domingo, 31 de marzo de 2019

ESCALADA ENTRE EEUU Y RUSIA SOBRE VENEZUELA: UNA MIRADA DE FONDO


El tratamiento distante y a veces evasivo de los medios internacionales con respecto a la figura de Juan Guaidó, ha hecho evidente su desgaste. A dos meses de haberse autroproclamado "presidente de la República", el diputado por el estado Vargas, investido por Estados Unidos y la industria de medios occidentales como una figura de consenso con capacidad de rearticular al antichavismo en una agenda común, ha fallado en cristalizar la salida forzada del gobierno constitucional de Venezuela.
A las expectativas de que esto se lograría mediante un golpe exprés empujado desde facciones antichavistas en la FANB, le ha sucedido el desencanto. Así lo dejó saber en un artículo de opinión Carlos Blanco, asesor del partido de ultraderecha Vente Venezuela, este 27 de marzo: "Después se pueden echar todos los cuentos del universo, pero la idea era que el 23 de febrero o alrededor de esa fecha se producirían la entrada de la ayuda humanitaria, el quiebre del Alto Mando Militar y la salida de Maduro. Esa fue la oferta que se entendió. Y falló".
Lo dicho por Carlos Blanco, un opinador influyente para el sector más politizado de la oposición, no fueron palabras al aire. Luego de que Guaidó anunciará el inicio de la denominada "Operación Libertad", convocando al mismo tiempo un simulacro para el 6 de abril, las redes ardieron en críticas y señalamientos en su contra por seguir prolongando el tan esperado golpe final contra el chavismo.
Pero que los seguidores de la oposición crean que este "golpe final" aguarda la caída inminente y total del chavismo, es consecuencia de un manejo equivocado de estrategia política y comunicacional por parte de la dirigencia antichavista local y Washington. Elevar las expectativas del cambio de régimen cuando la posición de fuerza no es lo suficientemente sólida para concretarlas, ha generado la ola de decepción de las últimas horas.
La crisis de los partidos opositores debido a la canibalización de Washington, que arrastró a sus principales liderazgos a dos revoluciones de color (2014 y 2017) fallidas, ha dado paso a un fenómeno tan extraño como delirante: el único partido funcional que le queda al antichavismo es la red social Twitter, ante la destrucción planificada de las pocas estructuras de participación político-electoral que quedaban con vida, siendo Voluntad Popular el resultado final de ese proceso.
El partido mercenario y golpista, apéndice de los neoconservadores, ideado para esta fase del cambio de régimen.
Los sectores de la ultra venezolana, minoritarios en las encuestas y en presencia organizativa, pero bien conectados con sectores de poder en Estados Unidos (por ejemplo la cercana relación de María Corina Machado con el senador Marco Rubio), utilizan esta red social como un mecanismo de agitación para presionar a Guaidó. Según ellos, la opinión en Twitter favorable a la intervención, es expresión de la totalidad del país. Ahí es donde está lo delirante del asunto.
Siendo adversarios históricos de los partidos tradicionales que ostentan actualmente cuotas de poder legislativo, le exigen a Guaidó que, bajo el artículo 187 (numeral 11), exija una intervención militar extranjera, preferiblemente estadounidense. Le han impuesto un cronómetro en retroceso que enmarca el tiempo de vida de su propio liderazgo. Tienen el poder de la barra brava de Twitter a la que temen tanto los dirigentes opositores.

