Desde 2002 la colección está inscrita en el Registro
Nacional del Minea
La muestra es considerada de referencia para la identificación de estos
invertebrados
Altos de Pipe, 16 de marzo de 2016 (Mariel Cabrujas M.).-
Un total del 60% de las especies de agua dulce y
salada de crustáceos existentes en El Caribe tienen su registro en la colección
que alberga a este grupo de invertebrados en el Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (Ivic).
En 50 años de estudio y custodia se ha reunido a 1.183
especímenes pertenecientes a 392 especies y 185 géneros. De estas especies, 56
fueron descritos por primera vez por el personal del instituto para formar
parte de la muestra, inscrita desde 2002 en el Registro Nacional de Colecciones
Biológicas, perteneciente al Ministerio del Poder Popular para Ecosocialismo y
Aguas (Minea).
La presencia de los 56 holotipos, es decir ejemplares
de especies nuevas para la ciencia identificadas en Venezuela, le ha valido el
tercer lugar en el continente americano como muestra con mayor número de estos
registros provenientes de la región del Neotrópico. El primer lugar lo ocupa la
colección del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsoniano
(Estados Unidos).
La mayor parte de los holotipos descritos corresponden
a cangrejos de agua dulce representantes de la familia Pseudothelphusidae.
Estos invertebrados forman parte del grupo decápodo, llamado así por poseer 10
patas, entre las que se suma el par de pinzas o tenazas característico de
algunos de ellos.
“Contamos con todos los grupos encontrados en aguas
marinas y continentales. Sin embargo, tienen mayor presencia los crustáceos
decápodos, tales como cangrejos, langostas y camarones. La colección representa
una visión bastante completa de cuál es la distribución de este grupo en el
país, lo que provee de información útil para establecer planes de conservación
a largo plazo”, indicó el curador de la colección, Héctor Suárez.
Del total de 392 especies registradas, 131
corresponden a cangrejos de agua dulce (33,42%); 106 (27.04%) están
identificados como cangrejos marinos; mientras que 62 (15,82%) representan a los
camarones marinos; y 28 (7,14%) a los camarones dulceacuícolas.
La muestra biológica es considerada de referencia pues
ofrece datos para identificar y comparar especímenes y diseñar planes de manejo
en el caso de especies en riesgo. De igual manera, cuenta con individuos que
fungen como marcadores biológicos para determinar el riesgo de colapso de
ecosistemas, pues solo habitan en cuerpos de agua sin contaminación. Los
registros acuciosos de varios géneros de crustáceos también permiten hacer
estudios prospectivos para determinar el comportamiento y situación de los
mismos.
Debido a la cantidad de especímenes registradas la
colección está organizada por lotes. Cada individuo se encuentra preservado en
recipientes con alcohol, numerado e identificado. La información también
incluye la referencia del año de la recolección, el lugar exacto y la persona encargada
del proceso. Todos los datos pueden ser consultados en el catálogo electrónico.
Conquistadores por naturaleza
Los crustáceos son un grupo de invertebrados muy
versátil. Pueden encontrarse en ríos, cuevas, lagunas, ambientes marinos y
estuarios. Su capacidad de adaptación al cambio les permite vivir en zonas por
encima de 2.200 metros de altura sobre el nivel del mar, sumergirse a 5.000
metros de profundidad, e incluso resistir temperaturas por encima de 300 grados
centígrados.
La diversidad de géneros y formas de vida que abarca a
estos seres les ha llevado a desarrollar órganos y piezas anatómicas para
subsistir. Tal es el caso de los crustáceos que abandonaron el medio acuático
para habitar el ambiente terrestre. El cambio de hogar les obligó a modificar
las branquias por un pseudo pulmón para respirar fuera del agua.
La colección alberga especies llamadas “raras”, debido
a su distribución y comportamiento. Entre estas resaltan los individuos del
género xxxx que eligen
a las agallas de los corales como hogar
y cuyo único registro nacional reposa en la muestra. De igual manera, tienen
cabida a especie de diversos países de América del Sur y del continente
asiático.
Las investigaciones realizadas gracias al registro de
estas especies han derivado en dos libros: El Sistema de Maracaibo (1973) y Los
Crustáceos Decápodos de Venezuela (1980), ambos de Gilberto Rodríguez, fundador
del muestrario en el instituto. Estas publicaciones marcaron pauta en los
estudios carcinológicos en Venezuela, Sur América y Centroamérica, debido a que
compilan el material obtenido y establecen los primeros parámetros
biogeográficos para identificar a las familias de crustáceos.
Huellas criollas
Especies endémicas venezolanas también fueron
retratadas para el registro. Microthelphusa
rodriguezi forma parte de este
conjunto y corresponde a un cangrejo de agua dulce hallado únicamente en suelo
criollo. A los representantes de este género se les puede encontrar en los
ecosistemas de la cordillera de la costa y en los tepuyes.
Las cuevas de la Sierra de Perijá, ubicada en el
estado Zulia, son el ambiente ideal para los miembros del género Chaceus, descrito en la colección. En la
cordillera del parque nacional Waraira Repano, ubicado en la ciudad de Caracas,
conviven cinco especies de decápodos que podrían estar en riesgo debido al
impacto de la actividad del ser humano. Los cinco individuos están resguardados
en el Ivic.
La colección también es refugio para la llamada
“langosta zapatilla”, recolectada en el archipiélago Los Roques y la primera de
su especie descrita para el Atlántico occidental. Crece hasta 12 centímetros y
pertenece a una población altamente fecunda.
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