viernes, 29 de noviembre de 2019

RADIOGRAFÍA COMPLETA DE LA CRISIS POLÍTICA Y SOCIAL QUE SACUDE A CHILE.



29 Nov 2019
A principios de octubre, lo que inició como una evasión masiva en el metro de de Santiago de Chile como forma de protesta ante el aumento del servicio, se transformó en un ciclo de protestas de 21 días que pese a las represión, suspensión del incremento y otras medidas coyunturales por parte del gobierno de Sebastián Piñera, no han podido ser contenidas.
Una semana después de este evento, se derrumbó el mito del país vitrina del libre mercado y ejemplo de civilidad para las otras naciones del continente, cuando las principales ciudades de Chile eran un caos pruducto de la represión de carabineros y del ejército contra los manifestantes.

EL DETONANTE

El 6 de octubre entró en vigencia el aumento del pasaje del metro en 30 pesos para quedar en 820, un equivalente a 1.17 dólares. Al respecto, Cristian Pérez, académico de la Universidad Diego Portales, explicó a RT que el incremento tuvo un impacto regresivo para los que cobran salario mímino, 300 mil pesos (400 dólares aproximadamente), en tanto que para la gran mayoría de los trabajadores chilenos la movilidad en transporte público representa el 20 % de su paga mensual.
Las protestas en un principio estuvieron organizadas por estudiantes, y el 18 de octubre llegaron al punto más álgido cuando varias estaciones del transporte subterráneo cerraron por los enfrentamientos entre la polícía y los manifestantes. Esta acción fue catalogada por las autoridades como vandalismo injustificado porque el incremento no aplicaba para estudiantes ni adultos mayores.
Por su parte, la organización estudiantil argumentó que, si bien la medida no era para ellos, esta los afectaba directamente ya que su núcleo familiar sí sufriría el incremento. 

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A finales de octubre, 1,2 millones de chilenos se concentraron en la capital chilena para protestar contra el gobierno de Piñera (Foto: Reuters)
Los disturbios que dejaron 40 estaciones del metro inoperativas, se trasladaron a las calles de Santiago registrándose "saqueos" y la quema del edificio corporativo de la empresa de electricidad, según un balance que ofreció en ese momento el jefe de Defensa Nacional, Javier Iturriaga del Campo.

LA RESPUESTA DEL ESTADO

Intentando erosionar el ritmo expansivo de las protestas, la respuesta del Estado consistió en aplicar la Ley de Seguridad del Estado, que le otorgaba más poder a los carabineros e interponía delitos contra quienes manifestaran en las calles. Las autoridades obviaron la actuación de la policía que en ese momento ya había dejado 137 heridos y más de 300 detenidos. 
Contrario a lo esperado, los focos de protestas se multiplicaron en la capital y otras ciudades se sumaron a las jornadas de manifestaciones con cierre de vías, cacerolazos y concentraciones.
Ya en este punto, ante el parálisis del sistema de transporte subterráneo y superficial y sin posibilidades de contener la revuelta social, Piñera retrocedió en la ejecución del aumento del metro. Sin embargo, esto tampoco sirvió para frenar las manifestaciones en repudio a su gobierno. 
Posteriormente, el gobierno se vio en la necesidad de mover un fuerte contingente militar desde otras regiones para enfrentar la situación. Este movimiento sirvió como preámbulo a la aplicación del toque de queda en la capital chilena.

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Un policía fuertemente armado agrede a un manifestante durante una protesta en Santiago, Chile, el 13 de noviembre de 2019 (Foto: Goran Tomasevic / Reuters )
Con esta medida que contemplaba el control militar de las calles de Santiago, los chilenos vivieron un flashback de los tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet. A pesar de esto, las protestas continuaron fuera de la capital y el toque de queda se extendió a otras regiones como Antofagasta, Atacama, Valparaíso, O'Higgins, etc. 
La crispación social fue mayor cuando el presidente de Piñera lanzó la consigna "estamos en guerra", haciendo referencia a un supuesto enemigo implacable y poderoso, que estaba "dispuesto a usar la violencia y la delincuencia sin ningún límite", una sentencia similar a la proferida por dictador Pinochet, en aras fabricar en el imaginario social un "enemigo interno" que justificara la masacre contra el bloque social que se opuso a la dictadura.