LA CRISIS DE GUAIDÓ ES EL CAPÍTULO ANTERIOR DE LA GUERRA IRREGULAR

El fracaso de la operación "ayuda humanitaria" del 23 de febrero obligó a Washington a recalibrar los planes de agresión contra Venezuela. El paso siguiente fue un ciberataque contra la Central Hidroeléctrica de Guri (acusación del Estado venezolano respaldada por la propia revista Forbes), en el estado Bolívar, durante la noche del 7 de marzo.
La maniobra de fuerza, que dejó al país sin electricidad por varios días, haciendo extensivo sus dañinos efectos al suministro de agua y la producción petrolera, reanimó por momentos la figura de Juan Guaidó. Le dio una razón para revivir la "necesidad" de salir de Maduro.
En paralelo, un plan de guerra irregular de baja intensidad se abría paso en silencio. El jefe del despacho de Juan Guaidó y militante de Voluntad Popular, Roberto Marrero, fue detenido por las autoridades venezolanas tras encabezar un plan para dar ingreso a células mercenarias reclutadas en Centroamérica, que cometerían sabotajes a los servicios públicos y asesinatos selectivos contra dirigentes chavistas. (Amplíe la información sobre la detención de Marrero clickeando aquí).
La fuente de financiamiento de esta operación tenía su origen en el robo a los activos petroleros del país, específicamente de la refinería Refidomsa ubicada en República Dominicana, en la cual la filial estatal PDV Caribe de Venezuela ostenta el 49% de las acciones.
El gerente del departamento legal de la empresa Rosneft en Venezuela, Juan Planchart, que a su vez es primo de la madre de Juan Guaidó, era el operador financiero que gestionaría la venta fraudulenta de esta refinería, atajando mil millones de dólares que serían utilizados para garantizar la efectividad del plan. (Nuevamente, para ampliar la información sobre el esquema de corrupción de Planchart y Voluntad Popular haz clic aquí)
Aunque en la operación estaba vinculada la plana mayor de Voluntad Popular (desde Leopoldo López, hasta Freddy Guevara y el propio Juan Guaidó), la misma pareciera tener la autoría intelectual de Elliott Abrams, experto comprobado en conformar ejércitos mercenarios para ejecutar guerras de desgaste prolongadas. Caso Nicaragua, ampliamente reseñado por MV.
Lógicamente, la ventana de oportunidad para emplear estos combatientes mercenarios era el nuevo sabotaje eléctrico del 25 de marzo, esto hace que la acción de detección temprana del Estado venezolano adquiera un valor estratégico superior para la Paz y la estabilidad de Venezuela.
La denominada "Operación Libertad", promocionada por Guaidó como un nuevo "Día D", tenía el componente mercenario y de sabotaje como estructura de funcionamiento, ante la cual Guaidó podría replantear su rol en el marco de la coyuntura. Convertirse en una especie de gendarme de la paz en un país con brotes de conflicto irregular y guerra civil inducidos por Estados Unidos. El paso previo a la intervención preventiva para el "cese de la usurpación".
Pero la desarticulación a escala operativa de esta maniobra de guerra irregular, también suma al balance negativo de la figura de Guaidó a dos meses de su autoproclamación, pues a medida que avanza el tiempo su "interinato" desgasta su credibilidad al no tener control efectivo de la institucionalidad del Estado y de su principal palanca de estabilidad: la FANB.
El plan B a la operación de "ayuda humanitaria" tampoco resultó como esperaban, en tanto la idea de una intervención militar directa, unilateral o consensuada al estilo de una "coalición de los dispuestos", continua siendo impugnada por la mayoría de la comunidad internacional, incluso aquella que respalda la figura de Guaidó. Y es que a medida que el “presidente encargado” no logra el “cese de la usurpación”, tal parece que a Estados Unidos sólo le queda la opción de la fuerza militar para intentar cristalizar la salida forzada de Maduro.

LLEGADA DE MILITARES RUSOS Y EL INFORME MUELLER

En el marco de los convenios de cooperación en el ámbito militar con Rusia, 99 efectivos militares y 35 toneladas de equipamiento de la nación euroasiática llegaron al aeropuerto de Maiquetía de Venezuela, en un Antonov An-124 y una aeronave de pasajeros Ilyushin Il-62, ambos de la Fuerza Aérea Rusa, bajo el mando del jefe del Comando Principal de las Fuerzas Terrestres de Rusia, Vasily Tonkoshkurov. 
Esto se dio en medio de quizás del acontecimiento geopolítico más importante de lo que va de año 2019: el fiscal especial Robert Mueller llegó a la conclusiónque Rusia no intervino para alterar a favor de Trump los resultados electorales de las presidenciales de 2016.

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Desde el año 2013, Venezuela cuenta con el sistema de defensa antiaérea S-300 de fabricación rusa (Foto: EFE)
Inmediatamente a la llegada de los militares rusos, en medio de la conclusión del informe Mueller que deja sin efecto la rusofobia como arma de política exterior, las alarmas se prendieron en Washington.
Mike Pompeo, John Bolton, Marco Rubio y Mike Pence cuestionaron el hecho y aseguraron que no permanecerían de brazos cruzados. El discurso de la Guerra Fría hizo presencia rápidamente para justificar una mayor presión sobre Venezuela, amparándose en la Doctrina Monroe.
Específicamente el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, se comunicó con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, a quien le dijo que Rusia debía "cesar su comportamiento destructivo". Horas después de que esto ocurriera, un incendio de grandes proporciones provocado en los transformadores de la hidroeléctrica de Guri, colapsó nuevamente el suministro eléctrico en la mayoría del país.
Mientras tanto, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, dijo que la presencia del personal militar ruso en Venezuela está apegada a la constitución venezolana. A su vez, el jefe de la Comisión de Relaciones Exteriores de la cámara alta del Parlamento ruso, Konstantin Kosachev, criticó que Estados Unidos exigiera la salida de los militares, cuestionando la presencia militar extensiva de Washington en distintas regiones del planeta. 
Más tarde, el presidente Donald Trump junto a Fabiana Rosales, esposa de Juan Guaidó, insistió en el despacho oval que "Rusia tiene que irse" de Venezuela, cerrando el arco de declaraciones de la administración estadounidense que criticaron con agresividad la cooperación militar entre Rusia y Venezuela. También el Grupo de Lima, y los mismos países desde la OEA, se hicieron hizo eco de esta línea argumental, dibujando la situación como una "violación de la soberanía", debido a que la llegada de los militares no fue aprobada por Guaidó, quien también declaró en contra de Rusia. 

