Por Camilo Katari, Resumen Latinoamericano 17 de enero de 2020
El actual gobierno plantea “diálogo” con Fuerzas Armadas en las calles, como en los tiempos de “Orden, Paz y Trabajo” (para los más jóvenes, fue el slogan del dictador Hugo Banzer). Mientras tanto, fuerzas oscuras se mueven en la clandestinidad para dividir el Instrumento Político.
Cuando ya se hizo el anuncio en Huanuni, todo parece indicar que es Buenos Aires el centro de operaciones de una corriente que quiere imponer un candidato a espaldas de las determinaciones que ya han tomado las organizaciones del Pacto de Unidad la noche de este jueves, hoy más que nunca se debe aplicar el pensamiento de “mandar obedeciendo”.
Cuando ya se hizo el anuncio en Huanuni, todo parece indicar que es Buenos Aires el centro de operaciones de una corriente que quiere imponer un candidato a espaldas de las determinaciones que ya han tomado las organizaciones del Pacto de Unidad la noche de este jueves, hoy más que nunca se debe aplicar el pensamiento de “mandar obedeciendo”.
Es conocida la pugna por el poder dentro del MAS, las direcciones pertenecientes a los pueblos originarios fueron relegados, en su lugar se designó a Ministros como responsables políticos; conocemos los resultados de estas decisiones.
Poco a poco el protagonismo de los Pueblos Originarios fue reemplazado por una tecnocracia sin base y contenido ideológico, sin cosmovisión propia, la ambigüedad de su ubicación social determinó mantener el pensamiento moderno-colonial, en lugar del Vivir Bien.
Esta falta de una ideología sólida, tuvo en el economicismo, su máxima expresión, nunca tomaron en cuenta por ejemplo, las palabras del Che cuando manifestaba que, no le interesaba una revolución que tenía como objetivo solamente una mejora económica.
La base fundamental del Instrumento Político han sido los pueblos originarios, los constructores del Instrumento, han sido las bases que en ampliados y congresos fueron demandando un mecanismo para poner fin al “pongueaje político”.
El MAS fue infiltrado, no cabe duda, y tal parece que estos agentes mantiene ciertos niveles de decisión, pero sin estar inmersos en la vida cotidiana de las organizaciones sociales, sin tener el legítimo derecho porque no participaron en sus luchas junto al pueblo.
Nuestra posicionamiento es claro, el único candidato que pude devolver la solidez a los sujetos colectivos, que son los principales constructores del Instrumento Político, es David Choquehuanca, mucho más por su autoridad moral porque fue cofundador de ese Instrumento junto a Evo.
David Choquehuanca no es solamente un candidato electoral, es sobre todo poseedor de la ideología, del conocimiento de la cosmovisión de los pueblos originarios. Esta cualidad tiene que ser la que determine la conducción del instrumento, en un contexto de radicalización des fuerzas conservadoras, coloniales y violentas, como ya está demostrada con la presencia militar-policial en las calles bolivianas, que es una aplicación de un terrorismo de Estado, perteneciente a la guerra de cuarta generación, en este contexto es que se debe plantear una dirección, que repetimos no es solamente electoral.
La autocrítica es una virtud en las organizaciones verazmente revolucionarias, este proceso ha sido llevado a cabo por todas las organizaciones de pueblos originarios y han tenido la claridad de discernir lo que significa la figura de un candidato.
“Pensar con nuestro propio cerebro”, ha sido una consigna que durante años han mantenido los pueblos originarios, y es legítimo que hoy se decida tener “un candidato propio”, los demás actores debemos respetar esa determinación que es la única garantía de construcción del Estado Plurinacional.
“Pensar con nuestro propio cerebro”, ha sido una consigna que durante años han mantenido los pueblos originarios, y es legítimo que hoy se decida tener “un candidato propio”, los demás actores debemos respetar esa determinación que es la única garantía de construcción del Estado Plurinacional.
Todos los intentos de dividir a las organizaciones de pueblos originarios, con el único fin de imponer un candidato, nos señala que no existe ideología, que no existe proyecto de futuro, que no se piensa de manera colectiva, sino se trata de retornar al electoralismo tradicional cuyo único fin es el marketig político, olvidando que un candidato transformador, revolucionario, debe encarnar, profunda y coherentemente el proyecto histórico de cambio.
*Camilo Katari, es escritor e historiador potosino
No hay comentarios:
Publicar un comentario