OPINIÓN
*Miguel Ugas
El gobierno bolivariano ha esgrimido ante la opinión pública nacional y mundial un conjunto de evidencias que hablan por sí solas de la conjura que la ultra derecha venezolana, monitoreados por agentes del imperialismo estadounidense, tenía montada para intentar trastocar el desenvolvimiento constitucional del proceso político que los venezolanos nos hemos determinado desde hace 16 años.
Conjura que, al ser develada, pone en la picota a los responsables directos de tan aviesos propósitos, a los cuales, naturalmente, les corresponderá responder ante las instancias jurisdiccionales de las acciones que se les atribuyen, gozando para ello, como debe ser, de todas las prerrogativas procedimentales. Ese es el procedimiento que se estipula en cualquier sociedad ajustada al estado de derecho como es el caso de la Venezuela contemporánea, a diferencia de aquellas sociedades en las que se apela a la represión sin más, como era el caso, de la Venezuela cuartorrepublicana en la que se aplicaba, el precepto betancourista “dispara primero y averigua después”, violándose, además, toda la normativa existente.
Jugando a dos bandas
Es bastante aleccionadora y moralizante la iniciativa del gobierno presidido por Nicolás Maduro de llevar a juicio, ante los organismos competentes, no sólo a los oficiales de la Fuerza Aérea, destinados a ser los ejecutores directos de las acciones subversivas previstas en la llamada Operación Jericó o Salida II, sino, también, a los máximos conjurados en el ámbito político (Leopoldo López, que ya lleva un año detenido y estando enjuiciado por su responsabilidad en la Salida I, María Machado, imputada por la misma causa y Antonio Ledezma, cuya detención preventiva se acaba de producir).
Sobre este trío recae las responsabilidades de lo acontecido en los últimos meses que dejó el triste y lamentable saldo de decenas de muertos y centenares de heridos y cuantiosas pérdidas materiales y afectaciones psicológicas en la colectividad nacional; por supuesto, tales causales tendrán que ser demostradas, debidamente, en los juicios respectivos por las autoridades competentes.
Múltiples son las evidencias que se han recabado para encausarles siendo la última de ellas la firma de un Manifiesto en el que llaman a la conformación de un gobierno de transición, desconociendo lo previsto en la vigente Carta Magna de la República Bolivariana de Venezuela, publicado en páginas web y en el diario El Nacional, el pasado 11 de febrero y en el que entre otras “perlas” señalan que de concretarse sus propósitos están en condiciones de “restablecer a cortísimo plazo el abastecimiento normal de alimentos”, o sea, ellos mismos develan, impúdicamente, la conexión que mantienen con los empresarios acaparadores que han sometido a los venezolanos a la zozobra de las últimas semanas por la escasez provocada de alimentos y productos diversos.
Pero está claro, que en esta trilogía no se limita las responsabilidades de los graves hechos que han sido señalados. El propio Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, ha subrayado la tendencia de otros personajes a hacer política”jugando a dos bandas”, es decir, por un lado, manteniendo la apariencia de la apuesta democrática pero, por otro lado, alimentando la salida golpista e insurreccional; este es el caso patético de Julio Borges que hace uso de su condición de diputado para intentar disfrazar sus aventuras golpistas y soliviantadoras del orden legítimamente constituido.
Cuéntamelo todo
En diversos documentos y testimonios aparece este diputado mirandino, alto dirigente de la agrupación política Primero Justicia, involucrado en la componenda anticonstitucional; desde hace rato ha estado jugando a la dualidad política, realizando sus fintas opositoras en el Parlamento Nacional pero al mismo tiempo atizando la candela de la subversión; últimamente quien lo señala relacionado con esos menesteres, fin de mundo, es su congénere Patricia Poleo, quien desde el programa radial “Cuéntamelo todo” que mantiene en una emisora en su exilio dorado de Miami, lo acusa, no sólo a él, de mantener y buscar estrechos contactos con círculos militares dentro del afán de dar al traste con el proceso político que soberanamente nos hemos determinado los venezolanos.
Y el caso de Borges, es similar al de su copartidario Henrique Capriles Radonski, gobernador ausente de Miranda, también, señalado por la Poleo como incurso en menesteres antidemocráticos; por supuesto, la mención de la autoexiliada mayamera no es para criticarles sus propósitos a Borges y Capriles, pues son compartidos por ella, sino para cuestionarles por la ineficacia que han demostrado en los escarceos con militares.
Los tableros de Capriles
Pues bien, lo cierto es que el gobernador Capriles, desde hace rato, aparece involucrado en actividades frente a las cuales no da la cara, es su inveterada costumbre de no rendir cuentas de sus acciones, el no actuar de frente sino por mampuesto,… pero tanto llega el agua al cántaro hasta que lo parte. Y este es el caso del señor flaco Capriles que apela al dualismo de ejercer un cargo de elección popular y, al mismo tiempo, atenta contra el sistema político que le ha permitido ostentar altas responsabilidades: alcalde de Baruta (2 períodos), gobernador de Miranda (va por su segundo período) y candidato a la Presidencia de la República, en dos ocasiones, manteniendo, al mismo tiempo, en todo ese periplo, el afán conspirador; mayor inconsistencia imposible.
Capriles cuando la Salida I, guabineó al principio para luego decir que estaba condenada a fracasar porque no tenía pueblo, ahora con la Salida II que si tendría pueblo, así lo presagiaba por el descontento popular que originaría la escasez inducida de productos, y con el Plan Jericó, el golpe azul de oficiales de la fuerza aérea en marcha, se envalentonó para declarar que él jugaba en varios tableros, es decir, en la doble banda. Hasta aquí le llegó el carburo, es el momento de darle Jaque Mate a ese perverso juego.
*miguelugas@gmail.com
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