20.jul.2015
En visitas recientes a los Andes
venezolanos, y luego de escuchar y ver la realidad por la que estos
estados fronterizos pasan cada día producto del bachaqueo desenfrenado,
la compra-venta de bolívares, pesos y dólares, el contrabando
generalizado y las largas colas para abastecerse de gasolina, me he
motivado a escribir con el ánimo de contribuir al debate que se viene
dando en el país y de manera muy particular sobre lo que ocurre en estos
territorios.
Es nuestra intención esbozar un marco de
ideas y reflexiones que permitan a nuestros compatriotas estar
informados sobre esas materias que son del quehacer diario y toca
directamente a los ciudadanos, realizadas al menos con una óptica
distinta a la que se viene difundiendo e imponiendo como matriz de
opinión a través de las empresas privadas de comunicación, y que permita
conocer en profundidad cuáles son sus principales motivaciones.
Aunque algunos puedan pensar que ya
mucho se ha escrito sobre la materia, creemos firmemente que nunca será
suficiente seguir ahondando sobre una situación que tiene repercusión
tremenda como un capítulo más dentro de la guerra económica que vive
nuestro país, teniendo como único objetivo derrotar a la Revolución
Bolivariana y con ello acabar con el legado del Comandante Chávez.
¿Qué es lo que se viene gestando desde
Cúcuta, Colombia, en estos últimos 26 meses de gobierno del presidente
Maduro? Para responder a esta pregunta, vamos a ejemplificar varias
situaciones que sin dudas nos permitirán entender el gran negocio que
desde allí se “cocina” diariamente, atacando a nuestra moneda y haciendo
que ésta se “debilite artificialmente” en forma sostenida y progresiva,
y con ello hacer tambalear los cimientos de nuestra economía, casi como
una remembranza de aquella funesta frase de Richard Nixon contra el
gobierno del presidente Salvador Allende de que “hay que hacer chillar
la economía de Chile para su derrocamiento”.
Una acción despiadada que se hace sin
ningún escrúpulo ni miramiento de sometimiento a todo nuestro pueblo, a
todo tipo de dificultades, sin distinción alguna pero de manera
particular a los habitantes de los pueblos y ciudades fronterizas.
Mientras que aquellos pueblos más alejados se ven afectados en acceder a
los productos de primera necesidad por el acaparamiento y la
especulación inducida, principalmente por el contrabando y el bachaqueo,
cuyo principal epicentro se localiza en la ciudad de Cúcuta.
La realidad económica se complejiza aún
más cuando vemos un contexto económico internacional afectado por la
baja de los precio del petróleo, una coyuntura, principalmente por las
expectativas de disponibilidad de mayores volúmenes de petróleo en el
mercado debido al levantamiento inminente de las sanciones económicas
impuestas injustificadamente a la República Islámica de Irán, y que se
darían con motivo del acuerdo alcanzado con las potencias del G-5 +1
(Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) para un
desarrollo supervisado de su programa nuclear con fines pacíficos.
Situación que sin lugar a dudas viene
siendo determinante en los bajos precios del crudo en los últimos días
del año 2014, una vez que la burbuja de producción por fracking se había
estabilizado. A pesar de este contexto macroeconómico internacional
nada alentador para nuestro país, debemos reconocer que no han hecho
mella en el afán del presidente Nicolás Maduro en mantener las
inversiones en el área social, e incluso en muchos casos llegando a
incrementarlas sustancialmente.
Se trata de una acción encomiable cuando
reconocemos la guerra económica interna a la que está sometido el
pueblo venezolano. Como bien lo hubiera dicho el propio Chávez, “esto
sólo es posible en socialismo”.
Pero retomando el tema que hoy centra
nuestra atención, queremos referirnos a uno de los tantos oscuros
negocios que se desarrollan en la frontera y que merece la pena ser
analizado. Se trata de la compra en Colombia de bolívares en billetes de
alta denominación a un precio muy por encima de su valor nominal, lo
que viene generando que cada día sea más difícil conseguirlos para
realizar cualquier transacción en efectivo en el país.
El resultado de esta operación es que
están sacando y acaparando todos los billetes de alta denominación, que
hasta la fecha se ha traducido en el decomiso de millones de bolívares
que iban a ser pasados de contrabando, toda vez que por cada billete de
100 bolívares pagan en nuestro hermano país 120 en billetes de baja
denominación.
Esto significa, por ejemplo, que si
usted vende 10 mil bolívares, usted recibirá 12mil, es decir, 2mil
bolívares más, representando una ganancia inmediata del 20% para
cualquier “contrabandista de divisas”. Prácticamente sin inversión
alguna y con riesgo a todas luces mínimo.
A través de este mecanismo se está
acopiando todo el papel moneda de billetes circulante de 100 y 50
bolívares afectando y generando distorsiones en las políticas monetarias
nacionales, que inmediatamente nos plantea grandes interrogantes: ¿Cuál
es el negocio detrás de los que compran estos billetes? ¿Cómo se
financia esta actividad? ¿Qué los motiva?
Resulta que una vez obtenidas estas
ingentes cantidades de billetes venezolanos por parte de las casas de
cambio en Cúcuta, y a través de un artificio financiero, terminan
aplicándolo a los habitantes el cambio de 0,20 pesos por 1 bolívar,
acopiando una masa de dinero que se cambiarán posteriormente en el Banco
Nacional de Colombia en Bogotá con base en la tasa oficial de Venezuela
de 6,30 bolívares por dólar, que en relación al peso se traducen en 436
pesos por bolívar, y si llevamos esta misma cuenta con respecto a la
tasa Simadi, estos se convierten en aproximadamente 14 pesos por
bolívar.
Si algo queda en evidencia en este
simple análisis es que dentro de esta componenda actúan las mafias del
narcotráfico y el lavado de dinero que son quienes realmente controlan
los grandes negocios y las transacciones financieras en la frontera, con
la observancia y al amparo de los órganos oficiales de la República de
Colombia.
Otra de las señales que nos deben poner
en alerta y que configuran una nueva vertiente de las operaciones de
especulación financiera que se presentan en esa inmensa frontera viva
colombo-venezolana la podemos apreciar cuando vemos que en Cúcuta 1
dólar se cotiza en 2 mil 750 pesos colombianos. Al mismo tiempo que en
la guerra virtual que desarrollan los enemigos declarados de nuestro
suelo patrio a través de la página web Dolar Today, imponen sin ningún
desparpajo o sustento una tasa irreal que ahora mismo podrían estar
haciéndole creer al país una cotización ficticia de 1 dólar en 630
bolívares.
Toda una manipulación económica que
juega con la especulación y las falsa expectativas que en el corto plazo
tenderá a agudizarse si no tomamos las medidas del caso, y nos pone en
un camino que podría terminar dejándonos sin papel moneda, forzando a
nuevas emisiones que indudablemente incidirán directamente en la
inflación al poner una mayor masa monetaria en circulación.
Definitivamente un plan bien pensado, un
circuito que al fin de cuentas sólo encubre actividades ilícitas y
genera ganancias improductivas para unos pocos a costa del sacrificio de
muchos, y con ello, colateralmente logran desestabilizar la economía
nacional y seguir atacando al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Misión Verdad
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