domingo, 3 de abril de 2016

LAS REDES HABLAN CUANDO LOS MEDIOS SILENCIAN…



 A partir del año 2003, en Argentina, comienza a gestarse un período histórico que habrá de quedar como el más movido a nivel político-social, y el más importante en cuanto a integración regional.
Discutir, debatir sobre política se tornó algo corriente, casi como un convite obligado para intentar comprender los acontecimientos.
Fundamentalmente la juventud ha sido la protagonista indiscutible, poniéndose en los hombros la nueva construcción de conciencia social, con sus activas participaciones en cuanta urgencia requiriese asistencia y colaboración. El slogan “La Patria es El Otro” pasó a ser un motivo. Dejó de ser consigna para convertirse en acción concreta.
Ello posibilitó, no sólo suplir algunas ausencias del Estado en todos sus niveles, ausencias por deficiencias o escasos recursos, posibilitó también dar cuenta de esa fuerza edificadora de compromiso y conocimiento.
Hablamos de conocimiento fundamentalmente porque las realidades de un pueblo se las conoce estando con él y no adivinándolo desde un escritorio. La juventud se puso al hombro lo que otros eligieron ignorar o subestimar.
Gran parte de ello, como siempre, ha tenido la siempre criminal participación de los monopolios de desinformación, que más hacían para deslegitimar la solidaridad, en lugar de reflejar las realidades en todas sus envergaduras. Bueno, es parte de su nefasta tarea…

 Hubo también algo de rescate de militantes de las horas más complejas, terribles en nuestro País, cuando las persecuciones, las detenciones, torturas, desapariciones y asesinatos fueron moneda corriente y hasta vergonzosamente tolerable para cierto sector de la sociedad (¿o suciedad?).
Esas, esos militantes compartieron sus experiencias, sus convicciones, las contradicciones y particularidades que existen siempre en toda participación social.

 Todo lo antes expresado no ha sido suficiente para eliminar de cuajo el flagelo neoliberal que tanto daño ha provocado.
No ha sido suficiente como tampoco lo fueron las convicciones de muchos dirigentes políticos, sindicales, etc. Que ha  vendido por muy poco todo nuestro futuro, entregándoles al imperio global, en bandeja y sin remordimientos, todo el oro, la plata, los dólares (cuántos habrán quedado en las cuentas de los miserables vendepatria…?), dejando para ésta las generaciones venideras, deudas de las que no somos responsables.
Pero bien se han encargado los monopolios de desinformación para injertar en el consciente e inconsciente de gran parte de la sociedad que es lo mejor que nos podía ocurrir. Siempre ha sido así, y siempre han manipulado con lo efímero, lo falso, con las inconsistencias de imágenes y slogans que hacen creer el poseer algún conocimiento.
No podemos negar que algo también ocurrió de este lado. Para ejemplificar un poco, la denominada deuda externa argentina fue denunciada por Don Alejandro Olmos; esa denuncia derivó en un juicio y que obtuvo un fallo (1) que lleva la firma del Juez Ballesteros. Éste último remitió copia de lo actuado al Congreso de la Nación Argentina para su investigación. Ello, al menos hasta el presente (desde el inicio del juicio o la demanda, año 1982, hasta el presente 2016) jamás se ha conocido una investigación realizada con seriedad y patriotismo…bueno, al menos seriedad, lo otro es un término desconocido por muchos.

 Si se toman la molestia de ir hasta el fallo mencionado y leerlo detenidamente, podrán darse cuenta de algún pequeño detalle: las responsabilidades del endeudamiento de nuestro País no sólo recaen en quienes lo provocaron de manera fraudulenta e ilegítima en tiempos de dictadura, también recaen en todos y cada uno de los políticos y funcionarios que re-negociaron y renegociaron y re-negociaron una deuda que no nos pertenece… Es más, según algunas opiniones tal vez cabría la posibilidad de convertirnos en acreedores.

 De lo antedicho los monopolios nada informan, pero tampoco clarifican las redes, porque quién querría señalar a responsables de esas renegociaciones que supuestamente son fraudulentas e ilegítimas, que en estos tiempos integran listas, cuerpos políticos.
Los datos que se manejaron en los juicios por la deuda externa argentina (decimos “los” juicios porque hubo más de uno…), aparentemente darían cuenta de que las responsabilidades recaen en todas las administraciones hasta la fecha.

 Nos detuvimos en este tema porque, si bien es el tema que ha ocupado en las últimas semanas a todo el espectro de la prensa, nada se ha mencionado en esos tratamientos sobre los orígenes y responsabilidades de la deuda externa a lo largo de tiempo, a pesar de su repercusión en el presente y en las generaciones posteriores.
La falta de responsabilidad y seriedad en esto, como en tantos otros temas, nos obligan a quienes solemos circular por las denominadas redes sociales, a tomar consciencia de la dimensión del problema y asumir un rol informativo mucho más comprometido con lo veraz que con el fanatismo multiplicador de slogans.

 Las redes deben hablar ante los silencios de los monopolios, pero deben hacerlo desde la responsabilidad y seriedad que impone el rol de comunicadores, recurriendo a todo el material disponible para poder clarificar y romper la dependencia que crea la ignorancia.

 El caso de la deuda externa argentina es un caso, hay cientos, tomamos el más sensible porque es el que afecta de manera directa y perjudicial a todo el pueblo, sin distinciones (bueno…hay quienes ni les roza el tema ya que son cómplices del criminal endeudamiento). Y este caso decimos que es criminal porque por su causa se ha derramado mucha, mucha sangre en nuestra Patria. Vinculen, relacionen, sospechen y se darán cuenta de cuánto de cierto hay en lo que afirmamos.

 Las redes sociales se han convertido en armas necesarias a utilizar ante el avance de los monopolios para profundizar la desinformación; pero no podemos repetir sus recetas, no podemos repetir sus formatos y estrategias, debemos innovar con inteligencia y militancia, sin fanatismos ni obsecuencias. Lo impoluto es una metáfora, pero que ello no nos impida recurrir a la inteligencia, a la reflexión para posicionar y emitir.
 Las redes sociales ya no son lo que quisieron que creamos que eran, tribunas en donde manifestar broncas y descontentos o compartir las imágenes del último vuelo de un ave. Se han convertido en verdades trincheras de resistencia y contraataque. Ese contraataque debe realizarse con información, abundante y certera información, para así intentar correr el velo del desconocimiento del que siempre se han valido los miserables.

 Las redes son el lugar en donde poder difundir dándole la oportunidad a muchos de corroborar o desmentir enfáticamente.
Y si las redes sociales, como toda herramienta o arma que nos son entregadas por los imperialistas, se tornan dificultosas para la difusión, habremos de retomar otras alternativas, hoy casi en desuso pero muy eficaces cuando se las utiliza. Una de ellas es recuperar las plazas, los espacios públicos haciendo radios abiertas constantes, no esporádicas, con continuidad, logrando que la gente pueda acostumbrarse a recurrir a esta práctica para empoderarse del medio y así construir una real comunicación.
Saliendo de las redes, de los teclados y mezclarnos con la gente, con el pueblo, llevando la concreta posibilidad de la comunicación, sin erigirnos en dueños de nada y constituirnos en lo que en definitiva hemos optado por ser, medios. Medios para facilitar la comunicación.

 Deberíamos poder construir una gran red comunicacional desde los lugares públicos, entrelazando todas las voces posibles con todas las problemáticas y sus reclamos y fundamentalmente construyendo consciencia en relación al poder que nos puede brindar la comunicación en manos del pueblo.
Tal vez así podamos traducir en realidad eso de que las redes hablan cuando los medios silencian.

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