viernes, 5 de diciembre de 2014

La planta insolente del extranjero a la que se enfrentó Cipriano Castro


 
Caracas, 05 Dic. AVN.- Inglaterra, Francia y Alemania invadieron Venezuela en 1902 alegando el pago de una deuda que ocultaba sus verdaderos intereses: dividir el país y tomar para sí el territorio, la amazonía y el petróleo del suelo nacional. El Presidente de entonces, Cipriano Castro, fallecido el 5 de diciembre de 1924, hace 90 años, los enfrentó con la fuerza patriota y nacionalista, la misma que el comandante Hugo Chávez levantó contra el imperio norteamericano 100 años después.
El 9 de diciembre de 1902 llegan sin declaratoria previa acorazados ingleses y alemanes a las costas de Puerto Cabello y la Guaira. Venezuela los enfrenta con la pequeña y vieja flota de entonces. Castro lanza la proclama: "La planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la patria" e inicia una carrera diplomática para poner fin al bloqueo, al tiempo que prepara el alistamiento de cien mil voluntarios para enfrentar a los imperios, recuerda Luis Britto García, en su artículo de 2010 "Tres imperios invaden Venezuela".
Años después, en el exilio, Castro diría en entrevista con Enrique Gómez Carrillo, citada por Mariano Picón Salas en su biografía Los días de Cipriano Castro: "América fue libertada materialmente por Bolívar, pero siguió bajo la tutela de Europa y quien la redimió de esa tutela fui yo. A Inglaterra, a Francia, a Alemania, a Italia, a Holanda, a todos los países que quisieron imponerme su voluntad, les contesté con altivez, de igual a igual".
La acción de Castro siempre fue reivindicada por el comandante Chávez y silenciada por la intelectualidad burguesa que luego mandó junto a Juan Vicente Gómez, el dictador que traicionó a Castro y convirtió a Venezuela en una colonia petrolera y política.
En 2011, en una reunión televisada desde el Palacio de Miraflores, Chávez recordó la llegada de las fragatas alemanas e inglesas a Venezuela. "Tenían previsto dividirse el país. Las bocas del Orinoco las quería Inglaterra, viejo proyecto inglés de siglos; los alemanes querían el occidente (...) venían con ese proyecto. Cipriano Castro fue un patriota, un nacionalista, rindamos tributo".
La defensa de la soberanía nacional le valió a Castro, como a Chávez, el ataque de la burguesía. Guerra mediática y económica tuvo que enfrentar el presidente nacido en Capacho, estado Táchira, en 1958. Caricaturas ofensivas, injurias y artículos de prensa circulaban en Europa y Estados Unidos, país que ya a principios de siglo XX se disputaba con Alemania la hegemonía en América del Sur.
La postura nacionalista de Castro obligaba al presidente norteamericano, Theodore Roosevelt a interrumpir, de momento, su política de big stick "gran garrote" sobre el Caribe, zona fundamental en la pugna por el control de Suramérica.
La Revolución Liberal Restauradora

Castro emprende en 1899 la Revolución Liberal Restauradora con la que se propuso implementar nuevos ideales y nuevos procedimientos en la administración de una Venezuela empobrecida, minada de guerras civiles y de desprestigio de los políticos del liberalismo amarillo.
El 23 de mayo de 1899, junto a 60 hombres, Castro emprende una campaña de más de 1.000 kilómetros que lo llevó desde Cúcuta hasta Tocuyito, en el estado Carabobo, donde, refiere Picón Salas, el líder andino proclama: "Ya nos acercamos al Capitolio. Al trepar esa augusta altura, juremos proceder como hombres patriotas, como hombres civilizados, como hombres de bien".
Llegó Castro a la capital venezolana el 22 de octubre de 1899, tres días después de la huida de Ignacio Andrade, quien había sido elegido presidente, bajo la égida de Joaquín Crespo.
Dos tareas son prioritarias para el nuevo gobierno: ordenar el país y enfrentar la situación económica. Castro decide entonces solicitar préstamos a la banca venezolana, representada, subraya Picón Salas, por el "hombre más rico de Venezuela": Manuel Antonio Matos, liberal amarillo, "presidente frustrado" y eterno guzmancista.
En los primeros días de gobierno se concreta una reunión entre Castro y los banqueros, quienes habían dado un primer aporte y se negaban a continuar los empréstitos.
Cuenta Picón Salas que en la reunión, Matos sugirió que "partidarios de la causa" y "personas interesadas" en la estabilidad del país hicieran aportes. La cuestión era que no estaban definidos quiénes eran esas personas, dónde estaban, no había un censo ni una organización que permitiera hacer la recaudación necesaria para la refundación de Venezuela. 
Matos, hombre acaudalado como era, alegó en esa reunión que "el mal precio de los frutos y el malestar de la agricultura" impedían dar otros créditos. Además, dijo después que la política de Castro alejaba la "inversión" privada en Venezuela.
Castro decide apresar a los banqueros, quienes pocos días después salen de La Rotunda y acceden a hacer los préstamos necesarios. Matos se niega, se enemista con Castro y así, fuera de los círculos de poder en los que estuvo por al menos nueve mandatos presidenciales como el asesor financiero del país, comenzaba a organizar lo que llamó la Revolución Libertadora, que inició en 1901, con apoyo de compañías extranjeras como The New York and Bermúdez CompanyThe Orinoco Corporation y The Orinoco Shipping Company.
Comenzaba en Venezuela un proceso de intervencionismo que tuvo en Matos un aliado. Fue él quien, tras el asalto al poder de Juan Vicente Gómez, sirvió de enlace entre norteamericanos y venezolanos y formó parte de la política de concesiones petroleras que significaron 100 años de saqueos terminados con la llegada de la Revolución Bolivariana.

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