“Creemos que la carretera es el objetivo, ¿será el ferrocarril el objetivo?, ¿será la carretera el objetivo?
¿O cambiar toda la relación geográfica-humano socioterritorial y cultural de sus inmediaciones a lo largo de un eje?
Este último sí es, pero a veces no lo queremos entender, a veces no, casi nunca lo entendemos”
Comandante Hugo Chávez
Golpe de Timón
Sin lugar a dudas la gran mayoría del pueblo venezolano apuesta al éxito del plan de recuperación económica que impulsa el Gobierno. De ello depende la normalización de las dinámicas cotidianas de la vida, necesaria para reordenar las acciones en todo ámbito, y sobre todo si queremos prepararnos frente a la nueva ofensiva desde el exterior, que asoma con claridad los planes para una agresión superior, que sumaría mayor complejidad a la ya difícil coyuntura que transita el plan económico.
Sin duda también es una oportunidad para corregir problemas estructurales de la economía venezolana, como lo anuncia el Ejecutivo Nacional. El consenso respecto a este punto es amplio y alcanza incluso a representantes de la oposición.
Por eso toca precisar y desarrollar cuáles son esos problemas estructurales a corregir y las medidas que hasta ahora han impulsado para ello. Allí necesariamente debe estar los elementos para la transformación de la base económica para el impulso del socialismo.
El Plan propuesto es bastante amplio, diverso y con dinámicas que nos cuesta comprender a cabalidad. Así que nuestra medida de su éxito es el bienestar del pueblo, de la gente sobre los números abstractos. Esa es la medida que aprendimos de nuestro Comandante Chávez, quien de forma diáfana, directa y permanente nos explicaba la visión compartida del mundo y de la economía, con el hombre y la mujer en el centro.
Además del diagnóstico y la lectura del momento, es vital mantener la referencia estratégica del Comandante Chávez, quien hizo explícito un problema estructural a corregir, ausente del actual plan de recuperación económica: la democratización de la economía.
En el Golpe de Timón1 Chávez nos decía: “… El Socialismo es democracia y la democracia es Socialismo en lo político, en lo social, en lo económico”, y asumía claramente la tarea del impulso de: “La transformación de la base económica del país para hacerla esencial y sustancialmente democrática, porque la base económica de un país capitalista no es democrática, es antidemocrática, es excluyente y de allí la generación de riqueza y de grandes riquezas para una minoría, una élite, la gran burguesía, los grandes monopolios, y de allí también la generación de la pobreza y la miseria para las grandes mayorías”.
El mismo Chávez sostuvo que: “Las fábricas construidas con fines capitalistas llevan las marcas indelebles de su sistema operativo, la división social jerárquica del trabajo en conjunción con la cual fueron construidas. Un sistema productivo que quiere activar la participación plena de los productores asociados, los trabajadores, requiere de una multiplicidad de procesadores “paralelos”, coordinados de la manera adecuada, así como de un correspondiente sistema operativo que sea radicalmente diferente a la alternativa operada de manera central, trátese de la economía dirigida capitalista o de sus bien conocidas variedades poscapitalistas presentadas engañosamente como “planificación”.
Chávez siempre tuvo claro el sujeto responsable de esta vital tarea que, repito, no se refleja hasta ahora en el plan: “Tenemos que asociarnos con los pequeños productores, pero tenemos que injertar la propiedad social, el espíritu socialista, a lo largo de toda la cadena, desde el trabajo de la tierra, donde se produce el mango, la guayaba, la fresa, hasta el sistema de distribución y consumo de los productores que de ahí salen.” El único sujeto convocado de forma clara en el actual Plan es el empresario, tanto nacional como extranjero, cuando es evidente que la construcción del socialismo requiere avanzar hacia una economía realmente basada en la hegemonía de la propiedad social, porque: “No debemos seguir inaugurando fábricas que sean como una isla, rodeadas del mar del capitalismo, porque se lo traga el mar”.
Un plan económico de la revolución bolivariana debe asumir, sin negar el sujeto privado (el que siempre ha estado presente en todo planteamiento desde el gobierno bolivariano), un claro impulso de la propiedad social en sus diversas opciones, como las planteaba el Comandante: propiedad social directa e indirecta, o mixta.
Y ésta no es tarea de un Ministerio: debe ser un lineamiento de Estado impulsado por todas sus instituciones como piedra fundacional del Plan de Recuperación Económica. El Comandante Chávez exigía esto en el Golpe de Timón, no sólo como la línea de acción oficial hacia las comunas sino con todo el sujeto popular organizado que impulsa el socialismo.
