viernes, 29 de noviembre de 2019

No existe vida bajo el sistema mundo capitalista: Frente a este-otro golpe desde Bolivia.


Carta abierta de Humberto Cárdenas Motta, poeta y antropólogo, militante de la vida, exiliado de esa tierra, Colombia, que forjó el denso tejido intelectual con el que se enfrenta al sistema capitalista de muerte.
Hermanos y hermanas de Nuestra América:
Ante el andar afanoso de la muerte bajo la forma de un golpe contra los pueblos de Nuestra América en Bolivia, que no es más que el andar afanoso del capitalismo depredador y criminal, tal como lo viven los pueblos del mundo, expreso:
No existe vida bajo el capitalismo. El capitalismo es un sistema global para la producción y acumulación de riqueza. Para producir y acumular riqueza el capitalismo expropia, explota y oprime a los pueblos del mundo. Por lo tanto, me corrijo: no existe vida bajo el sistema mundo capitalista.
No existe vida bajo el capitalismo. En su origen, el sistema capitalista acumula riqueza expropiando y arrojando de sus tierras a las comunidades y destrozando sus culturas. Esta historia, hermanos y hermanas de Nuestra América, aún no concluye. En este momento de la historia los pueblos del mundo debemos ponerle fin a este sistema de muerte. La lucha es contra el capital y el fascismo que late en sus entrañas. No existe lucha contra el fascismo si no se lucha contra el sistema mundo capitalista.
No existe vida bajo el sistema mundo capitalista. Por lo tanto, los derechos proclamados por el sistema mundo capitalista solo son derechos para la reproducción del sistema de explotación, expropiación y opresión. No se trata de que existen derechos que jamás se cumplen, ni de pretender vanamente que el sistema capitalista que los proclama los cumpla en contra de sus propios intereses. En consecuencia, los derechos proclamados por las instituciones del sistema mundo capitalista son una de las formas del ejercicio de la violencia contra los pueblos del mundo, así como una trampa, una prisión para el espíritu, la consciencia y las luchas de nuestros pueblos.
No existe vida bajo el sistema mundo capitalista. Por lo tanto, el sistema mundo capitalista organiza su fuerza para destruir las fuerzas de los pueblos oprimidos del mundo. Dos de las principales formas de organización de la fuerza del sistema mundo capitalista es, de una parte, la violencia de sus ejércitos; la otra forma es la violencia de su ideología, de las falsas formas de consciencia. La violencia del sistema mundo capitalista es condición sin la cual su sistema económico no puede reproducirse. La economía del sistema mundo capitalista es la guerra.
No existe vida bajo el sistema mundo capitalista. Si el sistema mundo capitalista es un sistema de expropiación, explotación y opresión, un sistema para el ejercicio de la violencia militar y la violencia de su ideología, la legalidad y la legitimidad del sistema jamás han existido. La legalidad y la legitimidad del sistema mundo capitalista son tan solo “prisiones mentales”. El sistema mundo capitalista y sus instituciones estatales no son más que organizaciones del crimen.
No existe vida bajo el sistema mundo capitalista porque el sistema mundo capitalista odia lo vivo, odia la vida, y odia el testimonio de la vida en los surcos del silencio y de las palabras. La vida que se engendra, la vida que parimos y que criamos y que nos cría ha sido proscrita: han sido proscritas por el sistema mundo capitalista las semillas ancestrales; ha sido proscrita por el sistema mundo capitalista la sabiduría de los pueblos que han tejido con la tierra y con el agua, con el sol y con el universo el lenguaje de los alimentos; han sido proscritas las palabras que danzan alrededor del fuego y los silencios que nos aguardan; el odio a los pueblos originarios, el odio a los pueblos campesinos, el odio a las mujeres que saben que con sus hijos han parido los frutos de la palabra, es la forma en que el sistema mundo capitalista afirma su sistema de muerte desatando las guerras para dinamizar su economía.
En consecuencia, los pueblos del mundo no podemos valorar nuestros esfuerzos y nuestras acciones de lucha desde las categorías de pensamiento del sistema mundo capitalista y su derecho, de las categorías de pensamiento de sus instituciones y de su ideología. Lo ilegal es la legalidad del sistema mundo capitalista que expropia, explota y oprime para acumular riqueza; lo legal es la legitimación de todo tipo de violencia ejercida por el sistema mundo capitalista sobre los pueblos del mundo.
La palabra de los pueblos del mundo es el resultado de la conversación con la madre tierra que nos ha parido, así como el resultado de esta larga conversación que es la vida en la convivencia con nuestros hermanos y hermanas de la naturaleza.
Solo podemos pensar al calor del silencio de la conversación con la madre tierra y con las comunidades de sus hijos. Bajo el sistema mundo capitalista no es posible pensar porque no existe el silencio de la conversación en los fríos escenarios de la muerte.
El sistema mundo capitalista para hablar a los pueblos del mundo mantiene dispuestas las bocas de sus cañones y los garrotes de sus gendarmes; el sistema mundo capitalista para legislar sobre los pueblos del mundo mantiene presente la gramática de sus gatillos en los textos de sus constituciones.
El sistema mundo capitalista tiene un carácter corporativo: proclama la unidad en un solo “cuerpo” político-industrial-militar de todo el sistema. Las cadenas productivas son ese “cuerpo” donde el fascismo ha estado a la vista de todos como el mejor disfraz que ha lucido el sistema mundo capitalista para tallar con tanta impunidad en la carne de los pueblos los discursos de la democracia y el desarrollo. Es en el contexto de este carácter corporativo, la entraña fascista del sistema mundo capitalista, desde donde se produce el andar afanoso de la muerte bajo la forma de un golpe contra los pueblos de Nuestra América en Bolivia. No habrá derrota del fascismo si no se derrota su corporativismo. No habrá derrota del fascismo si no entendemos que en sus legislaciones siempre está y estará presente la gramática de los gatillos.
Mi corazón y mi esperanza libertaria en la sabiduría de nuestros pueblos.
Humberto Cárdenas Motta
Antropólogo, poeta, agricultor orgánico
Noviembre 14 de 2019
Abya Yala
(Para pueblosencamino.org)
Foto: Colectivo a Pedal

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