OTROS RECLAMOS

Con la consigna "no son treinta pesos, son treinta años", el aumento del metro asomó el reclamo de otras deudas sociales que atraviesan a Chile producto de las políticas neoliberales aplicadas desde la época de la dictadura. 

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En la movilización más grande del país desde 1990, una joven le respondió así a Piñera (Foto: Pablo Vera / AFP)
Un estudio revela que la desigualdad en Chile es desmedida, pues el 1% más rico se queda con más de un cuarto de la riqueza del país, mientras el 50% de las familias de menores ingresos tiene acceso solo al 2.1 %, refiere la BBC
Los gremios de los sectores salud, transporte y educación también se sumaron a las movilizaciones para reclamar mejoras salariales. Un año antes de la crisis, en la nación suramericana ya reclamaban por el descenso en la calidad en el servicio de salud público y privado, donde los más afectados eran los pobres y adultos mayores por la forma en la que se organiza este sistema.
En cuanto al sector educativo, desde hace años demandan una educación pública gratuita. 
La violencia de la protesta también se descargó contra la clase política chilena. Los sueldos mensuales de los senadores y diputados de ese país rondan cerca de los 10 millones de pesos (unos 11 mil dólares).
Esta cantidad representa un exabrupto para quienes los calificaron como "ladrones y corruptos". A pesar de que hubo resistencia por parte de un sector, la presión social hizo que entrara en discusión la posibilidad de que se redujera el sueldo de los parlamentarios, reconocido como uno de los más altos de Latinoamérica y el mundo.

¿EL FIN DE UNA ERA?

Pinochet es uno de los referentes más sonados en la actual crisis de Chile. Además de las actuaciones policiales y militares que evocan el periodo dictatorial, en el plano político se puso sobre el tapete el hecho de que la actual Constitución de ese país fue aprobada por el dictador en 1980.
Todas las demandas sociales en Chile confluyeron en la necesidad realizar cambios profundos en la estructura política del Estado, eso implica, entre otras cosas, desligar la Carta Magna de la era de Pinochet. 

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Las protestas forzaron la posibilidad de una Asamblea Constituyente que reforme la Constitución, una situación que Piñera busca utilizar para sofocar las manifestaciones (Foto: T13)
Las primeras manifestaciones en las que se demandaba justicia social en áreas vitales como salud y educación, evolucionaron a un punto en el que se pedía la renuncia de Sebastián Piñera y de todo su gobierno. 
Con las últimas movilizaciones, reconocidas como las más multitudinarias en la historia del país sudamericano, se forzó la convocatoria a una Constituyente, a través de un plesbicito pautado para abril de 2020.

ACTUACIÓN DE LOS CARABINEROS Y MILITARES

Desde el inicio de la crisis, la actuación de la polícia chilena tuvo fuertes cuestionamientos en medios y redes sociales. El uso desmedido de la fuerza, denuncias por abusos sexuales, mal empleo del armamento reglamentario, robos y desapariciones, fueron los hechos más denunciados.
Un estudio realizado por la Universidad de Austral de Chile reveló que el 80 % de los perdigones usados por los carabineros durante las manifestaciones "tienen alta concentración de plomo". De las cuatro muestras estudiadas, se determinó que además de plomo, los proyectiles presentan concentración de otros materiales metálicos.
Desde el inicio de la crisis, 230 chilenos han perdido la vista por disparos de la policía.

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Un manifestantes que perdió un ojo tras un disparo de la policía (Foto: T13)