Reconocer que se han cometido errores importantes en el impulso de ese sector (comunas, la propiedad social directa, indirecta, bajo gestión obrera, campesina y/o Estatal) no es una excusa para no asumirlo como una tarea estratégica, porque si existen “errores” mayúsculos causantes de la actual crisis son, sin lugar a dudas, los ligados al empresariado que es convocado nuevamente, pese a su vinculación con la corrupción y la burocracia.
Además es una exigencia constitucional, asumida en voz del Comandante como el desarrollo progresivo del artículo 308 de la Constitución Bolivariana: “El Estado protegerá y promoverá la pequeña y mediana industria. Yo siempre digo que nosotros apoyamos y debemos seguir apoyando a la pequeña y mediana industria privada, pero también agrego que aquí no dice sólo privada, no, pequeña y mediana industria, aquí caben las industrias comunales, la pequeña y media industria privada, mixta, etc., en distintos modos y combinaciones pues, vuelvo a comenzar. El Estado protegerá y promoverá la pequeña y mediana industria, las cooperativas… las cajas de ahorro, así como también la empresa familiar, la microempresa y cualquier otra forma de asociación comunitaria para el trabajo, el ahorro y el consumo, bajo régimen de propiedad colectiva (estoy leyendo la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela) bajo régimen de propiedad colectiva, con el fin de fortalecer el desarrollo económico del país, sustentándolo en la iniciativa popular, se asegurará la capacitación, la asistencia técnica y el financiamiento oportuno. Propiedad colectiva, hay propiedad colectiva que es privada, que es mixta y también la propiedad colectiva social, la propiedad social directapor ejemplo esa es una forma de propiedad colectiva”2.
El Comandante precisó también el necesario alcance de la propiedad social, a saber: “eso es de propiedad social, en el capitalismo sería propiedad privada, de un patrón, para explotar a los trabajadores y esclavizarlo, eso será propiedad social, es la base industrial social del socialismo nuevo y que debe trascender la propiedad estatal. Por eso yo no utilizo, fíjense, propiedad estatal, no, es más allá, hay que ir más allá, es propiedad social, de los medios de producción… la propiedad social de la maquinaria, la tecnología, los sistemas de riego, la propiedad social de los recursos, de los medios de producción, pero hay que mirar entonces también aguas arriba, la producción de la soya, todo el capital y hay que mirar aguas abajo, los mecanismos de distribución de los productos que van a salir de allí, del centro industrial o del complejo industrial” 3.
"Debe imponerse la hegemonía de la Propiedad Social"
Por la complejidad de la coyuntura toca hacer movimientos tácticos para garantizar el futuro socialista, pero para que ese tránsito sirva de impulso para cambios integrales en la sociedad venezolana, echando las base de lo que vendrá, no puede dejarse de lado lo estratégico; deben garantizarse las mejores condiciones para que esa construcción socialista despliegue su potencia en el momento adecuado.
En el Golpe de Timón se define la proyección de la Revolución Bolivariana para este nuevo periodo, desde el pensamiento y la acción del Comandante Chávez; desde su clara posición de clase. Nosotros y nosotras somos y queremos seguir siendo las que asumen el combate contra las oligarquías y vencerlas desde la garantía de construir el bienestar de las mayorías.
Y sabemos que los ataques del enemigo serán cada vez más intensos, tal como lo explicaba el Comandante: “arremeten con tanto odio contra nosotros porque estamos planteando el modelo socialista dondedebe imponerse la hegemonía de la propiedad social, no de la propiedad privada… Eso es importante tenerlo claro, de esa manera, yo lo digo, en la medida en que vayamos avanzando en el camino seguirá creciendo en Venezuela la propiedad social sobre los medios de producción”.
También puso Chávez énfasis en definir un elemento central para la democratización de la economía: “… La propiedad social sobre los medios de producción ¿Cuáles son los medios de producción?... La tierra…”5 ¡La propiedad social de la tierra! La que hoy sufre una nueva ofensiva del latifundista con claras complicidades por parte de cuerpos de seguridad, instituciones judiciales y políticas; sin exagerar, una ofensiva del Estado que no termina de morir. Se hacen cada vez más cotidianas las noticias de agresión contra el campesinado, de desalojos arbitrarios y de muertes a manos de sicarios.
¿Acaso el plan de recuperación económica no debe garantizar que los campesinos produzcan la tierra? ¿Acaso no debe impulsar la producción agroindustrial desde medios bajo propiedad social, en manos del campesinado, del obrero y obrera, bajo gestión comunal directa o indirecta, mixta o cooperativa?
