POR: CAROLA CHÁVEZ
Pobre Juanito Alimaña ¿Pobre?, bueno no, pobre no; gafo. Qué gafo Juanito Alimaña, que se creyó el cuento presidencial, que con ese ancho de nariz, con ese colorcito, se creyó que era como Leopoldo, del mismo linaje, o mejor, para él que es pitiyanqui, como Obama, y en fotos con filtros sepia imitaba las poses “carismáticas” de Barack, como recomendaron sus geniales asesores de imagen, mientras por la espaciosa cabecita de Fabiola cruzaba el alivio de no parecerse Michelle, o sea.
El estudiante nalgas blancas cambió la franela por un flux y corbata, su disfraz de presidente, creyendo que el hábito hace al monje. Una vez disfrazado, se dispuso a hacer lo que, según él, debe hacer un primer mandatario, o sea, forrarse de billete.
Generoso con sus panas, atendió al deseo de que los pusieran donde “haiga” y donde había, había mucho porque, con la ayuda de los gringos, se apropiaron de fondos mil millonarios de las cuentas de PDVSA, el BCV, Citgo… y todo era Rumba, tragos, jet privados, cocaína, prostitutas y claro, el carrazo convertible de rigor que debe tener todo nuevo rico.
Forrado de billete, Juanito Alimaña se creyó igual, olvidando que él solo puede ser igual a la gente de El Cafetal, porque más arribita, en la escala social, digamos, en Prados del Este -¡ni hablemos del Country!-, ni él ni la catirita lavada con cara de portuguesa de panadería que presenta como Primera Dama, cuelan. Lo digo porque sé que así son las cosas por eso lares.
Si hay algo que la oligarquía no perdona es la parejería: esa insoportable maña que tiene la gente común y corriente de creerse igual a quienes sí tienen pedigree. Ese tuteo insoportable que se convierte en pecado capital cuando coge vuelo propio, como quiso volar Alimaña, olvidando que está ahí solo para servir a sus dueños, no para ser dueño él.
Aparte del tuteo, el fracaso. ¡Eso es mucho con demasiado! Juanito fracasó rotundamente, terriblemente, no tumbó a Maduro en 24 horas, como lo anunciaron sus titiriteros Marco Rubio, Pence, Pompeo y Bolton allá el 23 de enero. Tampoco lo tumbó un mes más tarde, cuando “sí o sí” Venezuela sería invadida desde Cúcuta. Tampoco lo tumbó el 30 de abril, ni en mayo, ni en junio y eso que contaba con el respaldo del gobierno más sanguinario del mundo, no se puede fracasar así… Pero Juanito Alimaña Fracasó.
Nadie quiere a Alimaña, porque si hubiera tumbado a Maduro, si hubiera logrado su mantra de “cese de la usurpación, gobierno de transición, y elecciones libres”, lo habrían sacado del medio en cuestión de un par de meses y ya, pero se quedó atrapado en el limbo del ni pa’lante, ni pa’trás, atrapando con él a un montón de gobiernos que los habían reconocido como presidente legítimo y bla, bla, bla… Hay que quitárselo de encima y, para estos casos, siempre hay una puerta trasera con un basurero donde botar la basura.
¡Sorpresa! Hace unos días, una página antichavista publicó, con todo y facturas, la marramuncias de Guaidog y si pandilla. Resulta que alguien descubrió lo que venimos diciéndoles desde hace aaaaños: la oposición se roba todos los reales que pasen por sus manos, y si no pasan, van y cruzan la frontera para que pasen.
El cuento es que ahora están furiosos con el bichito que, sin poder siquiera sacar a Maduro, se robó un realero y puso a robar a sus panas, excluyendo a los ladrones de toda la vida, justo ahora, cuando el botín es enoooorme, jugoso, cuando es tanto que daría para que robaran todos, pero Guaidog no es adeco, explicó con agudeza nuestro ministro psiquiatra: Guaidog y su partido, Voluntad Popular, roban pero no dejan robar.
Mientras Alimaña da patadas de ahogado, ordenando investigaciones que ya se hicieron y lo dejaron mal parado, sus aliados, que no son ni aliados ni suyos, se lo irán quitando de encima, como a una peste. Tendrán los gobiernos atrapados en el limbo del reconocimiento presidencial fallido su ruta de escape y se apartarán fingiendo indignación en nombre de la ética, la moral y las buenas costumbres que no tienen.
“Que se cocinen en su propia salsa”, es la respuesta chavista a estos casos cuando la gente, indignada y con razón, exige que metan presos a quienes tanto daño le hacen a nuestro país. “Todo a su tiempo”, dice Nicolás al respecto y así son las cosas: Alimaña, como toda la oposición, se hundió solito por su ambición desmedida, reforzando así su “indevolvible” vocación de fracaso.
Así, al dente, cuando Alimaña caiga preso para pagar por todos sus asquerosos delitos, no habrá una sola voz que se atreva a alzarse a su favor. Nadie osará a embarrarse tanto.
Vivimos el ocaso de Juanito Alimaña, otra victoria de la paciencia, la “cabeza fría y nervios de acero” en esta guerra que no crean que con Alimaña termina. Siempre tenemos a Maria Corina, que nos quiere gobernar, y nadie le sigue, le sigue la corriente y los otros 39 aspirantes que descubrió Pompeo… el enemigo sigue ahí, herido en su soberbia, jodiendo y nosotros, por supuesto, lo seguiremos venciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario