lunes, 12 de noviembre de 2018

Floreciendo en la sequía

 Imagínate que vengan unos bichos y te corten el agua y se sienten a esperar a que todo se seque, a que todo muera de sed, mientras se lamentan a toda voz por el sufrimiento que produce en tu jardín la sequía, y te culpa de la sed, y te acusan y amenazan con cortarte también la luz, mientras sabotean tu cajetín y dicen que tú lo dañaste… porque eres un malvado que ha secado todo, que ha dañado todo.
Y tú buscas agua entre tus vecinos, pero la orden es que ni una gota, ni que pagues, porque no se trata de que puedas pagar, sino de rendirte o matarte de sed.
De eso se tratan las sanciones esas que “no afectan al pueblo venezolano”, según aseguran con cinismo, desde bien lejos, eso sí, sus gestores Julio Borges, el vampiro Ledezma y otros monstruos sin alma.
Con un sadismo asqueroso que les impide ocultar una sonrisa, se lamentan en video selfies del sufrimiento del pueblo, y enumeran víctimas que pesarían en sus conciencias, si la tuvieran, y se las suman a Nicolás, que es culpable del castigo que recibimos por no dejarse derrocar.
Y expertos analistas cuentan problemas y exigen medidas efectivas y perfectas, en medio de este ataque brutal que, sospechosamente, excluyen de su análisis.
Que en las escuela, los niños solo almuerzan arroz con caraotas, dicen consternados frente a las cámaras, ocultando, no solo el valor nutricional de las leguminosas, sino que desde que llegó el chavismo, los niños tienen comida en la escuela, pase lo que pase.
Que si no hay medicinas, pero ni pío sobre la imposibilidad impuesta por las sanciones de poder comprarlas.
Explican la “situación país” como si explicaran una inundación sin mencionar el diluvio que la causa y lo malo no es el diluvio sino el gobierno que no puede contener al agua… Y volvemos al agua…
Te cortan el agua y se lamentan de la sequía mientras tu riegas, como puedes, para que siga la vida, y la vida sigue, quizá sin tantas flores, pero sigue.. y cuando en esa cuesta arriba logras una flor hermosa y la celebras, cuando logras motivos para sonreír, te acusan también de insensible, para borrarte esa sonrisa, porque esta tragedia que te quieren imponer no admite ni un destello de alegría, ni un poquito del orgullo que sentimos porque seguimos vivos, porque seguimos de pie, porque seguimos luchando y seguimos venciendo.
Carola Chávez
Escritora / @tongorocho

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