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El sistema de defensa venezolano contempla cañones antiaéreos ZU-23, sistemas de misiles Buk-2M, Pechora-2M y S-300, uno de los más poderosos de la región (Foto: Archivo)
Washington vio en esta acción un desafío para la Doctrina Monroe, nuevamente resucitada para justificar el predominio geopolítico de Estados Unidos sobre el continente por encima de China y Rusia, que tras el proceso de globalización de las últimas dos décadas se han insertado como socios con una presencia cada vez más importante.
Y en cierto sentido la palabra desafío cabe en esta ocasión. Estados Unidos insiste en que "todas las opciones están sobre mesa", haciéndole un guiño peligroso a la opción militar, ante lo cual el desembarco de los militares rusos implica una acción de disuasión que no sólo obstaculiza la posibilidad de una intervención militar, sino que va desdibujando a Washington como el único actor geopolítico que puede tener presencia en Latinoamérica. 
Ahora, según Trump, "todas las opciones están sobre la mesa" para que Rusia abandone Venezuela. No olvidar: lo dice el presidente de una poderosa nación con decena de bases militares en el continente que poca seguridad y prosperidad han traído consigo en su larga historia.
Los neoconservadores al mando de la Casa Blanca aprovecharon la situación para incrementar su retórica belicista y para recomponer la narrativa antirusa que fue debilitada por la conclusión del informe Mueller. Sin embargo, intentaron proyectar como una amenaza y un peligro algo que no lo es en ningún sentido: la cooperación militar, financiera y energética de Rusia y Venezuela lleva 10 años en proceso de consolidación, que han dado como resultado que Venezuela cuente con un sistema defensivo, integrado por cañones antiaéreos ZU-23, sistemas de misiles Buk-2M, Pechora-2M y S-300, que dificulta los intentos de agresión militar. 

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El 66% de las armas adquiridas por Venezuela durante el período 2008-2012 provino de Rusia (Foto: Juan Barreto / Getty Images)
Evidentemente, detrás del discurso ideológico de la Doctrina Monroe, se encuentra la declaración de propósitos reales de la agenda geopolítica de Washington sobre Venezuela: el cambio de régimen que le permita reconquistar sus inmensos recursos energéticos, logrando frenar su declive a escala global, para lo que es necesario sacar a Rusia como socio petrolero y militar de Venezuela.
Con esto, en su cálculo de política exterior, cerrarían el frente latinoamericano definitivamente, recuperando el equilibrio geopolítico después de la derrota de Siria. Para ellos implicaría concretar una venganza contra los rusos. Revertir su crisis de hegemonía.
En este sentido, la "presencia de Rusia" no sólo fue empleada a nivel narrativo para delimitar el conflicto en su esfera real: la geopolítica. Ahí donde Guaidó poco tiene que ver, hacer u opinar.

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El primer contrato de importación de equipos militares desde Rusia se firmó en 2009 (Foto: EFE)