RESPUESTA DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

Unas de las actuaciones más cuestionadas durante el ciclo de protestas en Chile fue la de Michelle Bachelet. Si bien el uso desmedido de la fuerza por parte de los organismos de seguridad del Estado fue noticia a nivel global desde el 18 de octubre, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos se pronunció el 21 de ese mes.
El hecho de ser chilena y presidenta del país en dos periodos no continuos, despertó la indignación de muchos de sus conciudadados. Tres días después del pronunciamiento, la comisionada decidió enviar una comisión para "verificar" las denuncias de violaciones de los derechos humanos. Para esa fecha, ya la cifra de asesinados se elevaba a 18 y se contaban 1.500 heridos, según un balance presentado por las autoridades un día antes de su pronunciamiento.
En cuanto a la Organización de Estados Americanos (OEA), cuya actuación de su secretario general, Luis Almagro, ha estado orientada de acuerdo a las decisiones de política exterior de Estados Unidos, era de esperarse que su foco estuviera sobre Venezuela y los países no alineados a EE.UU.
Desde que empezó el conflicto en Chile ni en su periodo de mayor violencia hubo un pronunciamiento por parte del secretario del organismo multilateral. Almagro se dedicó a validar el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia y a atacar a Venezuela y Cuba, mientras en Chile asesinaban a los manifestantes. 
Cuarenta días después, el secretario se refirió a Chile solo para mencionar "los retos que enfrentan los sistemas democráticos en la región", ambigüedad que coincide con la postura de Estados Unidos, que si bien no señaló a Venezuela directamente como responsable, se refirió a cierta influencia extranjera en el desarrollo de las protestas.
Por su parte, la alta comosionada del Parlamento Europeo, Federica Mogherini, llamó a "una ágil investigación de todos los crímenes y violaciones de los derechos humanos, de todos los sectores", al tiempo que elogió las medidas del gobierno para responder a las demandas sociales.

UN BALANCE DE LA VIOLENCIA

Hasta el momento, tras cumplirse más de un mes de las revueltas sociales en Chile, el Instituto Nacional de Derecho Humanos de ese país reportó que 23 personas han fallecido, según la última actualización.
Asimismo, el organismo afirma que ha recibido 340 denuncias contra agentes del Estado por diversos delitos. De ese total, 245 corresponden a denuncias por torturas y 58 casos de violencia sexual, detalla el informe. 
De los 2.381 heridos, 217 fueron lesionados de gravedad por disparos al rostro. Por otra parte, se cuentan 6.362 detenidos en comisarías y centros de salud, amplía el documento

EL ACTUAL ESCENARIO

Pese a los señalamientos de organismos defensores de derechos humanos locales e internacionales, en la actualidad las calles de Chile siguen tomadas por los organismos de seguridad. El Estado de Emergencia se levantó pero Piñera presentó un proyecto de ley para utilizar a las Fuerzas Armadas para "la protección de infraestructura pública". 
A pesar los acuerdos entre oposición y gobierno, que incluye el plesbicito del año que viene, las movilizaciones siguen teniendo como demanda central la renuncia del presidente.

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Aunque Piñera ha revertido sus medidas, eso no ha logrado erosionar la base social de respaldo a las manifestaciones (Foto: Rodrigo Garrido / Reuters)
Hasta el momento, la consulta de 2020 le alarga la vida política a Sebastián Piñera. El panorama en el que se define si termina su mandato aún no está cerrado. Las grandes movilizaciones que congregaron a todos los sectores sociales de Chile, impulsores la Constituyente por la misma naturaleza que los conforma, no fueron capitalizadas por ningún sector político.
Entre tanto, España enviará especialistas en "control de masas" por petición del ejecutivo chileno, con el fin de "aprovechar la expericia española, tanto en Cataluña como en el País Vasco". Así, el gobierno chileno busca cerrar a la fuerza un conflicto que hunde sus raíces en el quebradizo y catastrófico orden neoliberal. 

JEFE DEL COMANDO SUR CALIFICA A VENEZUELA DE NARCOESTADO.


29 Nov 2019

Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, afirmó que la mayor parte del financiamiento que sostiene al gobierno de Nicolás Maduro proviene de actividades ilícitas como el narcotráfico, lo que calificaría a Venezuela de narcoestado.
Así lo aseguró en una entrevista con Voz de América: "Si usted es un líder del cártel, ahora ve que el transporte comercial y aéreo para distribuir su producto a través de Venezuela es un camino fácil. Maduro y su régimen ilegítimo están recibiendo una tajada de esto".
También aseguró que el gobierno venezolano entorpece la labor de la DEA, la agencia antidrogas de los Estados Unidos.
Sin embargo, ha sido Venezuela uno de los países de la región con más incautaciones de droga (176 narcoaernaves neutralizadas desde 2005), récord logrado gracias a la expulsión de la DEA durante el gobierno de Hugo Chávez.
  • La misma administración americana enmascara desde hace más de 50 años una falsa lucha antidrogas, propiciando así una cadena ilícita del narcotráfico internacional que va desde la misma producción industrial, la dirección y manejo de las rutas de envío en colaboración con los mismos gobiernos de turno que coloca y la posterior venta de la droga en el mercado internacional. La mayoría de los estupefacientes van dirigidos a ese país por ser altamente consumidor.
  • Así lo señaló el periodista Gary Webb en su investigación La Alianza Oscura, donde devela cómo el mismo Departamento de Estado con sus agencias como la CIA, el Departamento de Seguridad Nacional, el FBI, la DEA y la Sección de Asuntos de Narcóticos están ligadas íntimamente a este gran negocio internacional junto a la banca internacional dolarcéntrica como principal socio.
  • Todo esto le ha servido a Estados Unidos para financiar las actividades subversivas de la CIA en contra de otros países. La CIA y la DEA han actuado de la mano y como ejército de apoyo en el tráfico mundial de la droga.
Las declaraciones de Craig Faller se enmarcan en el falso expediente que viene construyendo Estados Unidos junto con gobiernos como el de Iván Duque en Colombia, líderes de la producción y el consumo de drogas en el mundo, quienes intentan construir la percepción de que Venezuela es un narcoestado terrorista que debe ser neutralizado por el bien de la región.