El Comandante precisaba: “La tierra. La tierra por ejemplo es por naturaleza propiedad social. Muchos dicen: No, esta tierra es mía. Mentira, mentira. Busquen los títulos a ver si es verdad que aguanta un análisis histórico jurídico, lo que llaman la cadena de propiedad de la tierra; casi todas las tierras venezolanas que hoy siguen en manos de grandes propietarios, fueron ocupadas ilegalmente, se las quitaron al pueblo, masacraron a los indígenas, a los campesinos y se adueñaron.”
Al día de hoy crece la deuda con el campesinado: Urge la administración de justicia efectiva para con los asesinados; urge regularizar de forma irrevocable la propiedad de la tierra, transformar de raíz las instituciones vinculadas con el campo, e impulsar un plan de siembra que garantice el avance económico real del sector. Todos estos fueron puntos del acuerdo establecido entre el Presidente Maduro y el campesinado que impulsó la Marcha Campesina Admirable. Sin embargo, no hay avances que reseñar.
Además de la tierra se debe democratizar: “...El capital, ese es otro de los factores de producción, pero no para el capitalismo, no, es para ponerlo al servicio del socialismo (...) La tecnología, la mano de obra, la capacitación y la organización de los trabajadores. He allí los factores de producción, los medios de producción y cuando uno dice el capital estamos hablando de las máquinas, la maquinaria. Las herramientas, la fábrica. Ahora esas maquinarias, esas herramientas, esas fábricas deben ser de propiedad del pueblo, de propiedad social dirigida y planificada por los trabajadores y las trabajadoras, y ustedes tienen que prepararse para eso muchachos, para eso muchachas. 7”
Asumir el socialismo no sólo es distribución justa de la renta, sino que también exige la propiedad social de los medios de producción: claramente es la vía planteada por el Comandante Chávez y por la Revolución Bolivariana para construirlo.
Esa conclusión -que define parte de la ruta para profundizar la revolución- es producto del largo aprendizaje, de infinidad de luchas que llevaron a decir al Comandante: "… Yo era el rey de los pendejos: creía que con la burguesía, con la extrema derecha y con las fuerzas imperiales era posible entenderse en el marco del respeto, pero es imposible, ellos no respetan nada, no respetan a nadie, (...) con la burguesía contrarrevolucionaria no hay entendimiento alguno, ¡no hay ni lo habrá!” 9.
La Necesaria Unidad Revolucionaria
La unidad revolucionaria es fundamental para que avancemos en los cambios necesarios que plantea el Plan, de eso no tenemos duda, pero la unidad exige convencer desde el debate, planteando una ruta clara que gane espacio para la construcción estratégica.
Partimos de que: “La unidad no es, aquello de monolítico, que vamos a ser todos iguales, y todos patria o muerte, venceremos. No, no, no, no, la unidad es diversa, a veces es incluso contingente, es decir, va evolucionando, se fortalece, se debilita, como el huracán sopla fuerte y de repente se va el viento, eh, como la lluvia, llueve fuerte y de repente dejó de llover. Hay que ir cabalgando sobre la unidad, revisándola, fortaleciéndola, cohesionándola, alimentándola con debates, con argumentos, convenciendo. Esto es vital”
Porque, al fin y al cabo, la unidad revolucionaria es para el desarrollo de la lucha necesaria para hacer irreversible un proyecto político, que garantice la paz, la soberanía, la democracia participativa y protagónica, la patria misma.
Todo eso se resume en Chávez para millones, asumiendo que: “el pueblo vota, es por un proyecto, es por un camino, es por una vía y Chávez durante una y mil veces lo dijo: vamos por la vía del socialismo. El pueblo votó por la vía del socialismo y es socialismo lo que quiere el pueblo, y es socialismo lo que requiere el pueblo, lo que necesita la patria."
Es mucho lo que está en juego: Venezuela es parte de una disputa global y el enemigo sigue empeñado en destruirnos por toda vía posible, incluyendo una acción militar directa encabezada por la oligarquía colombiana, en ese contexto ratificamos (incluso a pesar de la debilidad de la organización popular, una de las múltiples consecuencias de la crisis integral que transitamos que debemos superar), que "La Revolución debe, so pena de perecer, de ser capturada, modificar radicalmente la visión del mundo propia del capitalismo, debe emprender acciones que reconstruyan el tejido social, y para esto es principalísimo elevar lo local al nivel universal. Establecer relaciones políticas, sociales, económicas, organizativas y espirituales desde la base hasta el nivel nacional —desde el núcleo, diría yo, desde la célula hasta todo el nivel nacional".
Por eso somos la revolución bolivariana, la que se asume chavista y socialista.
Por Gerardo Rojas
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