viernes, 20 de diciembre de 2019

Panamá. A 30 años de la invasión yanqui, el pueblo panameño no olvida ni perdona la masacre de Chorrillos




Resumen Latinoamericano, 19 diciembre 2019
El 20 de diciembre de 1989, unos 24.000 soldados de EE.UU. entraron por tierra, mar y aire a Panamá, en una operación que se denominó ‘Causa Justa’ y que tenía por objetivo capturar a Manuel Antonio Noriega, .
Noriega estaba en el poder desde 1983, luego de suceder a Rubén Darío Paredes y Omar Torrijos, uno de los autores del golpe del 68. Noriega pasó de ser aliado de EE.UU., y colaborar de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Administración para el Control de Drogas​ (DEA), a convertirse en enemigo de Washington.


 «Noriega era una pieza de la CIA y la DEA, porque estaban financiando la ‘contra’ en Nicaragua a través de envíos masivos de cocaína al conflicto en Centroamérica», Sin embargo, creció el descontento con su gobierno cuando este dijo que debía marcharse del territorio panameño la Escuela de las Américas de EE.UU., que funcionaba en este país desde 1946, una academia militar donde se formaron varios dictadores de América Latina, entre ellos el mismo Noriega; los medios progresistas de ese entonces la habían calificado como la «escuela de asesinos».

 Desestabilización previa
Antes de la invasión, EE.UU. realizó varias acciones con el objetivo de causar mayor desestabilización en el país, que la provocada por la dictadura.
En abril de 2017, el analista internacional Julio Yao escribió en ‘La Estrella de Panamá’ que en 1989 tuvo conocimiento de un documento denominado ‘Memorándum secreto-sensitivo del Consejo de Seguridad Nacional’, del 8 de abril de 1986, que determinaba la política de Washington contra Panamá y que incluía «una campaña de acciones encubiertas para desestabilizar» al país centroamericano, acusando a las Fuerzas de Defensa, «particularmente al general Noriega, de tráfico de drogas».

George H. W. Bush, presidente de EE.UU. de 1989 a 1993.Keystone Press Agency / ZUMAPRESS.com / www.globallookpress.com

