viernes, 13 de septiembre de 2019

EL CAMINO Y LOS EVENTOS QUE CONDUJERON A LA RESURRECCIÓN DE UN INSTRUMENTO OBSOLETO ACTIVAN EL TIAR CONTRA VENEZUELA: ¿BLUFF U OBJETIVO ESTRATÉGICO?


 de Estados Americanos (OEA) fue nuevamente epicentro de violaciones al derecho internacional y de la soberanía venezolana.
En esta oportunidad, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), o Tratado de Río, fue el punto principal en agenda.

BREVE HISTORIA Y DECLIVE DEL TIAR

Este mecanismo multilateral, impuesto por Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría, fue diseñado para el aseguramiento estratégico del “patio trasero” latinoamericano en aras de contrarrestar la influencia de la Unión Soviética. Plantea, en esencia, que un ataque armado contra un país latinoamericano será interpretado como una agresión contra todos los países de la región, lo cual habilita acciones de defensa colectiva (militar y diplomática) contra el país agresor.
Aunque su eje central yace en esa cláusula de defensa colectiva, el TIAR comprende una amplia gama de represalias económicas y diplomáticas para fortalecer la posición del país agredido.
Desde sus inicios, Washington utilizó el TIAR para dotar de "legalidad interamericana" a sus intervenciones en República Dominicana, Granada, Nicaragua y Panamá, pero entró en declive cuando en el marco de la Guerra de Malvinas (1982), el gobierno militar de Argentina invocó dicho mecanismo para armar una coalición interamericana frente a Reino Unido.
El Gobierno de los Estados Unidos, manejado en aquel entonces por el presidente Ronald Reagan, optó por apoyar a Reino Unido, su histórico socio de la OTAN, contra Argentina. Acto seguido paralizó la activación del Tratado y neutralizó los apoyos en defensa de la soberanía argentina que provenían de la gran mayoría de los países firmantes.
A partir de ese hecho histórico, el TIAR sería catalogado como un mecanismo obsoleto y poco práctico para gestionar las disputas a nivel regional. Estados Unidos demostró en la Guerra de Malvinas que la naturaleza de este tratado no consistía en defender a Latinoamérica de una eventual agresión, sino en contribuir al despliegue militar de un Imperio que reinventaba la Doctrina Monroe en clave anticomunista en aquella época.
El declive del TIAR tuvo su momento cumbre cuando, en 2012, Bolivia, Venezuela, Ecuador y Nicaragua abandonaron este tratado en el contexto de la 42 Asamblea General de la OEA.

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Actuando en bloque, en 2012 los países miembros del ALBA-TCP se retiraron del TIAR (Foto: Archivo)

UNA ILEGALIDAD TRAS OTRA

Días antes de que la República Bolivariana de Venezuela hiciera efectiva su salida de la OEA a finales de abril, el Consejo Permanente, en un movimiento catastrófico y violatorio de las leyes internacionales que rige la convivencia entre los Estados, reconoció al emisario de Guaidó, Gustavo Tarre Briceño, como "embajador" ante el organismo regional.
Este "reconocimiento" forzado del gobierno fake encabezado por Guaidó, fue duramente criticado por países que aspiran a una resolución pacífica del conflicto venezolano. Lógicamente esta maniobra no contribuía al diálogo, además de representar un acto totalmente ilegal.
Agotada su capacidad de movilización en la calle y acosado por las críticas en redes sociales debido a los diálogos en Noruega, en julio Juan Guaidó se vio obligado a optar por una maniobra simbólica: reincorporar ilegalmente a Venezuela en el TIAR mediante la Asamblea Nacional en desacato.
El movimiento tuvo como objetivo aplacar las críticas de los sectores radicales que exigen la formalización de una intervención militar extranjera. El equilibrismo de Guaidó no resultó como esperaba, rápidamente desde las redes sociales las barras bravas de María Corina Machado, Luis Almagro y Diego Arria, entre otros beligerantes de las redes sociales, interpretaron la “reincorporación” al TIAR como una válvula de escape de Guaidó.
Pero el daño ya estaba hecho. El conjunto de violaciones al ordenamiento jurídico venezolano e internacional pavimentaría el camino para lo que ocurrió en la OEA este 11 de septiembre.

