18 octubre 2019
Combinando una serie de iniciativas que van desde la desobediencia civil activa hasta la acción directa callejera, el pueblo catalán que reivindica la independencia y la República está respondiendo a este nuevo atropello gestado desde el Gobierno español y sus Tribunales de (In) Justicia. Todo indicaba que iba a ser importante la contestación a la brutal e ilegal sentencia condenatoria de los dirigentes independentistas presos. Vale recordar que llevan varios años en prisión por el solo hecho de haber convocado a un referéndum que se efectivizó el 1 de octubre de 2017.
Sin embargo, las mujeres y hombres de este territorio conocido como Catalunya, herederos de quienes desde hace siglos vienen peleando por obtener el reconocimiento como Nación, no se quedaron con los brazos cruzados. Desde el mismo instante en que se supo que el odio del imperio español había impuesto altísimas penas de cárcel a Oriol Jonqueras, Raúl Romeva, Joseph Rull, Joaquím Forn, Carme Forcadell, Jordi Turull, Dolors Bassa, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, las calles, las plazas, las universidades y los centros de trabajo se vieron desbordados por voces de repudio que rápidamente se convirtieron en múltiples manifestaciones solidarias con sus presos políticos.
Preparadas de antemano a través de las redes y bajo la convocatoria de una sigla llamativa, «Tsunami democrático», Catalunya entera se puso de pie y fue generando a lo largo de toda esta semana múltiples muestras de su decisión de no permanecer impasibles ante lo que consideran no solo injusto sino parte de un obcecado revanchismo franquista contra todo lo que huele a catalán. De la misma manera que con la misma metodología prepotente se hizo y se hace contra el pueblo vasco.
Preparadas de antemano a través de las redes y bajo la convocatoria de una sigla llamativa, «Tsunami democrático», Catalunya entera se puso de pie y fue generando a lo largo de toda esta semana múltiples muestras de su decisión de no permanecer impasibles ante lo que consideran no solo injusto sino parte de un obcecado revanchismo franquista contra todo lo que huele a catalán. De la misma manera que con la misma metodología prepotente se hizo y se hace contra el pueblo vasco.
La creatividad en las respuestas tomaron por sorpresa a los mandos policiales de la represión gubernamental, ya que se produjeron verdaderas puebladas, como la del propio lunes, cuando se conoció la sentencia, y el aeropuerto internacional del Prat (el más importante de Catalunya y uno de los más concurridos de la península) fue literalmente ocupado por una multitud que con consignas independentistas y poniendo el cuerpo lograron paralizar casi todo el día gran parte de la actividad aérea. Decenas de vuelos no pudieron salir ni llegar, mientras en el amplio hall del aeropuerto, la policía local y la española (mancomunados en un mismo discurso de odio) arremetían a porrazos contra miles de ciudadanos que pacíficamente se hallaban sentados en el suelo. Así se repitieron durante todo el día escenas que recordaron aquel 1 de octubre donde los uniformados de la Guardia Civil dejaron un saldo de cientos de heridos.
Esto ocurría a la vez que miles de personas a lo largo y ancho del país, pero sobre todo en ciudades importantes como Lérida, Tarragona, Girona, cortaban calles y carreteras nacionales levantaban barricadas durante varias horas, hacían picnics familiares en las grandes avenidas para entorpecer el tránsito, improvisaban recitales de música. Todo ello destinado a visibilizar la protesta.
Al mismo tiempo, números vehículos bloquearon, a marcha lenta, la autopista que conduce al aeropuerto de Madrid, mostrando un poder no solo organizativo sino también muy imaginativo en lo que hace a métodos de desobediencia civil.
Ese fue el comienzo, pero a lo largo de la semana, las movilizaciones continuaron y también creció la represión, sobre todo contra una juventud que viene poniendo fuerza y entusiasmo para que la prepotencia fascista española no se salga con la suya. Así es que por la noches las calles de Barcelona se iluminaron de barricadas de fuego, mientras la policía, mostrando una agresividad descomunal, embistió contra los manifestantes, provocando que la lista de heridos creciera aceleradamente (ya suman cientos) así como la de detenidos.
Cabe señalar también que todos los días de esta semana miles de estudiantes universitarios y secundarios protagonizaron importantes acciones y cortes de calles, siendo hostigados en varias ocasiones por la policía local (los llamados Mossos de Esquadra) que a la hora de golpear, lanzar balas de foam, tan peligrosas como las de goma, y detener, compiten en agresividad con sus pares españoles.
Lo que queda claro a esta altura de la rebelión antifascista catalana, es que este pueblo no se deja domar fácilmente por el autoritarismo, tiene mucha historia detrás que avala sus demandas y también una enorme cantidad de muertos y encarcelados por reclamar lo que ahora, en este siglo XXI, una gran mayoría siente como alcanzable y necesariamente posible. Por ello, es que imitando lo que fueron en la década del 70 las grandes protestas anti racistas motorizadas por el asesinado pastor estadounidense Martin Luther King, se generaron a partir del miércoles las Marchas por la Libertad. Nueve columnas, con miles de personas cada una, que recorrieron a pie, desde distintos puntos del país, una buena cantidad de kilómetros para llegar el viernes a una Barcelona que los esperaba con los brazos abiertos y cumpliendo una huelga general exitosa.
