Federico Ruiz Tirado Hay ciertos personajes mediáticos como Donald Trump, Chataing, María Ronchita Alonso, Nelson Bocagrande, Patricia Poleo, Miguel Bobolongo Otero, El Chuco Torrealba a quienes tendríamos que ignorar por su monumental inocuidad teórica, pero, cuando por sus pazguatadas los asociaréis a operadores de guerra transnacional, las cosas pasan de Castaño a Uribe; de la CIA al Mossad, de J.J. Rendón a Nixon Moreno y Pérez Venta.
No es cuestión de acusar al señor Valderrama, debido a su disociación logorreica, de pertenecer a alguna de estas instituciones terroristas -el terrorismo es una sólida institución global de la narcoburguesía siglo XXI-, y eso es lo peor: ni siquiera aplica como nómina de ninguna multinacional de la droga, es un simple tonto útil de todas ellas.
Mientras Jesús Ernesto Parra dilucida agudamente la agresividad declarada desde la Casa de Nariño contra nuestra República Bolivariana, y aclara por extensión el ridículo Decreto Obama:
"Venezuela no escapa a esa estrategia de dominación mundial. El uso de fuerzas irregulares para controlar recursos estratégicos, destruir las economías como recurso de coerción, minar las bases sociales a partir de la conformación de cuadros de miseria, pervertir el tejido social infiltrando prostitución, crimen organizado y contrabando, son sólo algunos de los elementos en la lista del plan para acabar con los Estados nacionales tal cual los conocemos.
Es tapa de todos los medios nacionales e internacionales la situación de la frontera colombo-venezolana. Pero quizá la lectura del mapa de conflicto requiera un lente más ancho. Con la diversificación del negocio de la cocaína en el continente, Perú y Bolivia han desplazado a Colombia como productores de este químico. Mas las cadenas de control y distribución siguen operando desde Colombia, y usando territorio venezolano como puente al Caribe y, peor aún, como vía al Atlántico.
La legalización del contrabando de alimentos, perfumería, combustibles y minerales por parte del Estado colombiano es un acto de agresión del mismo talante del de las bases militares, e incluso de las operaciones conjuntas del Plan Balboa".
El incesante bombardeo ideológico de ultraderechas ha permeado la frágil estructura intelectual de la izquierda posmo
El señor Toby dispara sus fuegos fatuos como si pretendiera asordinar la decisión jurídica-penal contra Leopoldo López. El señor Grano de Maíz parodia la arenga de un convicto por delitos comunes disfrazados de discurso político, el señor Grano de Maíz apuesta sin tino y contra toda probabilidad, en otro tono pero con las mismas malas intenciones, a "La Salida":
"Estamos atravesando una tremenda turbulencia. Las crisis son propicias para el cambio profundo, la realidad se impone a la voluntad de los líderes agotados, los acontecimientos toman vida propia, son ocasión para el aparecimiento de nuevos líderes, de retomar caminos, de fundar nuevos senderos".
¿Por qué la insistencia? Más allá de las ansias de poder que en el imaginario del izquierdismo meme despierta el artículo 6 constitucional, por aquello de la democracia participativa, electiva, alternativa, pluralista y de mandato revocable; el incesante bombardeo ideológico de ultraderechas ha permeado la frágil estructura intelectual de la izquierda posmo, o progresismo criollo -da igual-, y han vuelto, alborotadas, las oscuras golondrinas oportunistas, cortoplacistas, entreguistas, aovadas en aquel MAS de 1971 con su patético devenir calderista-opusdeísta de orilla, y sus tesis de poder parcelado en tendencias. Así es como traducen el pluralismo democrático.
La democracia protagónica la interpretan como lo que son; comediantes virtuales detrás de un monitor y ante un teclado, valiéndose de todas las libertades garantizadas por la revolución chavista que atacan sin tregua a punta de resentimientos narcisistas, acosados por los fantasmas de sus miserias personales y mediocridad política, prevalidos de la confianza y el afecto que la infinita nobleza de Hugo Chávez les prodigó, sin la cual ninguno de ellos habría ocupado jamás, ni volviendo a nacer, el sitial mediático que usurpan en estos momentos decisivos para la consolidación bolivariana no sólo de Venezuela, sino del continente íntegro, y más allá.
Acusan a Maduro de electorero -además de fascista, lo cual sería apenas capcioso si acaso alguno de esos tendenciosos tuviera un mínimo de dignidad-, y el aquelarre verbal lo vienen a desembuchar después del fracaso público y notorio de las tretas ensayadas a última hora, con las costuras maltrechas de la improvisación, con los malas mañas de J.J. Rendón para intentar asaltar la Asamblea Nacional como los cuatreros de las películas de Rock Hudson, con balas de fogueo y entretelones chapuceados con las brochas gordas de la MUD.
Así paga el diablo, aunque estos ni a Underwood llegan. ¡Tampoco pasarán!
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