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Desde el año 2016, todas los actos y decisiones de la Asamblea Nacional carecen de validez jurídica dada la situación de desacato frente al TSJ (Foto: Twitter)

LA RUTA DEL ESCALAMIENTO

El estancamiento del autoproclamado y la sólida resistencia del chavismo precipitaron la escalada de los halcones de la Casa Blanca. Empezó con el despliegue de aviones espía del Comando Sur surcando el espacio aéreo venezolano de forma ilegal, y concluyó el 5 de agosto con la promulgación de una Orden Ejecutiva (N° 13844) que oficializa el embargo integral a la economía venezolana.
La agudización del asedio económico y los amagues militares interrumpieron los diálogos en Barbados, otorgándole visibilidad y noción de "urgencia", nuevamente, a las opciones antipolíticas que siempre aguardan al quiebre de las instancias de negociación.
Políticamente, la retórica de Eliott Abrams iría ordenando la etapa inmediata posterior a Barbados. Luego de encerrar en Washington a los delegados del antichavismo en una reunión a finales de junio, la línea de acción inmediata fue homologada al no reconocimiento de ningún proceso electoral.
La agresiva retórica dejó como única posibilidad de triunfo el derrocamiento violento de Maduro, para lo cual las sanciones económicas y financieras generales representan el arma más sofisticada. Un chantaje legalizado e impuesto como reclamo político.
Pero este cálculo, extorsivo y totalmente demente, expresaba que Bolton y Abrams operaban solos y con autonomía. 
En el contexto del escándalo por la malversación de los fondos de la "ayuda humanitaria" en Cúcuta a manos del equipo de Guaidó, el secretario de Estado, Mike Pompeo, filtró a la prensa su descontento con la vanguardia local del golpe. Afirmó que en la oposición había “40 presidentes”, lo que representaba un problema “diabólico” casi imposible de resolver.
Este desaire previamente planificado, y el tiempo que Pompeo dirige a la campaña de reelección presidencial actualmente, favorecieron que Bolton comandara la escalada y controlara los tiempos y recursos políticos de la política exterior estadounidense.

LA CAÍDA DE BOLTON O CUANDO EL TIAR ES LO QUE ÚNICO QUE TIENES A LA MANO

Obsesionado con su enfoque de "máxima presión", John Bolton acumuló en él solo todas las frustraciones de Trump y de la Casa Blanca por el fallido plan Guaidó.
El aparatoso despido del asesor de seguridad nacional incluyó un berrinche público y varios comentarios posteriores del jefe de la Casa Blanca. Trump indicó, al ser interrogado por la prensa en el despacho oval, que Bolton se había extralimitado con Venezuela. Luego de eso, afirmó que Bolton era un obstáculo para la virilidad del presidente, quien tenía una política mucho más dura que la del famoso halcón, según dijo.
Aunque Trump volvió a jugar al típico Art Of The Deal, la destitución de Bolton puede leerse, en términos generales del enfoque de política exterior que representaba el halcón, como una maniobra de consumo político interno del presidente: remarcar que su programa Make America Grate Again implica renunciar a intervenciones militares desastrosas. Justo lo que garantizaba Bolton.

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John Bolton es el tercer asesor de seguridad nacional que el presidente Trump despide (Foto: Oliver Contreras / GETTY IMAGES.)
Lo cierto es que el TIAR ya venía en camino. El enviado especial del Departamento de Estado, Elliott Abrams, preanunciaba hace algunos días que la activación de dicho mecanismo no implicaba una intervención militar. El recrudecimiento del conflicto colombiano en semanas recientes ofreció la ventana de oportunidad que se requería, y el expediente que relaciona falsamente al Gobierno con las FARC y el ELN, podía ser fácilmente movilizado.
Pero seguramente la repentina, pero no sorpresiva salida de Bolton, aceleró el paso. De manera improvisaba recurrieron a lo que tenían a la mano para que la caída del halcón no implicara el relajamiento del asedio contra Venezuela. Mantener la moral en alto desplegando una nueva maniobra de intimidación era indispensable.