LA RUSOFOBIA, EL ÚLTIMO MOTIVO: APUNTES AL CIERRE

Visto en retrospectiva, tras el fracaso del 23 de febrero el método de la "ayuda humanitaria" como método de intervención quedó debilitado, sobre todo en el gancho narrativo para justificarlo. Un nuevo intento de Estados Unidos por esa vía, cargaría con el peso de la falta de credibilidad tras el reportaje del New York Times, que desveló cómo los mercenarios del antichavismo en Cúcuta quemaron camiones que, además, no llevaban “ayuda humanitaria”.
En esa misma línea, el plan B de atacar por vías indirectas el sistema eléctrico nacional para abrirle paso a una guerra irregular de baja intensidad que lleve al país a un estado de conmoción y anarquía, tampoco resultó efectivo por la capacidad de detección del Estado venezolano.
En este tópico, la diplomacia venezolana ha sido inteligente en denunciar con prontitud ante instancias internacionales los planes de intervención paramilitar que ha tanteado Estados Unidos.
Por su parte, la revelación de CNN (y con anterioridad, del medio financiero Bloomberg) sobre cómo Estados Unidos tenía conocimiento del magnicidio frustrado del pasado 4 de agosto, hace que cualquier maniobra de orientación mercenaria rápidamente sea identificada con Washington. Un costo de opinión pública que desean evitar.
A escala nacional, entendiendo que cada vez es más reducida tratándose de Guaidó y Voluntad Popular, la ausencia de un quiebre de la FANB que genere las condiciones de caos para una intervención, o la salida de Maduro tras un golpe militar exprés, reduce su credibilidad a nivel internacional, provocando un distanciamiento de los medios internacionales pero también de quienes por presión de Washington apoyan su "interinato".
Los costos políticos comienzan a medirse, y muchos aliados circunstanciales no quieren ver comprometido su prestigio, respaldando un "gobierno" que no gobierna. La decisión del centro neurálgico de la Unión Europea, Alemania, de no reconocer al enviado de Guaidó como embajador en su país, es muestra palmaria de esto.
El cierre parcial de las autopistas de la intervención planteadas hasta ahora, ha obligado que el motivo de la guerra contra Venezuela se centre en "sacar a los rusos de Venezuela". En la jerarquía del discurso estadounidense, ahora el problema central no es tanto la “crisis humanitaria”, como lo es que Rusia apoye al "régimen" de Maduro. 
La rusofobia se impone así, a conveniencia del momento, como el recurso de última hora para justificar acciones contra Venezuela, tratando de proyectar que más allá de lo que dijo Mueller, "Rusia sigue siendo una amenaza", ya no en Estados Unidos sino en su esfera de influencia y retaguardia más inmediata, donde la nación bolivariana ocupa un lugar crítico.
Mientras tanto, el país intenta recuperarse de un nuevo apagón masivo para volver a su cotidianidad.
Y ahí, Estados Unidos sigue ampliando su visibilidad como responsable directo, mientras intenta convencer al país de que la "verdadera amenaza" del país, y la razón de su asediada vida diaria, adivinen: es Putin. 

viernes, 29 de marzo de 2019

PRINCIPALES PLANTEAMIENTOS EMITIDOS POR EVELYN VÁSQUEZ, MINISTRA DEL PODER POPULAR PARA ATENCIÓN DE LAS AGUAS

   
FECHA: 29.03.2019
MEDIO: VTV
PROGRAMA: DIRECTO


1.- RESTABLECIMIENTO DEL SERVICIO DE AGUA
      Estamos venciendo esta agresión brutal del imperialismo nuevamente contra nuestro Sistema Eléctrico Nacional.
      Venimos de un trabajo importante, ininterrumpido, día y noche, atendiendo esta contingencia con el plan especial de las cisternas desplegadas en todo el territorio nacional bajo un trabajo conjunto del Gobierno Bolivariano con sus Fuerzas Armadas Nacional Bolivariana, los gobiernos locales, los gobiernos regionales y el pueblo organizado.
      Desde la noche de ayer hemos venido reportando y restableciendo todo el sistema de bombeo del país.
      Tenemos hasta este momento un 84% de avance del restablecimiento de los sistemas de captación, de distribución, de potabilización, de  todo el servicio de agua en el territorio nacional.
      Avanzaremos en las siguientes horas para ir llegando a cada uno de los hogares como lo hemos venido explicando, primero en los sectores bajos y luego en los sectores medios y los sectores altos.
   Venimos trabajando con toda una labor de mantenimiento para prepararnos para estas labores de arranque de estos grandes sistemas de bombeo.
    Es importante resaltar y explicar que después de ese ataque tan violento a nuestro Sistema Eléctrico Nacional, entonces tocaba verificar cada uno de los componentes electromecánicos de todos los sistemas de distribución, para garantizar que tuviésemos las cargas adecuadas para el arranque de los sistemas, que todo estuviese a punto para poder restablecer en breve plazo el servicio de agua potable.
      Hemos venido desarrollando, gracias a las inversiones aprobadas por nuestro presidente Nicolás Maduro Moros, todo el plan de recuperación, estabilización y mantenimiento de estos grandes sistemas de producción.
      En las grandes ciudades, en el lado de Anzoátegui ya estamos reflejando servicios en las zonas de Puerto la Cruz, Lecherías, Guanta, Barcelona.
      En la parte Central ya comenzamos a percibir servicio hacia el sur del estado Carabobo, en la tarde de hoy prevemos que tengamos servicio hacia los lados de Aragua, Maracay.
      Para el estado Falcón ya con servicio muchas comunidades.
      En el estado Zulia ya se refleja el servicio hacia el sur.     
      Para la región Capital ya estamos recibiendo el agua, hacia los lados de la Urbina, parte baja de Petare, el llanito, en horas de la tarde hacia el centro de la ciudad.

