lunes, 26 de septiembre de 2016

Netflix promueve a Al Qaeda para el Premio Nobel de la Paz

La compañía estadounidense acaba de sacar al aire un documental sobre la ONG Defensa Civil Siria, conocida como los cascos blancos sirios, para impulsar su nominación al premio Nobel de la Paz.
Esta campaña de promoción de los White Helms, como se los conoce en inglés, coincide con el aval también de importantes figuras de Hollywood como George Clooney y Justin Timberlake.
Su intención es legitimar a nivel mundial una ONG, financiada por Estados Unidos y Gran Bretaña, cuyo rol se centra en producir imágenes de las supuestas consecuencias de los bombardeos rusos y sirios en las zonas controladas por los "rebeldes moderados" para justificar la posición estadounidense.
Uno de los casos más evidentes sobre esta función fue el del niño sirio Omran Daqneesh, investigado aquí por Misión Verdad, y es vendido con imágenes como esta:

El documental y el fundador

El documental de Netflix, realizado por el director nominado al Oscar Orlando Von Einsiedel, cuenta "la historia de un equipo de trabajadores de rescate voluntarios", según afirma Joshua Heating en el portal Slate.com para promocionar este corto documental.
Lo que no dice ni el documental, ni Heating, es que este grupo fue fundado en 2013 en Turquía por James Le Mesurier, ex alto oficial británico y alto representante de la ONU en lugares en guerra como Bosnia y Kosovo.
Le Mesurier tiene también en su prontuario haber sido parte de la contratista militar Olive Security y Good Harbour International, la primera relacionada a Blackwater, famosa por sus matanzas en Irak, y la segunda dirigida por Richard Clark, ex asesor de seguridad de George Bush.
La fundación del grupo en Turquía es vital para entender por qué el documental cubre la historia desde la formación de los "voluntarios" en ese país, y omite que a uno de sus dirigentes, Raed Al-Saleh, se le prohibió el ingreso a Estados Unidos para recibir un premio por su peligrosidad, tal como lo explica en el minuto dos de este vídeo el vocero de la Casa Blanca, Mark Tonner.

Al Qaeda y otros yihadistas

De acuerdo al director del corto documental, estos "cascos blancos que filmamos son un grupo de personas humildes y altamente comprometidas, que están entre los más dulces y más amables que hayan encontrado alguna vez".
Personas dulces y amables que no ocultan su simpatía por el Frente Al-Nusra, ahora renombrado Fateh Al-Sham para desvincularse de Al-Qaeda, ni tampoco se prohíben de festejar cuando éste toma una ciudad, e incluso llegan al extremo de participar en ejecuciones de los militantes de yijadistas armados, como se aprecia en la siguiente secuencia de imágenes:
Y no lo hacen porque estas dulces y amables personas en realidad pertenecen al mismo corredor de combatientes de los "rebeldes moderados", y específicamente de los fundamentalistas islámicos que nutren a los grupos de Al-Qaeda en Siria, el Estado Islámico y otros sellos armados que actúan en los sitios en que trabajan.
Esto se evidencia no sólo en declaraciones de militantes a favor de estos grupos, sino en la participación de sus militantes en los dos frentes, el militar y el humanitario, tal como se ve en el siguiente caso:

La campaña al Nobel de la Paz

Paradójicamente quien postula a esta ONG para este premio es el Instituto Medio Oriente (del que forma parte el ex embajador de Estados Unidos en Siria, Robert Ford) y la Campaña de Siria, realizada por la agencia de relaciones públicas Purpose, que recibe financiamiento del sicario financiero George Soros y tiene cuatro campañas en funcionamiento en pos de criminalizar a Siria, entre la que se encuentra, claramente, la de los famosos cascos blancos.
El corto documental de Netflix lo que hace precisamente es impulsar la imagen para conseguir el anhelado premio, e intentar blindar la credibilidad de este grupo vital para generar propaganda humanitaria anti-Siria y anti-rusa en un momento en el que sus operaciones se están cayendo por su propio peso.
Una de estas últimas operaciones, también paradójicamente, es la reciente difusión de un supuesto bombardeo a un convoy humanitario en Alepo por parte de la fuerza aérea siria, originado en imágenes donde se ve a estos cascos blancos, y la posterior comprobación por parte de imágenes satelitales rusas de que no fue bombardeado e iba acompañado por camiones con armas dirigidas a los fundamentalistas islámicos.
Ante estas revelaciones, y otras más, es que Netflix sale a darle socorro a Al-Qaeda para lavarle la imagen y hacer lo que mejor sabe hacer: propaganda.

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