Vocablos indígenas como chocolate, tomate, bohío, cazabe, cachicamo, ají y canoa fueron asimilados por los ibéricos durante los contactos iniciados entre ambos grupos humanos en el siglo XVI. Más recientemente, la Real Academia Española (RAE) ha aceptado tecnicismos ingleses relacionados con la tecnología, tales como internet, blog, hacker, wifi, tuit, drone y chat.
¿Qué nos sugieren esos préstamos lingüísticos, en un mundo con casi 600 millones de hispanoparlantes (de los cuales unos 500 millones lo hablan como primera o segunda lengua) y donde el español es el idioma oficial de 21 países? Similar a los seres vivos, el idioma aprende cosas nuevas para sobrevivir. Evoluciona, cambia, se renueva constantemente, porque así lo hacen sus creadores.
“Las lenguas no tienen una vida independiente de sus hablantes y es interesante cómo a través del español se transfirieron muchos indigenismos a otras lenguas”, explicó el jefe del Centro de Antropología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Horacio Biord Castillo.
Siempre ha habido interacción entre el idioma español y las lenguas nativas y de esa relación histórica han surgido alteridades y aproximaciones, indicó la docente Rosalina García, individuo de número de la AVL y miembro de número de la Academia de Historia del Estado Miranda.
Para el individuo de número de la AVL, Rafael Arráiz Lucca, es fundamental la preservación de la memoria histórica para que las generaciones venideras la conozcan, bien sea a través de la transmisión oral o la palabra escrita. “Sobre esto no hay nada que discutir: hay que hacerlo”, informó el historiador.
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