PRINCIPALES PLANTEAMIENTOS EMITIDOS POR EL VICEPRESIDENTE SECTORIAL DE COMUNICACIÓN, CULTURA Y TURISMO, JORGE RODRÍGUEZ


FECHA: 28.03.2019
MEDIO: VTV
PROGRAMA: EN DIRECTO

                                                            TEMA
1.- BALANCE SABOTAJE DEL SISTEMA ELÉCTRICO NACIONAL  
     Los venezolanos le están dando una lección de vida, una lección de ternura, una lección de entereza al mundo entero.
     Pocas veces se ha visto que un pueblo haya sido sometido a una agresión multiforme brutal, como la que viene imprimiendo esta ultraderecha que no tiene un solo atisbo de moral, ética, consideración hacia otro ser humano, solo les interesa tomar el poder para entregarle a Donald Trump las riquezas de la patria venezolana.
     A lo largo de los últimos dos años la oposición fascista venezolana ha perpetrado más de 250 ataques contra nuestras instalaciones del Servicio Eléctrico Nacional.
     Dijimos que la oposición iba a continuar en su acción homicida criminal, ya se soltaron todas las amarras, ya es brutal la violación permanente de la CRBV, le dieron luz verde sus dueños.
     Le dieron luz verde a aquellos que hacen del poder la única opción hegemónica para que sea el supremacismo blanco, racista, el que se imponga.
     Violan la Constitución, llaman a la muerte y el asesinato, intentan un magnicidio contra el Presidente, desconocen las elecciones donde votaron más de 10 millones de personas, y ahora atentan contra el Sistema Eléctrico Nacional.
     Solamente un psicópata muy precario se le puede ocurrir convocar un simulacro de homicidio, un simulacro de un golpe de Estado, un simulacro de tomar las calles y guarimbear (…), ¡están desesperados!
     Desde el 7 de marzo se han perpetrado, de magnitudes importantes, al menos cuatro sabotajes al Sistema Eléctrico Nacional.
     Apostaron un francotirador que disparando sobre las torres del patio de transmisión de Guri generó un gigantesco incendio, que según los cálculos iba a dejar sin electricidad por semanas a toda Venezuela.
     Debemos sentirnos orgullosos de las victorias que hemos logrado, pero no podemos cantar victoria todavía porque ellos van a persistir en los ataques (…), nosotros vamos a insistir en la terquedad, en que la paz es el bien más preciado junto a nuestra independencia.
     Los venezolanos tenemos derecho a decidir cómo nos dé la gana ser gobernados y las instituciones que nos queramos dar nosotros, no puede venir un musiú, por más blanco que sea y por más psicópatas lacayos que tenga en Venezuela, a decidir por nosotros.
     En casi todo el territorio nacional, en este momento, hay electricidad, ¡cuidémosla!, ¡ayúdenos a ayudarlos!, ¡ahorremos electricidad!
     Ahorremos electricidad y mantengamos en la calle nuestra disposición y decisión de ser libres, de ser soberanos, de ser independientes.
     Ahora vamos a otra fase, la fase de redimensionamiento total del Sistema Eléctrico Nacional.
     Ellos van a persistir en su brutalidad y nosotros vamos a persistir en nuestra terquedad.

