lunes, 9 de septiembre de 2019

LA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD DE COLOMBIA HACIA VENEZUELA


El pasado viernes 30 de septiembre, el presidente Nicolás Maduro informó que gerentes de las empresas estatales PDVSA y Corpoelec, más un grupo de militares, habían sido detenidos por estar involucrados en el desvío y tráfico de gasolina hacia Colombia.
Durante su participación en el primer Encuentro Internacional de Trabajadores y Trabajadoras que se organizó en Caracas, precisó que su gobierno continuará con la política anticorrupción que lleva adelante.
Por su parte, Freddy Bernal, quien funge como protector del estado Táchira, detalló que en operación conjunta con otros organismos de seguridad del Estado, se desmanteló una banda criminal dedicada a comercializar ilegalmente cupos o TAG para la compra de gasolina.
Desde la Plaza de Toros de San Cristóbal, donde funcionan las oficinas de PDVSA y se realizaron unas detenciones, el funcionario detalló que hay un TAG especial con el que se puede recargar hasta 21 veces por mes, lo que representa "un inmenso negocio" que representa miles de millones de bolívares en pérdidas para el país.
Este mecanismo se implementó para mantener un control de la cantidad de litros de combustible que se expenden por vehículo y con ellos evitar el contrabando.
Desde el año pasado, el Gobierno venezolano ha implementado diferentes medidas para contrarrestar el contrabando de gasolina venezolana hacia Colombia.
Entre las medidas, se contempló la aprobación de recursos para proyectos de prevención dirigidos por los gobiernos municipales, así como la creación de un Estado Mayor Cívico-Militar que plantea reforzar la seguridad rural y fronteriza.
Desde entonces, el Estado Mayor, dirigido por Bernal, ha desarticulado varias bandas que se dedicaban al tráfico de combustible, alimentos y material estratégico, incluyendo una célula de la banda narcoparamilitar colombiana Los Rastrojos.
A esto le añadimos los intentos por crear un escenario de violencia irregular con trancas de calle y robo de gandolas por parte de Voluntad Popular en el estado Táchira, como recientemente lo denunció Bernal. Todo para crear un caldo de cultivo que sirve al caos fronterizo en suelo venezolano.

PÉRDIDAS MILLONARIAS POR EXTRACCIÓN DE RECURSOS ENERGÉTICOS

Venezuela pierde anualmente más de 7 mil millones de dólares por contrabando de gasolina. Esto representa unos 7 mil 58 millones de litros anuales, refiere una nota publicada en este medio. Casi el total de esta cantidad señalada sale del país por los 2 mil 219 kilómetros de frontera que se comparte con Colombia.
La falta de políticas de atención social por parte del gobierno colombiano en los estados fronterizos hace que el contrabando de combustible, entre otros, sea una actividad rentable.
Según una encuesta realizada por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), Cúcuta se posiciona como la ciudad con la tasa de economía informal más alta del país. Asimismo, registra un desempleo de 10,7%, en ascenso con relación a lo registrado el año pasado, refiere La Opinión.
En Colombia, el combustible tiene un costo en promedio de 2 mil 370 pesos por litro, según el último aumento registrado en ese país.
Esa cantidad transformada en bolívares resulta una ganancia astronómica si se toma en cuenta que el costo de la gasolina en Venezuela es de 1 y 6 bolívares.

COLOMBIA LEGALIZA EL CONTRABANDO DE GASOLINA

A estos dos hechos se suma legalización de los centros de acopio de gasolina extraída de Venezuela bajo la figura de "cooperativas", política implementada por el ex presidente Álvaro Uribe Vélez y continuada por los dos presidentes que lo preceden.
Lo irónico es que estas "cooperativas" que surten de combustible venezolano las gasolineras de Cúcuta, vean como ilegal la venta de gasolina venezolana en pimpinas.
Cuando se instala la cultura del contrabando por tantos años y el gobierno de Colombia la asume como política de Estado, resulta difícil precisar dónde está la ilegalidad.
Vendido a través de cooperativas o los pimpineros, el combustible venezolano es indispensable para la economía, movilidad y subsistencia de los que viven en los municipios fronterizos.

CÚCUTA DEPENDE DE VENEZUELA

Esta dependencia del carburante de Venezuela ha quedado en evidencia en varias oportunidades. Cada vez que el Ejecutivo de ese país aplica una medida que interfiere en el contrabando de gasolina o cierra sus fronteras, en las ciudades fronterizas del país vecino se vive un colapso.
Cuando el presidente Maduro tomó la decisión de romper todo tipo de relación con Colombia en febrero de este año, en Cúcuta se registraron largas colas en las gasolineras, reseñó en Twitter el periodista e investigador político Daniel Quintero.
Esto se debe, en primer término, a que Colombia no puede abastecer de combustible sus estados fronterizos por el costo en producción y distribución.
Por otra parte, las reservas de petróleo en ese país se agotan y se calcula para que 2020, según datos aportados por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), "requerirá de la importación casi total de combustible".