LA OEA HACE NUEVAMENTE LOS DEBERES ¿A MARCO RUBIO?

Para pisar el acelerador, fue clave el senador de Florida Marco Rubio. No sólo grabó un video para promocionar por redes sociales la urgencia de activar el TIAR, sino que delegó en su operador más cercano, Carlos Trujillo (embajador gringo ante la OEA), para empujar la sesión del consejo permanente en una dirección hostil. Este personalismo tiene olor a candidatura para reemplazar a Bolton.
Y esto era bastante lógica: en el Sur de La Florida, los operadores del golpe se juegan su capital político en el devenir de los acontecimientos en Venezuela. Han prometido la cabeza de Maduro como principal oferta electoral de cara a la reelección de Trump.
Con estos movimientos previos, entraría en sesión el consejo permanente de la OEA con el punto del TIAR como principal en la agenda.
La propuesta para activar el instrumento fue introducida por el usurpador Gustavo Tarre, lo que implicó un nuevo hecho inédito de ilegalidad al suplantar funciones diplomáticas del Estado venezolano y exigir que su país sea amenazado con una eventual intervención militar, según reza el tratado.
Como parte de su argumentario para justificar la iniciativa, Tarre indicó: "La soberanía de Venezuela se encuentra vulnerada por estos grupos terroristas que tienen la visión de la destrucción del Estado colombiano. La soberanía de Venezuela también está afectada por la presencia de más de 20.000 funcionarios cubanos".
El canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, acompañó esta apertura de telón acusando al Gobierno de Venezuela de apoyar a grupos armados colombianos. "El régimen de Venezuela alberga y auspicia organizaciones terroristas, le sirve de refugio a estos delincuentes que desde ese territorio planean acciones criminales que luego ejecutan en Colombia".
Países como Bolivia, México, Uruguay, mostraron su rechazo a la propuesta y las violaciones del derecho internacional que implicaba no sólo su aprobación, sino la presencia del usurpador Tarre.
Antes de votar la resolución entre los países firmantes del instrumento, Perú, Chile y Costa Rica intentaron incluir una enmienda que prohibiera el uso de la fuerza militar, aunque no mostraban ninguna reserva con el planteamiento de que Venezuela representa una amenaza y un factor de desestabilización para la región. Sin embargo, la enmienda fue rechazada por nueves países, y esto no cambió el voto de Chile, que lo hizo favorablemente.
Finalmente la resolución fue aprobada (dejando un conveniente vacío que no impugna el uso de la fuerza) por 11 países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, EEUU, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y República Dominicana). Otros cinco naciones se abstuvieron (Trinidad y Tobago, Uruguay, Costa Rica, Panamá, Perú). El Departamento de Estado de EEUU aplaudió de pie el fin del evento, y el gobierno venezolano calificó como una agresión la activación de este instrumento y afirmó que no reconoce ninguna decisión que derive del organismo. 

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El presidente Nicolás Maduro calificó como "infame" la invocación del TIAR por los Estados Unidos y sus aliados (Foto: Cortesía)
La resolución aprobada establece que el órgano de consulta del tratado convocará una reunión de cancilleres para la segunda quincena de este mes, donde serán valoradas las opciones a tomar. También se acordó mantener informado al Consejo de Seguridad de la ONU de todas las conclusiones y pasos que se lleven a cabo.
Sin embargo, el tono amenazante no logra encubrir un importante dato político que emanó de la jornada: los países que apuestan por una resolución violenta de la cuestión venezolana representan una minoría en la región.

LOS MEDIOS COMO BRAZO POLÍTICO DE ESTA MANIOBRA

Obviamente faltó surrealismo durante la sesión. No sólo porque se activó un instrumento obsoleto bajo el reconocimiento ilegal de un gobierno paralelo en Venezuela, sino por una razón más obvia: Venezuela no ha atacado militarmente a ningún país de la región, lo que convierte al TIAR en un instrumento caprichoso y eventualmente impráctico para Estados Unidos.
Pero a falta de solidez en los señalamientos, los medios de comunicación alineados a la estrategia de asedio contra Venezuela, han intensificado su rol como brazo político de la agresión. La alteración de un radiograma de la CEOFANB y el forjamiento de un documento del Sebin publicados recientemente por la revista Semana, constituyeron el falso positivo que otorgó verosimilitud a las denuncias Carlos Holmes Trujillo y Gustavo Tarre.
Visto así, la invocación del tratado era una cuestión de trámite y una legitimación de las mentiras publicadas por Semana, donde por medio de documentos forjados intentaron relacionar el Gobierno venezolano con grupos armados colombianos.