VENEZUELA Y LA MUERTE DEL PERIODISMO

Hace un mes la periodista española residente en Caracas, Alicia Hernández, escribió una carta abierta dirigida a mi persona, en la que pretendía aleccionarme sobre el ejercicio periodístico a raíz de unos vídeos que publiqué en mis redes sociales mostrando una parte, ciertamente, de la realidad venezolana. Concluía la periodista con un contundente "…la realidad se puede contar de muchos modos. Y contarla sesgada es mentir".
Desconozco si Hernández estaba realizando un ejercicio psicológico de proyección sobre su propia labor periodística. Lo cierto es que resulta curioso que los mismos periodistas a quienes corresponde contar la realidad completa, pero han dejado su obligación contando solo una parte de la realidad venezolana, vengan ahora a dar lecciones de pluralidad a quien no se dedica al periodismo. Incapaces de hacer autocrítica sobre su propio trabajo y su propio sesgo, no se dan cuenta de que quienes han estado mintiendo y manipulando a los ciudadanos españoles, ocultando la pluralidad y complejidad del proceso venezolano durante años, son ellos, no una simple politóloga que se ha limitado a ponerles un espejo enfrente para darles dosis de su propia medicina. Quizás si estos medios y periodistas hubieran hecho bien su trabajo, mostrando la realidad completa de Venezuela, lejos de relatos apocalípticos sobre falta de comida, agua o libertades, los vídeos no se hubieran viralizado tanto.
Reconoce Hernández que se pueden decir muchas cosas de manera parcial y no se estaría mintiendo, pero sí se miente cuando faltan muchas otras cosas por decir. Evitar dar el panorama completo de la realidad venezolana es precisamente lo que ha caracterizado la información relativa a Venezuela que nos llega al unísono, en forma de bombardeo cotidiano y constante, a través de la mayoría de grandes medios españoles e internacionales. Nada casual, como demostró el investigador español Fernando Casado en su libro Antiperiodistas. Confesiones de las agresiones mediáticas contra Venezuela, libro que, de tener una segunda parte, debería incluir el testimonio de Hernández y añadir un apartado para la labor de El Confidencial. Siento si Hernández se ha llegado a creer el cuento de que ella es libre para investigar lo que quiera o expresar cualquier opinión sobre lo que pasa en Venezuela en los medios en los que colabora. Yo me atrevería a decir que, si no pensara como piensa ni transmitiera lo que transmite, es más que probable que esos medios no la contrataran, ni el establishment periodístico y político español le diera premios. En el país que va dando lecciones de libertad de prensa a Venezuela, cualquier periodista inteligente sabe que su libertad de expresión termina donde empiezan los intereses y la ideología del conglomerado empresarial que detenta la propiedad del medio de turno.
Venezuela ejemplifica como ningún otro tema la muerte del periodismo. Se trata de un país sobre el que no se nos informa, se nos deforma. Vulnerando el derecho de los ciudadanos a estar informados, nos inducen a pensar de determinada manera mostrándonos una información parcial que no responde a las preguntas básicas del periodismo: qué, quiénes, dónde, cuándo y por qué. En la ocultación de esos porqués, las causas que explican los hechos mostrados, radica la gran manipulación de la prensa internacional con Venezuela. En los pocos casos en que se apunta a las causas, se hace de manera descontextualizada, parcial y desde una lectura política determinada, siempre coincidente con la de la oposición política, nunca con la del Gobierno venezolano. Esto es sumamente grave, máxime en un contexto de confrontación política abierta.
La versión de Venezuela que nos transmiten nuestros medios es una lectura con un sesgo de clase más que evidente para cualquiera que conozca la composición de las estructuras sociales latinoamericanas. Nuestros medios actúan, de facto, como correa de transmisión de la visión de las élites venezolanas y los sectores de la “clase media” aspiracional, que engrosan mayoritariamente las filas de la oposición. En contraste, se niegan a dar voz al Gobierno venezolano y a los sectores sociales populares que son la base del chavismo. Incluso cuando entrevistan a personas de extracción popular, nunca muestran a un trabajador o trabajadora chavista, que pueda explicarnos cómo vive ese proceso político. A pesar de que más de 6 millones de venezolanos votaron por Nicolás Maduro en mayo de 2018, la prensa española es incapaz de encontrar a ningún venezolano que esté a favor de Maduro y dé su testimonio. Curioso, por no decir sospechoso...
No estamos pidiendo a los periodistas que sean neutrales ante un conflicto, nadie lo es. Pero sí que sean honrados y diferencien los hechos de su opinión, algo que reconoce el propio Código Deontológico de los periodistas españoles. Quizás a Hernández y al resto de corresponsales españoles en Venezuela les quedan muy lejos los años de Universidad, cuando les enseñaron principios recogidos en el código como la necesaria pluralidad, la responsabilidad de informar, el respeto a la verdad o el no omitir informaciones esenciales. Cuando se presenta sólo un lado de la historia se omiten informaciones esenciales, por tanto, no se está informando, se está manipulando o, en palabras de Hernández, mintiendo.
Hablemos, por tanto, de omitir informaciones esenciales y pasemos a responder dos apartados con los que finaliza su carta, dedicados a "Las víctimas de la desnutrición en Venezuela" y "las sanciones y el cerco al petróleo".