Como se ve, esta lucha va para largo, y se está dando en el marco de una “España” cada vez más devaluada, que no tiene gobierno desde hace bastante tiempo y que se apresta a ir otra vez a las urnas sin ninguna esperanza de solución, salvo el continuismo franquista que tanto da que lo ejerza el PP, Ciudadano o Vox que ese constante engaño (para algunos ilusos, lo “menos malo”) que es el PSOE. Todos estos partidos, incluidos Podemos y su disidencia “Errejonista” tienen una gran coincidencia en un punto vital: como el Dictador Franco ayer, siguen creyendo hoy en “la unidad territorial española”, y para ello, las ansias independentistas de catalanes, vascos y gallegos son un obstáculo a derribar. De allí, que cada tanto se inventan decretos intervencionistas (como el 155), gritan “a por ellos”, mueven a los cachorros nazis con sus bates de béisbol o amenazan con los tanques.
A pesar de ello, en el fondo, no ignoran que los pasos que hoy recorre el pueblo catalán son irreversibles y sirven de ejemplo para el resto de las naciones y pueblos originarios (incluidos los de Abya Yala) a las que la peor escoria de los “castellanos” conquistaron a sangre y fuego en épocas pasadas.
Esto ocurría a la vez que miles de personas a lo largo y ancho del país, pero sobre todo en ciudades importantes como Lérida, Tarragona, Girona, cortaban calles y carreteras nacionales levantaban barricadas durante varias horas, hacían picnics familiares en las grandes avenidas para entorpecer el tránsito, improvisaban recitales de música. Todo ello destinado a visibilizar la protesta.
Al mismo tiempo, números vehículos bloquearon, a marcha lenta, la autopista que conduce al aeropuerto de Madrid, mostrando un poder no solo organizativo sino también muy imaginativo en lo que hace a métodos de desobediencia civil.
Ese fue el comienzo, pero a lo largo de la semana, las movilizaciones continuaron y también creció la represión, sobre todo contra una juventud que viene poniendo fuerza y entusiasmo para que la prepotencia fascista española no se salga con la suya. Así es que por la noches las calles de Barcelona se iluminaron de barricadas de fuego, mientras la policía, mostrando una agresividad descomunal, embistió contra los manifestantes, provocando que la lista de heridos creciera aceleradamente (ya suman cientos) así como la de detenidos.
Cabe señalar también que todos los días de esta semana miles de estudiantes universitarios y secundarios protagonizaron importantes acciones y cortes de calles, siendo hostigados en varias ocasiones por la policía local (los llamados Mossos de Esquadra) que a la hora de golpear, lanzar balas de foam, tan peligrosas como las de goma, y detener, compiten en agresividad con sus pares españoles.
Lo que queda claro a esta altura de la rebelión antifascista catalana, es que este pueblo no se deja domar fácilmente por el autoritarismo, tiene mucha historia detrás que avala sus demandas y también una enorme cantidad de muertos y encarcelados por reclamar lo que ahora, en este siglo XXI, una gran mayoría siente como alcanzable y necesariamente posible. Por ello, es que imitando lo que fueron en la década del 70 las grandes protestas anti racistas motorizadas por el asesinado pastor estadounidense Martin Luther King, se generaron a partir del miércoles las Marchas por la Libertad. Nueve columnas, con miles de personas cada una, que recorrieron a pie, desde distintos puntos del país, una buena cantidad de kilómetros para llegar el viernes a una Barcelona que los esperaba con los brazos abiertos y cumpliendo una huelga general exitosa.
Como se ve, esta lucha va para largo, y se está dando en el marco de una “España” cada vez más devaluada, que no tiene gobierno desde hace bastante tiempo y que se apresta a ir otra vez a las urnas sin ninguna esperanza de solución, salvo el continuismo franquista que tanto da que lo ejerza el PP, Ciudadano o Vox que ese constante engaño (para algunos ilusos, lo “menos malo”) que es el PSOE. Todos estos partidos, incluidos Podemos y su disidencia “Errejonista” tienen una gran coincidencia en un punto vital: como el Dictador Franco ayer, siguen creyendo hoy en “la unidad territorial española”, y para ello, las ansias independentistas de catalanes, vascos y gallegos son un obstáculo a derribar. De allí, que cada tanto se inventan decretos intervencionistas (como el 155), gritan “a por ellos”, mueven a los cachorros nazis con sus bates de béisbol o amenazan con los tanques.
A pesar de ello, en el fondo, no ignoran que los pasos que hoy recorre el pueblo catalán son irreversibles y sirven de ejemplo para el resto de las naciones y pueblos originarios (incluidos los de Abya Yala) a las que la peor escoria de los “castellanos” conquistaron a sangre y fuego en épocas pasadas.
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