Por Voces Urgentes
03 05 2017
Es convocado una vez más el poder constituyente, esta vez con la intención de transformar el Estado y darle rango constitucional a los avances sociales plantean unos, pero sin duda debería ser para plasmar en el texto fundamental las formas del gobierno popular, avanzar en la democracia participativa y protagónica, principio central que designa la identidad política de la Venezuela Bolivariana en Revolución.
¿Era lo apropiado? ¿Estamos en el momento indicado? ¿Nos toca discutir una vez más sobre las formas y principios que las deben orientar? Varias respuestas pueden surgir a cada interrogante, pero debe quedar claro, basta con escuchar al Presidente Nicolás Maduro para estarlo, las circunstancias históricas nos trajeron hasta aquí. El feroz ataque continuo, permanente, integral y global contra la Patria, sumado a los errores propios, nos tienen en un punto de inflexión que debemos superar, la forma escogida es la más chavista posible: ¡Me la juego con el pueblo!
Otra certeza es que parte importante de la oposición tiene la guerra en su agenda, la confrontación, el generar acciones permanentes para construir la “ingobernabilidad”, son públicos y notorios los llamados, pero sobre todo los silencios que justifican y alientan el crimen, el vandalismo y la violencia. Ya a esta altura, luego de 20 días de esta nueva arremetida la presión sobre ellos (y sus amos foráneos) aumenta y con ella surgen acciones que cada vez van aumentando el tono y los saldos de muerte.
Allí la constituyente se convierte en un mecanismo para sostener a toda costa la paz, será una “mesa de diálogo” con la sociedad entera, con sus fuerzas sectoriales y territoriales, con voto directo y secreto, en el marco del cuerpo jurídico vigente, así el otro para el dialogo somos todxs y no una reducida porción de la clase política que se niega a generar espacios para la solución democrática al conflicto. Es lo expresado por todxs lxs vocerxs del gobierno pero la oposición sigue y seguirá en su plan, salir de Maduro y de la revolución a toda costa.
Por ello uno de los peligros a desactivar es que se debe garantizar la constitución misma de la asamblea y para ello el llamado a los sectores organizados debe tener varios objetivos: construir una agenda de lucha que permita construir una real unidad revolucionaria y los mecanismos para defenderla en cualquier escenario. Aquí otra certeza: el pueblo en la calle ha servido para conjurar los ataques del enemigo, pero las movilizaciones han sido convocadas en el marco de una política general, ahora toca avanzar en la movilización popular con objetivos claros para defender desde ya los avances y profundizarlos.
Esta experiencia debe ser cualitativamente distinta al proceso constituyente pasado, aquí toca defender, construir y avanzar en los procesos políticos sociales y económicos que el pueblo viene desarrollando en el marco de la lucha feroz contra las diversas adversidades, sólo los aportes que expresen los enormes vacíos jurídicos y los mecanismos que la burocracia, la corrupción y el enemigo usan para frenarnos y sus posibles soluciones serán fundamentales para adaptar la Constitución Bolivariana al nuevo escenario planteado.
Esto implica construir un proceso constituyente popular que sirva para realizar aportes pertinentes al libro de la comunidad, nuestra Constitución Bolivariana, pero en ese mismo accionar debe consolidar los mecanismos para la defensa necesaria en cualquier escenario de la organización, producción y Patria.
En el caso de no verse como proceso constituyente, popular de defensa y avance se corre un grave peligro que ya hemos visto en más de una oportunidad, se puede desatar una lucha mezquina por ser candidatx, por ser constituyentista, situación que desataría una irresponsable confrontación interna que reducirá a la mínima expresión la posibilidad misma del triunfo. En este momento de crisis, la unidad real para abordar a las mayorías será la clave para avanzar. También, hay que decirlo, no puede ser un ensayo más para entusiasmar de parte del gobierno, tiene que superar con creces las limitantes del reciente ensayo con el Congreso de la Patria, no debe ser un espacio para dirimir las internas del PSUV. En ambos casos la responsabilidad histórica debe prevalecer.
Por ello, creemos que lo principal es forjar el espacio de construcción de aportes y mecanismos permanentes de consulta con los sectores para luego de esto elegir a lxs candidatxs, nunca debemos perder de vista que es un mecanismo para sostener la paz con el enemigo al asecho.
Y es algo que no se puede perder de vista ni un segundo: estamos en días de una contundente ofensiva del enemigo que sólo en un caso extremo algunxs se sumaran a la constituyente, eso implica que debemos avanzar con la claridad del peligro que nos acecha, sobre todo por la presión internacional y las opciones que tiene el imperio para entorpecer la vida diaria de lxs Venezolanxs. Allí un doble reto para mantener la paz y la patria: avanzar con el pueblo para neutralizar a la derecha que sostiene una ofensiva y superar la crisis desde nuestras capacidades productivas.
La mayoría del enemigo no detendrá su ofensiva y sus mecanismos para sojuzgar al pueblo en el campo económico, allí esta lo central para lograr la paz duradera.
Esto nos plantea un reto importante, se debe posicionar la constituyente en dos sentidos: es un instrumento que sostendrá la paz en el país, pero también activará de forma efectiva la protección del pueblo en sus derechos económicos, a la par, no toca esperar tener los aportes en la constitución, la tarea es hoy. El gobierno junto al pueblo tiene la obligación de generar sin excusa alguna todas las acciones para garantizar la normalidad, en el marco de las dificultades actuales, sino corremos el riesgo de empujar a la gran mayoría, que no asume la violencia, pero exige soluciones concretas, a los brazos de la derecha, dando así un resultado totalmente contrario a lo esperado con la consulta popular.
Por ello el control de precio (medida gritada por miles en la pasada marcha del 1 de mayo y que el Presidente asumió, constituyendo comisión que analice su activación junto a las fuerzas organizadas del pueblo) y reforzar la producción y distribución son prioritarios, fundamentales, pero además deben estar acompañadas por mecanismos claros para activar de manera expedita, en los casos de que se detengan o sea necesario, la producción de fábricas y/o cualquier unidad productiva (pública o privada) bajo control obrero, campesino y comunal. Es un escenario previsible en el marco de la ofensiva del enemigo y debemos estar preparados.
Compartimos la postura del Presidente Nicolás Maduro, la constituyente es un mecanismo extraordinario para desactivar la crisis política generada por la derecha, pero no podemos perder nunca de vista que no es la única que vivimos y deben todas ser atendidas con la misma fórmula: con el pueblo de protagonista.
Esta convocatoria abre una oportunidad revolucionaria, sin lugar a duda, eso sí en momento adverso, en el más duro enfrentado por la revolución, eso no lo podemos nunca perder de vista que en ese marco se juega un proceso histórico y nuestro futuro como Patria.
Aquí estaremos para esa lucha, con el ejemplo de Chávez y de mil batallas vencidas de este pueblo, así se forjó nuestra historia, con victorias.
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