LAS VÍCTIMAS DEL CAPITAL INTERNACIONAL

Hablar de víctimas de la desnutrición y de ausencia de medicamentos, dando datos, pero sin explicar o poner en perspectiva esos datos, es también una manera de falsear la realidad. Para un científico social los datos por sí solos no explican nada, si no se saben interpretar. Y en esa interpretación es donde entra el estudio teórico y la validación empírica sobre el tema del que se habla. De Venezuela se habla mucho desde la anécdota, y también desde el sensacionalismo cuando se mencionan temas tan sensibles como las muertes de niños, pero poco desde el análisis político con perspectiva histórica. Este análisis es imprescindible para colocar a la Revolución Bolivariana como parte de un proceso histórico de luchas populares por la justicia y la emancipación, en una región latinoamericano-caribeña signada por una brutal desigualdad y por la constante injerencia estadounidense para abortar todo proyecto que ose desafiar sus intereses geoestratégicos en un territorio que es su reserva de recursos (aquí no estaría de más recordar que Venezuela detenta las principales reservas probadas de petróleo del mundo). El conocimiento de la Historia, del comportamiento de las élites latinoamericanas y mundiales, así como buscar fuentes de información alternativa que den voz a los actores sociales subalternos y silenciados, ayudaría mucho a los lectores españoles a tener una visión un poco más amplia sobre lo que está sucediendo en Venezuela.
Quizás los periodistas podrían contribuir a esa labor haciéndose eco de trabajos como el de Pasqualina Curcio, economista venezolana que ha estudiado el modelo económico y los ataques que la economía de Venezuela está padeciendo. En su reciente Informe sobre el impacto de la guerra económica contra el pueblo de Venezuela, realizado con la Fundación Latinoamericana de Derechos Humanos (FUNDALATIN), Curcio, además de hacer un repaso a las medidas que sancionan y bloquean la economía venezolana, nos cuenta que las pérdidas de la guerra económica para el Gobierno venezolano ascienden a más de 114 mil millones de dólares.
Esta guerra ha consistido también en un ataque al bolívar, de carácter especulativo, estableciendo un tipo de cambio paralelo fijado desde fuera del país, que explica el 40% de la caída del PIB venezolano en 2016 (el 60% restante proviene de la caída de las exportaciones petroleras, que constituyen el 96,6% de la producción nacional venezolana). Según la economista, "de 2013 hasta la fecha han manipulado el tipo de cambio 3 mil 500 millones por ciento". Y esos ataques han estado relacionados con momentos políticos clave, en una lógica de desestabilización y no en una correlación de factores económicos. Como se puede ver en la gráfica, los números son mareantes.

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(Foto: Pascualina Curcio)
También podemos enterarnos, leyendo a Curcio en su libro La mano visible del mercado, de que las empresas farmacéuticas privadas que controlan la importación de fármacos en Venezuela y reciben divisas a precio preferencial del Gobierno para ello, no obtuvieron pérdidas operativas, ni disminución de ganancias operativas, ni caída de ventas, ni se les recortaron las divisas por parte del Gobierno en el período estudiado, 2012-2014. Pese a ello, en 2015 la escasez de medicamentos había alcanzado el 70%. Misterios de la ciencia, o del chantaje económico… Quizás son estas empresas las que tendrán que responder algún día ante las muertes de tantos niños y adultos que no pueden encontrar esos medicamentos en su país, o deben pagarlos a precios especulativos.
La combinación de hiperinflación, explicada por características estructurales de la economía rentista petrolera venezolana, que se unen a políticas de ataque deliberadas de naturaleza política, y no económica, dan lugar a una situación económica que afecta duramente al bolsillo de los venezolanos. El capital internacional, los comerciantes nacionales y las políticas especulativas de ambos han logrado desplomar el salario real de los venezolanos, pese a las subidas reiteradas del salario mínimo por parte del Gobierno. Esta es una realidad que nadie duda y que cualquiera que haya visitado Venezuela puede comprobar. Sin embargo, los que nos acusan de ocultarla (cosa que nunca hemos hecho), paradójicamente ocultan sus causas para evitar dar explicaciones. Eso les llevaría a explicar por qué la economía venezolana está siendo distorsionada por los grandes capitales, venezolanos e internacionales, para provocar una desestabilización política conducente a un "cambio de régimen". Nada nuevo en la historia de América Latina, por cierto.
¿Que Venezuela, a pesar de los esfuerzos realizados en estos años de Revolución, sigue teniendo problemas de corrupción, falta de inversión, ineficiencia de la administración pública, pobreza, desigualdad? Tampoco nadie lo niega, ni el propio Gobierno venezolano, como reconoce Hernández. Ahora bien, Venezuela no es el único país del mundo –y mucho menos del continente latinoamericano– que tiene problemas, aunque leyendo o viendo nuestros medios pudiéramos pensarlo. Lo grave es que con Venezuela se está construyendo un libreto desde hace años para justificar una intervención militar de tipo "humanitario", apelando a la existencia de una "crisis humanitaria" que obligue a otros países a intervenir bajo el argumento de la "responsabilidad de proteger", como en Libia. La crisis humanitaria no es talpero se trata de validarla con testimonios parciales y reportajes periodísticos sesgados. Por eso, sobredimensionar los problemas de Venezuela en estos momentos, o ponerlos como explicativos en exclusiva de la crítica situación política y económica actual es un ejercicio de mal periodismo, cuando no de mala fe. Y si no hay mala fe, hay ignorancia e ingenuidad, lo cual es muy malo para el ejercicio de un periodismo que se precie, que siempre debería indagar e ir más allá de lo aparente y los relatos oficiales.
Por último, un aspecto fundamental. Ignorar que todo lo anterior forma parte de una guerra multifactorial, híbrida, contra el Gobierno y el pueblo venezolano, por haber elegido hacer políticas soberanas en un país acostumbrado a plegarse a los intereses estadounidenses durante la IV República, es obviar la parte más importante de la ecuación. Sin ella, nada de lo que está pasando en Venezuela, ninguno de los problemas que se enfrentan puede entenderse. No lo decimos nosotros, lo dicen los propios documentos militares de Estados Unidos y las declaraciones de sus líderes políticos, donde Venezuela es un objetivo militar al que batir para beneficio de los intereses de las grandes empresas estadounidenses, principalmente petroleras. El antecedente de Irak debería ser suficiente para mantenernos alerta frente a los que nos hablan de llevar la "democracia" a países que, casualmente, tienen grandes riquezas petroleras.

