Por Humberto Gómez/ La Caracola/
Recientemente los camaradas del PCV y del PPT, miembros integrantes del Gran Polo Patriótico, –y suponemos que otras organizaciones de ese frente político lo comparten– señalaron que las críticas hechas por Jorge Giordani en su infeliz y malvado documento, pueden ser un punto de partida para un gran debate sobre los problemas económicos y políticos que se viven en el país.
A nuestro juicio poner como condicionante o asumir como válidas las críticas de Giordani para iniciar un debate nacional entre el amplio campo revolucionario bolivariano y chavista es un error político, más bien pareciera que se intenta reivindicar a Giordani quien acaba de cometer un gravísimo error, no de hacer públicas sus desavenencias o lo que él estima se debe corregir en el plano económico, sino el pérfido ataque al Presidente, a su presidencia y a las políticas gubernamentales para ubicarse muy cercanamente a la derecha más reaccionaria y al imperialismo, quienes le dieron la bienvenida a sus “oportunas” declaraciones anti maduristas, y bendijeron tan inesperado “aporte” a la causa subversiva y contrarrevolucionaria de quién fue, nada más y nada menos, que el poderoso ministro de economía de la Venezuela revolucionaria por 15 años.
Ya lo dijimos en anterior trabajo: de los enemigos, de los adversarios, de la oligarburguesía, de la derecha fascista, del imperio yanqui hay que defender a la Revolución bolivariana y chavista hasta de sus errores, porque precisamente los errores o desaciertos que se puedan cometer o se cometan deben ser sometidos a la crítica de los revolucionarios para ir hacia su corrección.
Darle beligerancia política al Giordani advenedizo, desleal; plantear ir a la discusión de los problemas económicos o de otra naturaleza, constituye de bulto un craso error político que pudiera ubicar a sus proponentes en una posición innecesariamente frontal contra el Gobierno revolucionario con el pretexto del debate.
Igualmente la actitud del profesor Navarro, de la camarada Ana Elisa Osorio de solidaridad automática con Giordani se puede entender por los nexos de amistad, generacionales incluso, de dejarse arrastrar por la oleada antimadurista desatada por la mediática de la derecha quién está haciendo fiesta por todo el escándalo que desató la carta del exministro. Igualmente pudiéramos considerarla como otro error político porque al hacerla pública puede presentarse como una seria fisura en la unidad del bloque revolucionario cuando, evidentemente, no es así.
Pudiera interpretarse, para un debate posterior, que la actitud de Giordani, Navarro y Ana Elisa Osorio plantean el problema desde un punto de vista generacional, de la significativa presencia de jóvenes ministros en el Gabinete Ejecutivo: ministerios de Educación, Educación Universitaria, Mujer, Indígena, Juventud, Deportes, Vice Presidencia, entre otros, dirigidos por camaradas no mayores de 40 años, y los cuales son señalados como carentes de conocimientos y experiencia para el desarrollo óptimo de las funciones de los ministerios que dirigen. Eso es no entender que la política de promoción de cuadros impulsada por el Comandante Supremo Hugo Chávez ha sido continuada por Maduro, y no todos son unos jóvenes, hay dirigentes de la estatura de Rafael Ramírez, por ejemplo, que pasan de los 60 años. Pero en el fondo Giordani plantea un falso enfrentamiento generacional.
Vistas así las cosas las presuntas críticas que Giordani asoma en su documento y que tanto el PCV como el PPT consideran válidas para iniciar la discusión y el debate político, a estas alturas del partido pasaron a un segundo plano para centrarse en el problema de la unidad dentro del PSUV. Un exministro del gabinete de Nicolás Maduro lo calificó nada más y nada menos que de estalinista. Desproporcionada y cruel acusación venida precisamente de una persona que contó con los favores y el apoyo del propio Presidente de la República y fue nombrado ministro y que salió del mismo no precisamente por sus acertadas ejecutorias, que aprovechó la salida de Giordani porque fue relevado del cargo –el que por cierto no debió ser ratificado en su cargo en el primer gabinete ministerial de Maduro, por ser responsable de la devaluación del bolívar de febrero de 2013 y que casi cuesta la victoria electoral del 14 de abril– y en venganza, aprovechó la situación creada por Giordani y osó llamar estalinista al presidente haciéndole, evidentemente el juego a la derecha que desde siempre ha acusado a Maduro de dictador.
El propio Presidente Nicolás Maduro –el presidente más atacado, acosado, vituperado, verbalmente agredido, acusado de dictador, déspota y cuanto adjetivo se le ha ocurrido a los enemigos históricos de nuestro proceso revolucionario en tan solo 14 meses– ha hecho algunos señalamientos en respuesta a las agresiones de Giordani y a la ligereza de los camaradas que públicamente lo han apoyado. Destaca la posición clasista, pequeño burguesa tanto de Giordani como de otros camaradas que lo han apoyado y resalta su soberbia, prepotencia, ausencia de humildad y autocrítica en toda su conducta y, sobre todo, el momento en el que realiza su feroz ataque, cuando está en marcha todo un proceso de conspiración y subversión abierta y de golpe de Estado continuado.
El presidente Nicolás Maduro ha llamado a todo el universo revolucionario venezolano a cerrar filas en torno al gobierno, en torno a la defensa de su liderazgo y al partido, a que no se debilite precisamente esa unidad que es lo que busca el enemigo fascista y el imperialismo y que Giordani y otros y otras camaradas le hacen, consciente o inconscientemente, el juego, poniéndose de relieve en general una asombrosa ingenuidad política y un bajísimo nivel de consciencia revolucionaria, de madurez política. De no entender que lo que está en juego es el problema del poder político para una Revolución y eso bajo ningún aspecto se puede permitir, porque se ponen en peligro los gigantescos y colosales avances y logros alcanzados por el proceso revolucionario en estos 15 años.
Mientras el gobierno continúa avanzando con sus múltiples políticas que benefician y hacen avanzar al país y al pueblo, lo contacta en la política de Gobierno de calle, enfrenta la guerra económica y la está venciendo, golpea duramente el contrabando, el terrorismo, el golpe mediático y la subversión; se apoya en las UBCh y las bases del partido a nivel nacional, se debate y discuten las políticas en los organismos partidarios y se hacen las críticas que hay que hacer a las políticas y se realizan múltiples propuestas y sugerencias, como es costumbre los sectores “rebeldes” se atrincheran en los medios y parece hacer no un debate sino una incesante e inútiles cadena de acusaciones que confunden a los camaradas de menor nivel político e ideológico.
(humbertocaracola@gmail.com) (@hgcaracola)
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