Arde Colombia



Rueda nuevamente el Cartel del Lima. Otro presidente lacayo, peón de los designios del imperio norteamericano, se deja ver las costuras por la terrible realidad social, económica y política al interior de su país. Lo que se supone es el mayor ejemplo de “plenitud” democrática para todo el planeta, resulta que es una bufa, un vil engaño mediático. La exclusión y las desigualdades sociales son las variables que más se repiten en cada país gobernado por la extrema derecha, las fuerzas oligárquicas y sus demás derivados neoliberales.
El impoluto muñequito de torta, Iván Duque, está en medio de este candelero. Su proceder es clásico, descargar todo su odio de clase contra el pueblo humilde, oprimirlo y expoliarlo para generar el máximo de ganancias para las poderosas fuerzas oligárquicas que controlan todos los poderes del país. Por eso arde Colombia, por la exclusión social y la pobreza. Estallan protestas simultáneas en todo el país y la respuesta de las autoridades es ignorar y desatender los reclamos de los gremios, estudiantes y sectores sociales.
Más que actitud para el diálogo, el gobierno de extrema derecha de Duque montó un agresivo dispositivo de seguridad, con la evidente intención de criminalizar las actividades de preparación previas al Paro Nacional convocado para el 21 de noviembre. Colmados de temor llegaron al punto de cerrar las fronteras terrestres y fluviales con todos los países vecinos; prohibieron los portes de armas; autorizaron la aplicación a discreción del toque de queda; allanaron “preventivamente” espacios de movimientos sociales e hicieron arrestos selectivos; autorizaron el uso de fuerzas militares en las protestas; y hasta amenazaron con grabaciones biométricas a los manifestantes desde helicópteros de la policía. El Gran Hermano pues, haciendo de las suyas intimidando y amedrentando al pueblo colombiano. Toda esta “creatividad” represiva montada a gran escala por los supuestos mayores demócratas del Continente. Duque se ha revelado como el gran farsante.
En el mágico mundo de Duque todo es maravilloso y perfecto. Pero las protestas evidencian una realidad inocultable para los colombianos. Expresa el descontento de la clase trabajadora, de los jubilados, de los estudiantes y una gran cantidad de movimientos sociales. Las protestas tienen varias aristas. El intento de paquetazo de Duque siguiendo las clásicas recetas neoliberales de flexibilización laboral, cercenando los derechos de los trabajadores al pretender “eliminar el fondo estatal de pensiones Colpensiones; aumentar la edad de jubilación; y reducir el salario para los jóvenes hasta ubicarlo en 75% del mínimo”. Las protestas estudiantiles se fundamentan en el incumplimiento de los acuerdos de incremento de las inversiones en las universidades públicas. También se suman las protestas por la impunidad en el asesinato de docenas de indígenas y líderes sociales. Otro punto de gran de indignación y molestia es la abierta resistencia de Duque al cumplimiento de los acuerdos de paz firmados con las FARC en el año 2016. El Balance de la represión policial y militar se ubica temporalmente en la lamentable cifra de 3 muertos, más de 270 heridos y 98 personas bajo el estatus de “capturados”.
Duque rápidamente se reunió con sus pares de clase, los empresarios, y con algunos sindicatos afectos, para ofrecer (a regañadientes y por la presión popular) el establecimiento de una “Mesa de Concertación Laboral” y una jornada de “Gran Conversación Nacional”, por ahora solo con alcaldes y gobernadores. Patada de ahogado para minimizar el gran descontento social. Nadie puede detener las acciones de protesta, las trancas y los cacerolazos. Sus niveles de impopularidad son más altos que el pico Cristóbal Colón.
Para complicar los problemas de Duque, han “pinchado” a su novísima canciller Claudia Blum en “amena y franca” conversación con el embajador colombiano en Estados Unidos, Francisco Santos. Las perlas allí reveladas reflejan la vil realidad de la injerencia del gobierno de Duque en contra de Venezuela, comportándose vergonzosamente como un rastrero peón del imperio norteamericano. Con cándida honestidad, el embajador reveló frases que pasarán a la historia por el descarado complot que han montado en contra de Venezuela: “Lo del Tiar, el Departamento de Estado lo quería, la Casa Blanca no. Pero aquí todavía no se ponen de acuerdo. Trump no se va a meter en Venezuela”; “Pero si este señor no se va (Maduro), Colombia no tiene futuro. Si este señor no se va, nos va a hacer la vida imposible”; “Yo lo único que veo es con acciones encubiertas allá adentro, para generar ruido y apoyar a la oposición que allá está muy sola”. Y responde Blum: “La gente ya no cree. Esa ayuda humanitaria fue un fiasco. Colombia tiene que jugársela, porque como está, estamos retrasados con Venezuela. La gente ya no cree, no cree en lo que hizo el Gobierno”. Que descaro compadre. Además evidencia la expresa participación en la conjura de Guaidó, Vecchio, Borges y demás apátridas de la extrema derecha venezolana.
Mientras todo esto pasa, el bellaco Almagro está tragando grueso. Vive viendo para otro lado, con la mirada perdida en el horizonte. Está haciendo mutis, morisquetas y malabarismos para distraer a su cada vez más indignada audiencia en los pasillos de la OEA. Su doble rasero es inocultable. Hace rato que perdió la mesura y el equilibrio. Subordinado del imperio norteamericano, sabe que jamás le podrá pegar a ninguno de los miembros del Cartel de Lima. No puede morder la mano que lame y le da de comer. Así que debe inventar colosales excusas (con detergentes y suavizantes incluidos) para minimizar los crímenes de Estado que sus socios están cometiendo impunemente. Piñera en Chile, Lenín en Ecuador, los golpistas de Bolivia y ahora sus panas de la derecha colombiana. Almagro tiene un guion escrito por sus patrones: debe radicalizar sus acciones de odio para que la agenda política y mediática solo apunte a sus archienemigos Venezuela, Cuba o Nicaragua. Es un inmoral.
Richard Canan

