Jaime David Farías Delva / 3 de febrero de 2020
Más de tres meses de resistencia social que el pueblo chileno viene dando desde ese 18 Octubre 2020 y el gobierno de Chile no responde a las demandas, exigencias mínimas que estos les han hecho: Un salario digno, más allá de las migajas que ha otorgado, fin de las AFP, salud digna y gratuita para el pueblo, educación gratis para todos los jóvenes, transporte gratuito para aquellos que se dirigen al trabajo, etc. etc.
Sin embargo, Sebastián Piñera y sus aliados de clase, junto a los partidos autodenominados de oposición, han avalado una serie de medidas, las que buscan legalizar aún más la represión, la tortura y las atribuciones en contra de la sociedad civil, que hoy se manifiesta en la calles de todo Chile; aquel que ose oponer resistencia a las fuerzas de “orden”, solo recibirá de parte de esta golpizas y apremios ilegítimos, como los sufridos esta semana por un joven de 18 años en la comuna de Puente Alto, a manos de a lo menos 10 carabineros, que le propinaron patadas, palos, golpes de puño, etc., y el asesinato de un joven de 36 años hincha del club de fútbol Colo Colo, quien fue embestido por un camión de carabineros. Estos casos se suman a los más de 35 muertos, 400 con pérdida ocular, 3000 presos políticos de la revuelta, violaciones a menores de edad, etc., etc.
Muchas preguntas surgen por estos días, ante la indolencia, que por lo demás, siempre han mostrado a lo largo de la historia de este país aquellos que detenta el poder y someten al pueblo con sus decretos, mentiras y falacias, y que han tenido y tienen como propósito obtener ganancias y más ganancias a costa del sacrificio de un pueblo que por siglos y décadas ha tratado de ser fiel a lo que se les ha ofrecido en discursos y alocuciones por parte de políticos, acostumbrados a realizar acuerdos inter-burgueses, en la idea de ser un país que avance en “paz”, pero que siempre termina siendo traicionado a la luz de todo aquello para lo que fue convocado, llámese plebiscito del 88, elecciones 89 y hoy la trampa del proceso constituyente, donde todos quieren sacar una tajada de esta torta, para ingresar en un nuevo periodo de adormecimiento del pueblo chileno.
Quizás las grandes preguntas que muchos se hacen o se podrían hacer, son las siguiente: ¿En Chile se estará engendrando una insurrección?, ¿El bloque en el poder está buscando agudizar el conflicto, en la idea de eliminar del mapa a todo aquel que no esté de acuerdo con su modelo capitalista monopólico-financiero?, ¿ El gobierno de Piñera invierte en seguridad y recursos represivos, porque se prepara a enfrentar mayor rebeldía popular, en su afán de “orden público” que permita a sangre y fuego alcanzar sus objetivos estratégicos de agigantar el mercado?
Lo concreto es que estamos ante un sujeto social, que le está haciendo un gallito al sistema, pero este gallito, revuelta, o levantamiento popular, llámese como quiera, no tiene una dirección, más bien se observan una serie de asambleas en diferentes comunas, junto a la “coordinación”, si es que se le puede llamar así, que se da por las redes sociales, que por lo demás, responde al fenómeno comunicacional que hoy se vive en el mundo entero y que al parecer ha reemplazado a las convocatorias como las de antaño.
Ahora bien, si en Chile se está a las puertas de una revolución o insurrección, no se observa una dirección orgánica que esté empeñado en ese afán, pues la confianza perdida en las orgánicas partidarias de parte de la sociedad chilena, ha hecho que estas se agrupen espontáneamente a través de celulares y computadores; redes sociales y una que otra asamblea popular, que al ser tan amplias se diluyen en sus diferencia, dejando abierta la correlación de fuerzas nuevamente al poder político inter-burgués, que han instalado su agenda constituyente, que no es más que otra trampa de la clase política oligárquica y patriarcal.
¿Chile podrá realizar una revolución con un cambio de paradigma, que lo lleve a esa tan anhelada nueva sociedad?…….los próximos meses serán cruciales para esta respuesta. O los “chilenos despertaron con sueño” o realmente “Chile despertó para cambiar el modelo económico capitalista monopólico-financiero, extractivista y patriarcal”.
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