PERIODISMO: VERDAD Y COMPROMISO

Un periodista puede elegir hablar de eso, del ataque a Venezuela, o bien hablar de lo malo que es su Gobierno. Prioridades, lo llaman. Curiosamente, los periodistas que publican en los grandes medios tienen siempre la prioridad de defender la versión del Estado más fuerte, escudándose en una preocupación por los sectores vulnerables. Poco importa si esos sectores vulnerables viven mejor bajo un proyecto político que intenta ayudarles con políticas sociales frente a un modelo que dice preocuparse por los pobres pero sólo los instrumentaliza a su conveniencia, como hacen las élites estadounidenses, venezolanas y también españolas. El problema es que la mayoría de los pobres venezolanos no quieren ser instrumentalizados por las élites desde hace 20 años.
Por supuesto, a la prensa española ni se le ocurre siquiera pensar que algo de lo que pueda decir el Gobierno venezolano sea cierto. Con tono suspicaz y hasta de burla, dudó del intento de magnicidio del presidente Maduro perpetrado en agosto de 2018, atreviéndose a insinuar que podría ser un "autoatentado" para justificar la "represión". Ha tenido que venir un medio tan poco chavista como CNN a reconocer que hubo un complot para el asesinato del Presidente venezolano. También The New York Times ha sacado los colores recientemente al resto de la prensa internacional, publicando que detrás de la quema de los camiones de supuesta "ayuda humanitaria" que estaban en Cúcuta esperando entrar a Venezuela, ejecutada por el Gobierno de Nicolás Maduro según nuestra prensa, se encontraban los manifestantes antichavistas del lado colombiano. Una información que, desde el minuto uno, se encargaron de transmitir periodistas de TeleSUR o La Jornada que estaban sobre el terreno pero que fue ninguneada por nuestros corresponsales en Caracas. Ambos casos tienen en común la duda sobre la versión que da una de las partes, precisamente la que luego se comprueba que está diciendo la verdad, mientras se avala sin crítica la versión contrapuesta.
Corresponde a los periodistas contar la realidad de manera plural, apegada a la verdad, mostrando la complejidad de un país que se encuentra al borde de una intervención militar que pone en riesgo la vida de todo un pueblo, chavista y no chavista. Hacer un periodismo que omite esta coyuntura y refuerza los elementos sobre los cuales se ha estado construyendo la excusa para la intervención ("la crisis humanitaria"), es una muestra de irresponsabilidad no ya periodística sino humana.
Pero, paradojas de la vida, quienes asesinan el periodismo son incapaces de ver dónde están parados y consideran más importante dar lecciones teóricas de periodismo a los no periodistas. Quizás podrían empezar a defender la profesión denunciando las presiones que muchos periodistas honrados reciben al realizar su trabajo de manera ecuánime, apostando por un periodismo auténticamente independiente de los intereses corporativos. Eso e informar con pluralidad ayudaría a recuperar un periodismo que merezca llamarse como tal, no prestándose a ser un peón más de la propaganda del establishment mundial contra un pueblo, el venezolano, que, pese a las dificultades y los ataques, sigue resistiendo para defender su soberanía y su dignidad.
La realidad se puede contar de muchos modos, sí, pero contarla sesgada es mentir. Y mentir siendo periodista debería invalidar para ejercer un oficio que, en estos tiempos de post-verdad, necesita cada vez más de profesionales valientes y comprometidos con la verdad.

Este artículo fue publicado originalmente en ctxt.