Chile. Protegiendo los intereses de la casta privilegiada.



Luis Casado / Resumen Latinoamericano / 28 de noviembre de 2019
Las gigantescas manifestaciones que se desarrollan en Chile desde el 18 de octubre en adelante no han encontrado ninguna respuesta política: el gobierno de Sebastián Piñera, considerando que está en guerra contra su propio pueblo, solo ha recurrido a la represión. Bombero pirómano, el gobierno no ha hecho sino agravar las cosas.
Los acuerdos políticos negociados a espaldas de la ciudadanía, en lo que sus propios protagonistas bautizaron como “cocina”, tampoco han logrado calmar los ánimos. Partidos políticos parasitarios, que no tienen ninguna legitimidad de cara a la población, intentan dar lecciones de democracia fijándole límites a la participación ciudadana. Otro desastre.
El gobierno, en una movida desesperada, imaginó movilizar a las FFAA para “proteger infraestructura crítica”. Sin antes derogar el Decreto Ley 1086, impuesto por la dictadura en el año 1983, que hace de la policía uniformada un Estado dentro del Estado: una amenaza concreta a la convivencia social y a los derechos ciudadanos. El Juez Urrutia, en el Congreso, sostuvo que de ese modo el Estado de Chile “viola permanentemente los DDHH”.
Mientras tanto cunde el desorden, la sociedad ya no sabe a qué santo encomendarse y hay quienes esperan sacar rédito del temor que provoca la violencia desatada y los saqueos que en no pocas ocasiones han sido tolerados, sino perpetrados, por funcionarios de Carabineros.
Algunos irresponsables, tan ignorantes como oportunistas, movidos por su propio temor a perder la teta, reclaman la aprobación de la ley que quiere Piñera para que las FFAA asuman un papel que no es el suyo. Como argucia, más que como argumento, aducen que en Francia y en Bélgica los gobiernos ya echaron mano a las FFAA para ese propósito. Veamos qué hay de realidad en esas afirmaciones.
Sentinelle es una operación del ejército francés, desplegada después de los atentados de los días 7, 8 y 9 de enero de 2015, para hacerle frente a la amenaza terrorista y proteger los “puntos sensibles” del territorio nacional. La operación Sentinelle fue reforzada después de los ataques del 13 de noviembre de 2015 en la región parisina. Así, 10 mil efectivos son movilizados permanentemente a un costo de un millón de euros al día.
Los ataques mencionados fueron reivindicados por el Estado Islámico, fueron perpetrados por terroristas entrenados que utilizaron armas de guerra y poderosos explosivos, y causaron centenares de muertos.
¿Qué semejanza hay entre la situación chilena y los ataques del Estado Islámico?
Sentinelle… ¿evitó otros atentados? No. El 14 de julio del 2016 un atentado realizado con un camión lanzado a toda velocidad mató 87 personas en Niza. Ni los militares, ni la profusión de cámaras de vigilancia en toda la ciudad, sirvieron de nada.
En agosto de 2017, el Instituto Francés de Relaciones Internacionales juzgó la operación Sentinelle “costosa”e “inútil”. El investigador Elie Tenenbaum afirmó: “Hoy día, digan lo que digan el ejército y el ministerio de Defensa, que intentan convencernos de lo contrario desde el inicio, esos militares son utilizados como supletivos de las fuerzas de policía (…) con poderes extremadamente limitados, cuya presencia y aporte a la seguridad es mínima”. Tenenbaum indicó igualmente que aparte la securización de la calle Charonne durante el atentado contra el teatro Bataclán, los militares “solo han intervenido para protegerse a sí mismos”.
