martes, 21 de enero de 2020

POR QUÉ WASHINGTON CONSIDERA A LA GUARDIA REVOLUCIONARIA DE IRÁN UNA ORGANIZACIÓN TERRORISTA


9 Abr 2019
El pasado 8 de abril, la Casa Blanca incluyó al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI) en su lista de organizaciones terroristas. En respuesta, la República Islámico designó a los Estados Unidos como una organización extremista.
El presidente iraní, Hassan Rouhani, dijo que Washington es el principal agente terrorista del mundo, mientras Israel aplaude la medida estadounidense.
Sería la primera vez que Estados Unidos designa a una agencia estatal como una organización terrorista y considera a Irán una amenaza fundamental a su seguridad nacional. "Si estás haciendo negocios con el CGRI, estarás financiando el terrorismo", alegó Trump. ¿Por qué tanta beligerancia?
El CGRI fue creado para defender el nuevo sistema implementado por la revolución islámica, al mando del ayatolá Alí Jamenei.
Se estima que más de 150 mil miembros pertenecen a los CGRI como personal activo. Tiene sus propias fuerzas de tierra, marina y fuerza aérea, supervisa armas estratégicas de Irán como sus misiles balísticos y tiene una importante participación política y económica en el país persa.
Este componente militar ha sido clave en la financiación, entrenamiento y facilitación de recursos a organizaciones milicianas e irregulares alineadas al Eje de la Resistencia como Hezbolá en el Líbano y la Fuerza Quds en Siria. Han sido un agente importante para frenar los planes de los Estados Unidos en Medio Oriente, cuestión que ha irritado a la administración Trump en específico, además de los halcones y neoconservadores.
Siendo Irán un enemigo fuerte para Washington, la Casa Blanca ha decidido aumentar la presión mediante asfixia finaciera y asedio diplomático. Al declarar a ese país como organización terrorista, aumenta la posibilidad de que la República Islámica no pudiera hacer futuros negocios con aliados y socios cercanos a los Estados Unidos, así como no permitir unirse en asociación comercial junto a otras empresas europeas y norteamericanas por temor a sufrir sanciones estadounidenses.
Es una política similar usada contra Venezuela, que como Irán también es un país petrolero importante en la arquitectura de la OPEP.

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