Por: Roy Daza
El fracaso estrepitoso de la política económica neoliberal de Mauricio Macri en Argentina; la aguda crisis política en Perú; el caos que genera Duque en Colombia; y el fuerte rechazo que se teje en torno a Bolsonaro, dentro y fuera de Brasil, además del inicio de un juicio político a Trump, marcan un giro en la situación política de la región, que tiene como signo más peligroso las agresiones y el bloqueo comercial y financiero sobre Venezuela y Cuba.
Estamos frente a una convulsión política a escala continental.
¿Qué puede esperarse de las elecciones presidenciales en Bolivia, Uruguay y Argentina?
Resulta aventurado hacer vaticinios electorales, pero lo que sí es un hecho, es que en los tres comicios de este octubre las fuerzas progresistas se están disputando el poder político con la derecha, en una lucha sin precedentes.
Y no es posible soslayar la resistencia de los ecuatorianos, las del pueblo de Honduras, -donde la izquierda es claramente mayoritaria-, así como también, las ejemplares luchas de los indígenas y campesinos en Colombia, que reclaman al mismo tiempo el cumplimiento de los Acuerdos de Paz de La Habana y la reivindicación fundamental de la tierra, de financiamiento, de nuevas condiciones de comercialización de sus productos, de democracia, de respeto, de paz…
¿Qué impacto tiene el proceso de transformación que se está desarrollando en México, sabiendo como sabemos que la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador es el resultado de décadas de intensas movilizaciones populares y del descalabro de la clase política oligárquica?
¿Cómo se inscribe –en este cuadro- el surgimiento de corrientes socialistas en el seno del Partido Demócrata de los Estados Unidos, un nuevo liderazgo de izquierda que no se queda en los reclamos parciales y que va por más?
Y también es necesario afirmar que la respuesta democrática del pueblo cubano a la situación que enfrentan, a través de un proceso constituyente de amplia participación, no solo es exitoso, sino que es un indicativo exacto del nuevo signo de los tiempos.
Acontecimientos que estremecen la realidad política se expresan en esta tierra de Simón Bolívar y Hugo Chávez, por encima de los fake new, y de todas las maniobras la verdad se abre paso. El chavismo y la oposición constitucionalista encuentran la ruta para re-institucionalizar la Asamblea Nacional, el plan golpista –dirigido desde Washington- se quedó sin piso social, al fracasar la fantasmagórica presidencia interina del “autoproclamado”, y ello tiene un efecto en doble dirección: por una parte, los golpistas quedan aislados y derrotados, y por otra, la agresión del Gobierno de los Estados Unidos se profundiza.
Lo cierto es que la movilización popular, la unidad cívico-militar, la creciente solidaridad internacional, y la conducción política acertada del Presidente Maduro y la dirección colectiva de la Revolución Bolivariana, ha hecho posible que no solo resistamos, sino que avancemos en esta lucha desigual y heroica contra el imperialismo.
Estamos ante un giro político en América Latina, hoy, más que nunca, tiene vigencia la consigna que nos dejó Chávez en su despedida: “Unidad, lucha, batalla y victoria”.
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