Según el coronel (R) Michel Goya: “Si examinamos el balance real de la intervención de los militares en el territorio metropolitano desde octubre de 1995, se constata que estrictamente ningún atentado, del origen que fuese, fue jamás evitado por la presencia militar. (…) Los únicos terroristas que los soldados neutralizaron son los que les atacaron a ellos mismos”. También declaró: “Esta operación, que en realidad dura desde hace 22 años porque no es sino una extensión del Plan Vigipirate (…), son 20 millones de jornadas de trabajo y entre 800 millones y mil millones de euros de sobrecosto.”
De enero a agosto del 2017, 100% de los ataques terroristas en Francia fueron dirigidos contra los militares y los policías, y ninguno apuntó a los civiles. Según la historiadora Bénédicte Chéron : “Es imposible saber si el dispositivo disuade porque no se sabe si ciertos terroristas renunciaron a algún ataque gracias a la presencia de militares. (…) Los únicos ataques que fueron evitados estaban dirigidos contra ellos, y no contra civiles”.
Para Cédric Mas, miembro del grupo de reflexión Action Résilience, a los ojos de ciertos terroristas, los militares aparecen como blancos “más honorables” que los civiles.
Para el general (R) Vincent Desportes: “Este dispositivo no le da satisfacción a nadie porque aporta muy poco en términos de seguridad. Por el contrario, le ofrece a los terroristas blancos militares claros a quien quiera atacarles”.
Para Bénédicte Chéron la operación Sentinelle es “una solución política fácil de mostrar y se hace difícil explicar que hay que salir de ella cuando la amenaza no ha disminuído sino aumentado”. Chéron estima que la operación se justificaba al principio, pero que “la perennización de ese modelo y el despliegue masivo de soldados, cuando se sabe que toda persona depositaria de la autoridad pública es un blanco, plantea interrogantes. La propia utilidad de Sentinelle no ha sido demostrada.”
Bélgica, Italia y Reino Unido
Bélgica desplegó, –después de los atentados de enero 2015, y reforzó luego cuando los atentados del 13 de noviembre en París y Saint-Denis, así como los atentados de marzo 2016 en Bruselas–, la Opération Vigilant Guardian, siguiendo el modelo de Sentinelle.
En febrero 2015, Italia desplegó 4.800 soldados en las calles para proteger de eventuales ataques terroristas un cierto número de edificios, entre ellos, el Vaticano.
Luego del atentado de Manchester en mayo 2017, el Reino Unido decidió lanzar la operación Temperer, que prevé el despliegue de 5.100 militares en las calles del país.
Francia, el Reino Unido, Italia y Bélgica participaron activamente en los bombardeos contra Libia, contra Siria, y desde luego en la guerra de Iraq, para no mencionar las guerras de Afganistán, Yemen, Malí, etc., intervenciones militares que más tarde pasaron factura.
¿Es este el caso de Chile? No. En Chile el enemigo designado es el propio pueblo chileno. Lo que se quiere proteger son los intereses de una casta privilegiada. Militarizar la solución de los problemas sociales y políticos solo puede llevar a una catástrofe de proporciones.
Politika*