FINALMENTE, ¿HACIA DÓNDE VA EL TIAR?

La salida de Bolton, las recientes fotos que vinculan a Guaidó con grupos narcoparamilitares colombianos como Los Rastrojos, el estancamiento político del autoproclamado y la resistencia del chavismo, constituyen una mezcla explosiva que puede favorecer la ejecución de ideas dementes. Los operadores del golpe en Washington sienten el vértigo electoral y de lo que implica la continuidad del chavismo en el poder en 2020.

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Guaidó posando junto a los jefes del grupo narcoparamilitar Los Rastrojos, Jhon Jairo Durán Contreras, "alias Menor", y Albeiro Lobo Quintero, "alias Brother" (Foto: Las 2 Orillas)
Aunque esto pesa, y bastante, las condiciones internacionales del golpe no son las mismas que las de enero del año en curso. Y si algo denota el TIAR en lo referente a eso, es que su activación intenta cubrir una ausencia que deja el desgaste del Grupo de Lima y la imposibilidad de aplicarle a Venezuela la Carta Democrática.
El TIAR, en apariencia resuelve el vacío a continuación: dota a EEUU y a sus aliados más leales de un instrumento jurídico para institucionalizar sanciones financieras y económicas contra el país, como la ruptura de relaciones comerciales, bloqueos aéreo y naval y de comunicaciones.
De esta manera, el instrumento abre paso a la configuración de una coalición que amplíe el radio de aplicación territorial y financiero de las sanciones impuestas por los Estados Unidos, bajo la excusa de restringir el apoyo del gobierno venezolano hacia actividades que supuestamente desestabilizan la región.
El interés por extender a la región el ahogamiento catastrófico de la economía venezolana es la apuesta principal de la invocación del TIAR. Una apuesta que, vale recalcar, tiene el mismo efecto bumerang para EEUU: aumentar su visibilidad como el principal causante del estrago económico que vive Venezuela.
Las condiciones internacionales marcadas por la impugnación internacional al manejo de política exterior de Trump, hacen poco probable que la minoría regional de los leales a EEUU acompañen una expedición militar para ocupar a Venezuela. Parece, en cambio, tener mucho más que ver con Colombia que con el resto de socios. El TIAR permitiría redirigir recursos políticos, institucionales y económicos de los países firmantes para apoyar al gobierno colombiano en sus continuas provocaciones y amenazas a la soberanía venezolana.
Hace pocos días, Mauricio Claver-Carone, director senior para el hemisferio occidental del Consejo Nacional de Seguridad, afirmó que la Administración Trump apoyaría a Colombia en un eventual conflicto militar con Venezuela. El enviado Eliott Abrams insiste en lo mismo usando otras palabras.
En consecuencia, parece que la mesa está servida para un falso positivo que le dé cuerpo físico al fake news lanzado desde Semana. La Asamblea General de Naciones Unidas en los días por venir podría ser la caja de resonancia para acompañar un nuevo ciclo de tensiones, amenazas y agresiones, utilizando los relatos que se acoplan al espacio: la "intervención humanitaria", la ocupación para "derrotar el terrorismo" y la "estabilización" de Estados fallidos. No faltará el complemento de que Maduro tiene un plan macabro con Rusia y China que "amenaza" la región.
Como es lógico, los halcones tienen el ego herido y piensan bajo presión. Como el TIAR deja la puerta libre a una acción militar, eso representa una inyección de testosterona política. Así volverán a hablar alto y duro, con las pistolas en la mano. 
Aunque esta etapa abre paso a nuevas maquinaciones de guerra, también lo hace para que los errores no forzados sean aprovechados por el chavismo. Lo único indudable es que quieren iniciar una guerra en Venezuela por Colombia. 

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