El entonces presidente de EE.UU., George Bush (padre), justificó la invasión basado en cuatro razones:
La protección de las vidas de ciudadanos estadounidenses residentes en Panamá.
La restauración del sistema democrático.
El asegurar el buen funcionamiento del canal.
La materialización de la captura del General Noriega para su conducción a la justicia estadounidense.
Sin embargo, en el documento secreto habían otros motivos, que distaban de los dichos por Bush:
Abrogar los Tratados del Canal.
Asegurar el control del Canal más allá del 2000.
Cancelar los contactos con Japón para las alternativas al Canal y cortarle su ascenso al poder mundial.
Aunque EE.UU. entregó a la nación panameña el control del Canal en 1999, como establecía el Tratado que para ese fin suscribieron el presidente estdounidense Jimmy Carter y Omar Torrijos en 1977; logró su objetivo de sacar del juego a Japón en los posibles trabajos de ampliación de esa vía interoceánica.
¿Cuántas víctimas dejó la invasión?
 Los 24.000 militares estadounidenses pisaron suelo panameño el 20 de diciembre de 1989 y estuvieron hasta el 13 de febrero de 1990, según un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Soldados estadounidenses sobre vehículos blindados en la Ciudad de Panamá, 23 de diciembre de 1989.Bob Pearson / AFP
La Ciudad de Panamá fue la más golpeada por esa operación bélica. Pero también hubo víctimas en Colón y Río Hato. Estas zonas, según el texto de la CIDH, «fueron bombardeadas e incendiadas indiscriminadamente».
La cifra de víctimas mortales que dejó esta invasión aún varían. La Comisión 20 de Diciembre de 1989, creada apenas en 2016 para investigar los sucesos, ha puesto en su página un listado provisional de víctimas, en el que constan 341 nombres.
El Centro de Estudios Estratégicos de Panamá (CEE-Panamá), una de las organizaciones independientes y civiles que han hecho censo de víctimas tras la invasión, tiene varias cifras, según los entes que las emitieron: 516 víctimas, de acuerdo al Instituto de Medicina Legal; 673 víctimas, número publicado en el periódico Panorama Católico, en enero de 1990.
Sin embargo, organizaciones locales de derechos humanos calculan que la cifra de asesinados es aún mayor: entre 2.000 y 7.000 caídos.
Soldados estadounidenses apuntan a presuntos sospechosos en la Ciudad de Panamá.Ezequiel Becerra / AP
Entretanto, el Ejército estadounidense registró 23 bajas en sus filas.
¿Qué pasó después de la invasión?
Según la demanda presentada ante la CIDH, 18.000 personas civiles quedaron sin techo, debido a la destrucción total de sus hogares durante la invasión.
Muchos, tuvieron que permanecer «apiñados en campos de refugiados», como el campamento Albrook.
Una Comisión Especial enviada por la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos (ALDHU), entre el 21 y el 25 de febrero de 1990, constató que los principales objetivos militares de la invasión fueron los cuarteles de las Fuerzas de Defensa de Panamá, pero afectó a las áreas civiles aledañas.
«El bombardeo del Cuartel Central de las Fuerzas de Defensa (en ciudad de Panamá) provocó el incendio generalizado y la destrucción de los barrios de San Miguelito y El Chorrillo», dice ALDHU.
Bombardeo del cuartel general de las Fuerzas de Defensa de Panamá, destruido en la invasión de 1989.Matias Recart / AP
«El elevado número de hogares y edificaciones afectadas por la invasión demuestra que las tropas norteamericanas no hicieron el menor intento por limitarse a blancos militares, evitando daños a las vidas y bienes de la población civil panameña», añade.
En 2018, la CIDH, respondiendo la demanda de víctimas de la invasión, determinó la responsabilidad de EE.UU. en «la violación de los derechos a la vida, integridad y seguridad personales» durante esa intervención.
La Comisión concluyó que EE.UU. «no tomó medidas suficientes para la alerta adecuada, la evacuación segura de los civiles, ni adoptó las medidas para prevenir o responder a la situación de aquellos puestos en riesgo inminente». Por ello, instó a «reparar integralmente» a las víctimas.
«Lamentamos profundamente la pérdida de vidas civiles durante la Operación Causa Justa», dijo la Embajada de EE.UU. en Panamá, luego de conocer el informe de la CIDH. Sin embargo, señala, esa operación dejó como principal legado «el desarrollo de una de las democracias más robustas del hemisferio».
Panamá: un histórico paraíso fiscal
Además del manejo del Canal de Panamá, este país centroamericano ha sido visto históricamente como un paraíso fiscal atractivo. Un estudio del Instituto noruego para Investigación en Economía y Administración de Negocios (SNF) señala que a finales de la década de 1920, ejecutivos de Wall Street ayudaron al país centroamericano a elaborar «leyes laxas» que permitieran «crear corporaciones anónimas, libres de impuestos, con pocas preguntas».
En ese mismo estudio señalan que en el sector financiero, la gran mayoría del dinero «es de origen estadounidense, lo que convierte a Panamá en el mayor paraíso fiscal con influencia estadounidense».
Foto de edificios en el centro de la ciudad de Panamá.Pexels / Camille Kleinman
Miles de empresas se han constituido en este país y desde 2007, cientos de multinacionales se han instalado, en increíbles rascacielos, luego de la entrada en vigencia de la Ley 41 que crea un régimen especial para el establecimiento y operación de Sedes de Empresas Multinacionales (SEM).
Paraíso para algunos, pobreza para otros
La pobreza en Panamá tiene registros claros apenas desde 1997, cuando se realizó la primera Encuesta de Niveles de Vida, con la ayuda del Banco Mundial, que ofreció como resultado que 37,3 % de la población estaba en condición de pobreza, incluyendo 18,8 % en pobreza extrema.
Aunque el país ha presentado un amplio crecimiento económico, con 7,2 % anual en promedio entre 2001 y 2013 y 5,6 % hasta 2018, según cifras del Banco Mundial (BM), las tasas de pobreza y desigualdad no distan mucho de las registradas por sus vecinos. Los rascacielos comparten, hoy, territorio con ranchos y viviendas en condiciones precarias.

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