¿NUEVO GOLPE EN LA OPOSICIÓN? LA PUGNA ENTRE GUAIDÓ Y CALDERÓN BERTI



Este miércoles 27 de noviembre, el gobierno fake de Juan Guaidó publicó un comunicado anunciando la destitución del cargo de "embajador" de Venezuela en Colombia al copeyano de larga data Humberto Calderón Berti.
El rechazo de un sector de la oposición no se hizo esperar, sobre todo aquel más nostálgico de los carcamanes políticos de la Cuarta República (entre ellos los seguidores de Acción Democrática y Copei) que se enfrentan a las nuevas generaciones de tecnócratas mediocres representados en los Freddy Guevara y Juan Guaidó de la partida (Voluntad Popular, Primero Justicia).
Algunos hechos han marcado la pauta en este ínterin de Guaidó y Calderón Berti.
  • En enero, previo a la pantomima de "ayuda humanitaria", la Cancillería colombiana a través de su cuenta en Twitter anunció que recibió las cartas credenciales de Calderón Berti.
  • El escándalo sobre la apropiación de los fondos de la "ayuda humanitaria" por parte de Guaidó y su clan, que fue revelado por el portal Panam Post.
  • En septiembre fueron publicadas las polémicas fotos de Guaidó con integrantes del grupo narcoparamilitar Los Rastrojos en el marco de su paso a Colombia durante la operación de "ayuda humanitaria" en febrero.
  • Luego de esta última exposición, Calderón Berti le quitó importancia al asunto, justificando las fotos, tratando de normalizar ese hecho y alegando que era una "cosa anecdótica".
En paralelo, han surgido múltiples especulaciones por parte de algunos voceros y medios de comunicación de la oposición, que se encontraban sorprendidos por el "cese" del copeyano. El nombre de Freddy Superlano, conocido por un escándalo de drogas y prostitutas en Cúcuta en febrero pasado, se asoma en el escenario como sustituto del viejo político Calderón.
Aquí el giro de Guaidó consiste en sustituir precisamente a la vieja generación por la nueva, es decir, a militantes de Voluntad Popular por exministros y exembajadores que, para los flamantes arribistas, representan ese sector más unido al mundo político venezolano.
La agencia de noticias argentina Télam publicó que, según fuentes cercanas a Guaidó, el depuesto pseudo embajador Calderón Berti es cesado porque aparentemente estaba planificando una "conspiración" para desplazar a Guaidó y su grupo, junto al presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
Aunado a esto, la misma fuente enfatiza que otra de las supuestas razones de "destitución" se debía a la falta de respuesta a las denuncias por robo del dinero y recursos de la "ayuda humanitaria". Cabe destacar que esta información fue publicada por el periódico venezolano El Nacional, pero horas después la nota fue eliminada del portal.
En definitiva, es ostensible cómo estos ajustes dentro del gobierno fake de Guaidó corresponde a las fracturas internas de la oposición, tanto en la esfera política como en la económica, siendo notable el hecho de división entre los políticos de la vieja escuela y estos nuevos grupos que representa Guaidó.
Diversos intereses orbitan alrededor del caso. Calderón Berti es fundador de la compañía petrolera Vetra, fundada en 2003 en Colombia, y tiene lazos estrechos compañías de petróleo canadienses, pues diferentes actores relacionados a Calderón Berti y las petroleras han sido los protagonistas en el robo de los activos de Venezuela, en específico de la filial de PDVSA en Estados Unidos, Citgo Petroleum.
Del dato anterior podría emanarse que el trabajo para el que estaba encomendado Calderón Berti ha culminado, a la par que una nueva canciller viene a tomar la jefatura de la política exterior del gobierno de Iván Duque, que tiene a Venezuela entre ceja y ceja.