lunes, 16 de marzo de 2020

Petróleo, coronavirus y Revolución



Por Eduardo Piñate R.
El año pasado por esta época, la clase obrera y el pueblo venezolano nos encontrábamos en plena lucha contra el sabotaje eléctrico, ordenado por la élite supremacista que gobierna los EEUU y ejecutado a través de ataques electromagnéticos y físicos desde territorio estadounidense y venezolano, que paralizaron durante varias semanas nuestra capacidad de generación eléctrica y afectó al sistema eléctrico nacional. Esa batalla la ganamos con la conciencia de nuestro pueblo y su unidad, la unión cívico militar y la capacidad política del liderazgo revolucionario encabezado por el presidente Nicolás Maduro. Menos de un mes antes –el 23 de febrero-, habíamos detenido las tentativas de invadir el país desde Colombia y Brasil.
Hoy, la Revolución Bolivariana y Chavista y el pueblo venezolano –que es lo mismo- enfrentamos un nuevo desafío, esta vez más grande y, si se quiere, peligroso. En medio del bloqueo criminal, las medidas coercitivas unilaterales desde EEUU y otros países, el robo de nuestros activos en el exterior y la guerra de precios interna; ahora, la acción combinada de Arabia Saudita (al impedir el acuerdo de reducción de producción petrolera en la última asamblea de la OPEP) y el incremento de la capacidad de exportación de petróleo de los EEUU, han inundado el mercado de crudos y se produjo una reducción abrupta del precio del barril de petróleo en el mercado mundial. Obviamente, esto afecta de manera negativa al ingreso nacional.
Por otro lado, estamos enfrentando la más grande pandemia que hayan conocido nuestras generaciones. Lo ha dicho el Presidente Maduro: “esta no es una crisis cualquiera”, por lo que ha tomado las primeras decisiones para enfrentar al coronavirus y detenerlo en nuestro país, entre ellas, la declaración del “estado de alarma”, el anuncio de posibles nuevas medidas muy drásticas y la exigencia a todo el gobierno, de la máxima consagración a la tarea de enfrentar esta crisis “las 24 horas del día”.
Como el año pasado y como cada vez que hemos sido sometidos a prueba, es la hora de la unión nacional, de levantar la conciencia revolucionaria del pueblo, del coraje y la determinación como pueblo combatiente, de la clase obrera para levantar la producción petrolera y desatar las fuerzas productivas nacionales, de la unión cívico militar, de estrechar filas alrededor del legado de Chávez y el liderazgo de Nicolás Maduro. Seguimos venciendo.
Caracas, 14 de marzo de 2020

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