La Permacultura se perfila
como alternativa a los modos de vida imperiales
En Venezuela, existen iniciativas de diseño arquitectónico y sistemas de
producción alimenticia basados en esta alternativa ecológica.
Altos de
Pipe, 19 de junio de 2015.- Vanessa Ortiz Piñango
vortiz@ivic.gob.ve
Las
relaciones de poder impuestas por los conquistadores europeos en la colonia,
basadas en el origen racial o étnico, no solo siguen vigentes en los ámbitos
económico, político y laboral; también afectan la forma como la humanidad
piensa, siente y actúa frente a la naturaleza, considerada como una proveedora
de recursos sin ningún otra función por desempeñar.
Una
manera de contrarrestar la colonialidad del ser es la propuesta de la
permacultura, que a pesar de ser un movimiento incipiente y en plena formación,
“debe ser adaptado a cada realidad particular y tratar de romper las
estructuras dominantes para que realmente funcione”. Así lo explicó la tesista
de la Escuela de Sociología de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y
estudiante asistente del Centro de Estudios de la Ciencia del Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Helga Nogales.
El
término fue acuñado por los australianos Bill Mollison y David Holmgren, para
hacer referencia a un modelo permanente de cultivar la tierra. Con el tiempo,
se amplió el concepto para incorporar lo cultural como factor determinante para
la sostenibilidad del planeta.
Surgió
a mediados de los años setenta, poco después de la Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Humano celebrada en Estocolmo, el primer evento de
envergadura que organizó la ONU para llamar la atención sobre temas ambientales
de interés global.
Durante
un seminario organizado por el Centro de Estudios de la Ciencia del Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Nogales informó que la
permacultura llegó tanto a Latinoamérica como al territorio nacional a
principios del siglo XXI, sumando en la actualidad alrededor de 20 grupos de
trabajo en varias regiones del país.
Entre
esas experiencias figuran la Granja Integral Bambusa, construida en el sector
Táriba del estado Táchira; y la Fundación Pachamama Venezuela, ubicada en la
Bahía de Patanemo del estado Carabobo. Nogales informó que mientras Bambusa se
enfoca más en el diseño arquitectónico duradero, Pachamama usa la permacultura
como una herramienta para la separación definitiva con el sistema
moderno/colonial imperante.
Cuestión de elegir
“El
hombre no siempre destruyó lo que lo rodeaba; fue con el capitalismo que
empeoró su accionar. La colonialidad ha alterado la relación entre los seres
humanos y la naturaleza”, dijo.
A
su juicio, la permacultura debe incluir el pensamiento político y visibilizar
los modos de vida ancestrales, “por ser estos la referencia más cercana en
cuanto a que es una cultura que ha permanecido con relativa armonía con la
naturaleza”, indicó Nogales.
Por
su parte, el investigador del Centro de Estudios de la Ciencia del Ivic, José
Miguel Cruces, reflexionó sobre las raíces del patrón colonialista en la
alimentación del venezolano, tomando como ejemplo el caso del trigo. Esta
planta espigada familia de las gramíneas “no se puede cultivar aquí por razones
estrictamente ecológicas (necesita más horas de luz solar para fructificar),
pero nos molesta no comer pan”, dijo.
De
acuerdo con Cruces, Venezuela es uno de los países suramericanos más
colonializados y el gusto por los alimentos hechos con trigo lo demuestran.
Esta planta espigada familia de las gramíneas “no se puede cultivar aquí por
razones estrictamente ecológicas (necesita más horas de luz solar para
fructificar), pero nos molesta no comer pan”, dijo.
Con
respecto a la factibilidad de implementar la permacultura en nuestro país, el
sociólogo del Centro de Estudios de la Ciencia del Ivic, Marx Gómez, aclaró que
es una de las alternativas más viables para luchar contra la soberbia que ha
caracterizado a la sociedad occidental.
“Es
una opción para transitar a una sociedad pos-rentista y pos-capitalista, pero
no hará desaparecer la colonialidad del poder por arte de magia; esta es una
lucha constante por re-pensarnos, re-existir, sentir y hacer de distintas
formas, para desplazar esa racionalidad instrumental que se ha erigido como
razón universal, dejando por fuera otros modos de vida al catalogarlos como
irracionales”, aseveró.
Entorno
construido, herramientas y tecnología, cultura y educación, salud y bienestar
espiritual, finanzas y economía, así como la tenencia de la tierra y
gobernación comunitaria, son los siete aspectos o pétalos que conforman la flor
del sistema de diseño permacultural, sin los cuales resultaría imposible
sostener a la humanidad del declive energético.
Con
el seminario de permacultura finaliza el ciclo de conferencias Rasgos de la
colonialidad en Venezuela: activando opciones decoloniales. Sonidos,
imaginarios, historias y vidas, impulsado por el Laboratorio de Ecología
Política del Ivic, a cargo de María Victoria Canino.
Según
el peruano Aníbal Quijano, la colonialidad es “la 'racialización' de las
relaciones de poder entre las nuevas identidades sociales y geo-culturales”.
En
cuatro sesiones de discusión, se analizó el impacto de la colonialidad en
diversas manifestaciones culturales venezolanas, como la música clásica, la
actividad petrolera, la enseñanza de la historia y la permacultura.
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