolívares, es la génesis de la afirmación de que "un médico que lava pocetas en Miami gana más que un médico en Venezuela". Algo que, aunque sea monetariamente cierto gracias a los desmanes del dólar paralelo, es también una distorsión del sentido común, consecuencia de una subjetividad dolarizada que nos ha abordado con gran énfasis en años recientes.
La misma que ha empujado a miles de venezolanos a la "aventura" de la migración en condiciones precarias o a ser pobres en otros países. Muchos lo hacen en la búsqueda de oportunidades y otros por el afán de lucro o los beneficios que no tendrían como asalariados en Venezuela.

Una conclusión

El cruce de números entre varios centros de investigación de la cuestión migratoria venezolana ha dejado un espacio incierto. Hay que asumir desde una postura crítica la ausencia del Estado venezolano en determinar por medio de estadísticas abiertas la dimensión real de este cambio en el patrón demográfico nacional. 
Aunque recientemente el presidente Nicolás Maduro haya declarado ordenar un estudio profundo de la cuestión migratoria, esperamos que estos estudios también puedan dar luces en cifras sobre la subjetividad de la migración. Esos datos sólidos servirían de mucho para desmontar los mitos alrededor de este manoseado tema.

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