viernes, 18 de mayo de 2018

Por qué voto


No estamos en guerra civil, no entramos en colapso social, no nos han invadido, tenemos a la oposición acorralada y descompuesta y vamos a vencer el domingo. Con cuatro elecciones ganadas en 9 meses. Para no ser Hugo Chávez Nicolás Maduro ha sacado los ceros. Porque es que Maduro no es Chávez ni Chávez era Maduro. ¿Cuántos Chávez y cuántos Maduros hay de este lado de la galaxia? No los voy a comparar porque toda comparación es odiosa, sobre todo esta comparación y más con Chávez, cada ser humano es una primicia. Sea como sea, el hecho es que con todo y grietas Maduro ha resultado el político más competente. Dime otro nombre. Uno.
Por fortuna el lado contrario, con el majareta de Trump a la cabeza anaranjada, está mostrando sus planes con un descaro pocas veces visto. No solo es supremacista anaranjado sino que revela francamente su proyecto de abolir la soberanía del planeta completo. Cualquier pueblo que asoma la cabeza le prometen o le propinan mil maldades —mira los noticieros.
Antes nos concedían graciosamente el derecho a votar, aunque luego denunciasen fffRRRaude sin pruebas. Ahora directamente no nos reconocen ese derecho. Con una soberbia poco vista, pretenden abrogar nuestra soberanía. Argumentan que las elecciones del próximo domingo son una farsa y no explican por qué, basta que lo digan porque su boca es todopoderosa. Porque no respetan a nadie, empezando por su propio decoro, que nunca supieron lo que es. Llamarles mamarrachos sería ofender a los mamarrachos. No necesito dar ejemplos, ahí están, míralos.
Las promesas de los candidatos opositores son que nuestra economía la manejen en condominio la Reserva Federal y el FMI, esa organización que impone su sadismo neoliberal en el mundo entero: todo para la banca, abolición del deber del Estado con la gente… Mira a la Argentina, al Brasil, a Chile, a España, a Francia, al Perú, a Venezuela en 1989…
No recomiendo la venganza, porque no es dulce como dicen, pero el domingo haré una egregia excepción: Venguémonos del dólar terrorista, de la triplicación sádica y diaria de los precios, de las guarimbas, de las amenazas de bombardeos humanitarios, vamos a vindicar a los nueve quemados vivos. Y a partir del 21 ahondar el desquite sacando a los tiburones del agua.

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