En una maniobra agresiva, para quebrar y desplazar el desarrollo general de los comicios presidenciales, se realizó un motín en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), donde figuras políticas tomaron voz para darle ampliación mediática, saliendo a relucir la de Joshua Holt, que por ser de origen estadounidense, genera las condiciones para una intervención más acentuada del gobierno de los Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela.
En la difusión de videos que formaron parte del escenario planificado y viralizados por las plataformas digitales que operan como agentes de propaganda antigubernamentales, aparece Holt pidiendo la intervención extranjera y activando rápidamente al encargado de negocios de la embajada estadounidense, Todd Robinson, en la conducción de las acusaciones hacia el Estado venezolano, avivando las tensiones diplomáticas entre ambos países a pocas horas de las elecciones presidenciales, donde Washington espera responder reforzando sus agresiones contra el país.
¿Quién es él?
Joshua Holt es un agente encubierto estadounidense que se infiltró en el complejo habitacional Ciudad Caribia, en el estado Miranda, que forma parte de las construcciones hechas por la Gran Misión Vivienda Venezuela, y que fue detenido junto a su pareja a mediados de 2016, en el marco del despliegue territorial de la Operación Liberación y Protección del Pueblo (OLP) iniciada en 2015 para desmantelar Bandas Criminales Paramilitarizadas (BCP) en el territorio venezolano. Se encontró en su residencia materiales y armamentos de guerra, mapas estratégicos de la capital Caracas y equipos informáticos que serían utilizados con fines terroristas.
Holt, de afiliación mormona, tuvo varios viajes hacia Latinoamérica en misiones religiosas antes de llegar a Venezuela, donde contrajo nupcias con Thamara Caleño Candelo de origen ecuatoriano y residenciada en nuestro país, luego de un extraño primer contacto a través de redes sociales y de un encuentro en República Dominicana.
El matrimonio fue efectuado bajo la aprobación de las autoridades del municipio Sucre, en el estado Miranda, gobernados en ese momento por Carlos Ocariz y Henrique Capriles respectivamente, y que, según las investigaciones comandadas por el entonces Ministro de Interior, Justicia y Paz, Gustavo González López, violaba los procedimientos legales del código civil correspondiente al matrimonio civil.
A estas irregularidades sobre el arribo e instalación del extranjero en el país, hay que agregarle los rasgos que constituyen su perfil. En datos proporcionados por La Tabla, se supo que era un aficionado a las armas, dejando en sus redes sociales una manifestación pública de su pasatiempo con videos y fotografías. También tiene una licencia de piloto, avalada por la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, convenientemente omitido por Holt en su testimonio.
La cobertura misionera, por otro lado, le proporcionó la coartada para realizar viajes en 2013 a regiones estratégicas de países paramilitarizados como México y Colombia. Su estancia en Washington durante los años de 2014 a 2016, lo pondrían en contacto con operadores de servicios de inteligencia ligados al sector religioso, que lo habrían capacitado en actividades de inteligencia.
Después de ser capturado por el SEBIN y puesto en custodia en su sede en el llamado Helicoide, a Holt se le imputó el cargo de porte ilícito de armas de guerra, iniciando así el procedimiento legal condenado y atacado por parte de los Estados Unidos y a través de su embajada en Venezuela, para entorpecer el proceso mientras efectúan el lavado de imagen del acusado.
Para este fin, se han apoyado en la historia romántico-trágica de la pareja y en las presuntas afiliaciones espirituales, utilizando a los medios de comunicación para exculpar al agente infiltrado, aludiendo que las pruebas eran instigadas por el Gobierno venezolano. En diciembre de 2017, y siguiendo un libreto bien conocido entre políticos presos de "tratos inhumanitarios", la familia de Holt responsabilizó al Gobierno por un supuesto estado crítico de salud, que el canciller de la República Jorge Arreaza desmintió.
De esta forma se pretendió silenciar operaciones anteriores llevadas a cabo por los servicios de inteligencia estadounidense bajo un patrón parecido, como el denunciado por el presidente Hugo Chávez en 2005, en el que misiones religiosas realizaban tareas de inteligencia y cartografía de recursos naturales utilizando comunidades indígenas. Además buscan desdibujar comprobadas relaciones del estadounidense con senadores promotores de la política extranjera de EEUU contra Venezuela, entre ellos James E. Risch y Marco Rubio, este último patrocinador activo de la violencia armada (revolución de color) que padeció la población venezolana en 2017.
En los últimos meses, la carta de Holt fue aprovechada al máximo como núcleo mediático de la liberación de "presos políticos", exigencia irrealizable presentada por partidos de oposición agrupados en el "Frente Amplio Venezuela Libre" y los países del Grupo de Lima, para considerar las elecciones presidenciales como legítimas.
Este operador, que fue oportunamente localizado y neutralizado en sus intenciones de prestar apoyo logístico y de estrategia, reactivando las BCP desarticuladas por las OLP en la región central del país, un enclave de suma importancia geoestratética para el chavismo, es ahora instrumentalizado como recurso propagandístico que extiende las endebles justificaciones de Estados Unidos para atacar Venezuela.
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