Luis Dávila/ Cuatro F
Las señales son evidentes. Nacido de una estrategia política con el fin de presionar artificialmente los índices de inflación en Venezuela, el llamado dólar paramilitar -también conocido como marcadorDolarToday– encontró un aliado natural en las mafias de cambistas de Cúcuta para generar una alianza capaz de producir una masa monetaria que justifique su existencia y, al mismo tiempo, sirva para incrementar el oscuro negocio del contrabando de combustible y bienes básicos, eje de la economía del departamento colombiano del Norte de Santander.
El “torniquete” aplicado en las siete zonas de seguridad que ahora conforman la frontera con el país neogranadino, deja sin sustento material al marcador proveniente de Miami y, de nuevo en contra de toda lógica económica, empieza a experimentar movimientos tan erráticos que resultarían extremos para una cotización seria. Hay que recordar, por ejemplo, que en cualquier mercado de acciones a nivel mundial, el movimiento hacia arriba o hacia abajo de más de 20% en el valor de una acción implica la suspensión inmediata de la cotización, porque se entiende que algo atípico está ocurriendo. El economista y miembro del equipo asesor de Lorenzo Mendoza, Miguel Ángel Santos, decía por estos días en su cuenta de la red social Twitter que: “Para entender el dólar paralelo, más que hablar de fundamentos, hay que pensar cuánto cuesta un pan francés caliente en la cárcel de Tocorón”, dejando mal parada su reputación como analista de temas financieros, porque la metáfora del pan en la prisión se denomina especulación en términos económicos, porque supuestamente se refiere al alto precio de un producto debido a la escasez y no como consecuencia de su estructura de costos, y este fenómeno sí sería un elemento de lógica para caracterizar los movimientos del extraño marcador que sube y baja sin mayor sentido .
Respecto a la ausencia de fundamentos, coincide con la mayoría de los economistas venezolanos, comenzando por Luis Vicente León, que están de acuerdo con la inexistencia de parámetros reales en este método para calcular la paridad del bolívar respecto al dólar. Por Twitter señaló: “El mercado paralelo es opaco, volátil y, sobre todo, manipulable y de eso se trata muchos de sus movimientos, hacia arriba o hacia abajo”. Esta fue la argumentación utilizada por el Banco Central de Venezuela ante una corte de los Estados Unidos en donde solicita la prohibición de publicar la cotización.
De allí que resulte insólita la reciente afirmación de un medio nacional, según la cual muchos comerciantes estarían “devolviendo” importaciones supuestamente realizadas con miras a la temporada decembrina, debido a los anuncios gubernamentales de castigar con todo el peso de la ley los cálculos de precios realizados con el llamado dólar guarimbero. Resulta obvio que una transacción efectuada por los “caminos verdes” como los que caracteriza esta cotización, no podría contar con los soportes legales que la justificaran, por lo cual es más que improbable que los desconocidos comerciantes a los que hace alusión el medio hayan tenido intención de importar usando este valor como referencia de precio.
Mercado falaz
De acuerdo al economista Tony Boza, todo el aparataje que teóricamente sostendría los métodos por el cual se rige el dólar paramilitar están errados. “Eso del mercado de Cúcuta es una falacia”, sostiene al afirmar que en cualquier mercado cambiario las distorsiones entre las cotizaciones oficiales y los mercados paralelos son pequeñas. Explica que en Colombia, por ejemplo, el cambio paralelo en ciertas ocasiones ha resultado más barato que el oficial, debido al fenómeno del lavado de dinero que inunda de dólares la economía. “En Argentina el llamado dólar blue no supera en más de un 25% la cotización formal”. En el caso venezolano la diferencia es abismal y, lo peor del caso, es que el mercado que origina el valor –ubicado del otro lado de la frontera venezolana- es totalmente oscuro e inauditable.
– Existen dos teorías por las cuales ciertos actores económicos han tomado el dólar paramilitar como su referencia para fijar los precios en Venezuela, la primera es que deben cuidar los costos de reposición previendo una posible escasez de dólares. La segunda señala que se trata de una trama política para impulsar la inflación y generar un descontento hacia la gestión gubernamental en época electoral. A su juicio ¿cuál sería la correcta?
Las dos lógicas operan. Cuando no se tiene posición de dominio de mercado es posible que se puedan querer estimar los costos de reposición, además de que las ganancias se incrementan notablemente, lo cual siempre ha sido una característica del comerciante local. Los que sí tienen posición de dominio, usan los llamados precios de transferencia, en donde las corporaciones inflan los costos de la materia prima que importan, por lo general desde filiales de la misma corporación y así los precios suben sin que pareciera mediar una lógica económica, pero sí un componente político.
Así las cosas, algunos analistas del ala opositora señalan que la caída y posterior alza del dólar guarimbero no es más que una “toma de ganancias” en donde habría un efecto rebote en corto plazo, y desde un diario nacional se informa que el marcador podría llegar hasta los 2 mil bolívares para fines de año, en lo que supondría una clara estrategia dirigida a afectar el incremento del ingreso real de los trabajadores, una de las principales “banderas” del bando opositor en la campaña electoral.
Así las cosas, algunos analistas del ala opositora señalan que la caída y posterior alza del dólar guarimbero no es más que una “toma de ganancias” en donde habría un efecto rebote en corto plazo, y desde un diario nacional se informa que el marcador podría llegar hasta los 2 mil bolívares para fines de año, en lo que supondría una clara estrategia dirigida a afectar el incremento del ingreso real de los trabajadores, una de las principales “banderas” del bando opositor en la campaña electoral.
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