DEL LADO VENEZOLANO

Para los venezolanos que viven en los estados fronterizos también resulta atractivo el trasegado de combustible hacia el lado colombiano.
En los últimos años, la imposición de un precio del dólar a través de marcadores que operan desde Estados Unidos y Cúcuta, ha hecho que muchos venezolanos busquen la manera de apalear la guerra económica impuesta llevando gasolina, alimentos, medicinas, entre otros, a Colombia para multiplicar su valor de inmediato.
Esta práctica tiene un impacto en la inflación que se registra en todo el país.
Durante muchos años, Venezuela ha pagado las consecuencias del conflicto armado y las políticas neoliberales aplicadas en el país vecino.
Más allá de la frontera política y territorial entre Venezuela y Colombia, en las ciudades fronterizas de ambos países existe un intercambio económico y cultural que hace difícil las divisiones.
Dicho intercambio se ha mantenido pese a rupturas comerciales y diplomáticas, incluso, con el cierre total de las fronteras.

LA GUERRA CONTRA VENEZUELA

Ahora bien, en la búsqueda de las soluciones a los conflictos que en esa zona suceden, Venezuela no solo parece estar sola, tambien tiene que lidiar con las políticas terroristas que el Estado colombiano ejerce contra la soberanía venezolana.
Desde que recrudeció el bloqueo unilateral impuesto por Estados Unidos, Colombia ha sido uno de los sus principales aliados.
Cuando el presidente de la Asamblea Nacional (declarada en desacato según el Tribunal Supremo de Justicia), Juan Guaidó, se autoproclamó como presidente de Venezuela, el presidente Iván Duque fue uno de los primeros mandatarios en sumarse a la orquesta.
Posteriormente, Duque prestó sus fronteras para realizar el concierto Venezuela Aid Live, organizado por el multimillonario Richard Branson, para recoger fondos que estarían destinados a los desplazados por la "crisis venezolana".
El concierto iba a servir de preámbulo para la entrada de camiones con "ayuda humanitaria" a Venezuela y el retorno triunfal de los desplazados por la guerra.
Como medida para resguardar el país, el presidente Maduro tomó la decisión soberana de cerrar las fronteras y con ello se derribó la épica que se pretendía vender mediáticamente.
Hasta ahora Colombia ha funcionado como base de operaciones para planificar los atentados contra Maduro, incluyendo el que estuvo más cerca de materializarse el 4 de agosto de 2018.
Colombia también ha sido refugio para políticos venezolanos solicitados por la justicia, y los militares desertores que buscan formar un ejército irregular y tomar el poder por la fuerza.

¿UNA INVERSIÓN A FUTURO?

En mayo de este año, el canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo exigió más recursos para atender la crisis migratoria venezolana, pues, hasta ese momento, "solo había recibido 21% de los fondos prometidos".
De acuerdo a la agencia EFE, esa nación ha recibido de la cooperación internacional 228,1 millones de dólares, cifra que el canciller calificó como "insuficientes en comparación con lo que reciben otras naciones".
En tanto, argumentó que la ayuda solicitada por la ONU para Siria y África fue de 5,6 y 1,4 mil millones de dólares respectivamente.
Visto el panorama en el que se encuentra Colombia, no es descabellado pensar que sumarse a la orquesta contra Venezuela podría generar ganancias a futuro, si se consolida su desmenbramiento por parte de la rapiña global, liderada por Estados Unidos.
Contrario a la situación en la que se encuentra su industria petrolera, Venezuela posee las reservas petroleras más grandes del mundo.
Bien sea por el desplazamiento de los que huyen del conflicto armado colombiano desde más de 50 años, o los que han buscado mejor calidad de vida, Venezuela ha acogido a cerca de 6 millones de colombianos en su territorio, cifra que ha reiterado el presidente Maduro recientemente.
El presidente argumentó en esa oportunidad que, contrario a la campaña mediática, a Venezuela siguen llegando colombianos desplazados por el paramilitarismo, el narcotráfico y las políticas neoliberales de sus gobiernos.
El contrabando de gasolina y otros rubros, la incapacidad del Estado colombiano para combatir este delito en su territorio, el ataque a la moneda nacional en la frontera, y servir como base contra la estabilidad política, forman parte de la guerra multiforme que se ejerce contra Venezuela.

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