Humberto Gómez García
16/09/2018
En la OEA han habido secretarios generales serviles a los intereses de los diferentes gobiernos de los Estados Unidos del Norte. Secretarios generales arrastrados, genuflexos a las órdenes que desde el Departamento de Estado, de la Agencia Central de Inteligencia CIA les daban en la conducción de la Organización de Estados Americanos OEA para garantizar los intereses gringos en la región. El Ministerio de Colonias yanqui –como en 1961acertadamente la calificaran (y bautizaran) el Comandante Fidel Castro y el Canciller cubano Raúl Roa, ante las agresiones de que era objeto Cuba, su naciente Revolución y el bravío pueblo cubano– presenta un mísero historial de agresiones a los pueblos y naciones latinoamericanas y caribeñas desde su fundación y ni uno solo de sus secretarios generales ha cuestionado esa línea de sumisión y cipayaje a los gobernantes norteamericanos. Pero, sin ningún género de dudas, quien se lleva todos los lauros y premios y supera a sus antiguos colegas, es Luis Almugre.
Baste recordar que la OEA nace en Bogotá en el marco del brutal asesinato del líder revolucionario Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, y desde esa misma fundación se puso de espalda a los pueblos del continente, al punto que el año 1954 concretó ese vasallaje al no defender el gobierno democrático y progresista de Guatemala que presidía Jacobo Albenz, y aceptar sumisamente lo que planteaba el representante norteamericano Jhonn Foster Dulles, con el fantasma del comunismo, de lo que acusaban al gobierno guatemalteco. La OEA reunida en Caracas apoyó de hecho la agresión militar a Guatemala en una operación preparada por la CIA, dirigida por el mercenario Castillo Armas, pese a las denuncias hecha por el Canciller Torrielo que aportó pruebas irrefutables de la agresión en ciernes.Muchas de las armas que utilizaron los invasores se las proporcionó el gobierno venezolano que presidía Marcos Pérez Jiménez.
Lograda por el pueblo cubano su liberación con el triunfo revolucionario del 1º de enero de 1959, cuando bajo la acertada conducción política y militar del Comandante Fidel Castro Ruz, logró el Ejército Rebelde derrocar la feroz dictadura de Fulgencio Batista, con las primeras medidas revolucionarias de nacionalizar los latifundios y demás empresas norteamericanas, la OEA comenzó a cuestionar y agredir el nuevo gobierno. Durante la invasión mercenaria de Playa Girón, la OEA tuvo una actitud de no condenar la agresión yanqui/mercenaria, y ya en 1962 la Isla caribeña es expulsada del seno de la organización multilateral. Para ello los Estados Unidos del Norte contaron, entre otros, con el decidido apoyo de gobiernos como el venezolano, presidido por el presidente pro norteamericano y anti comunista Rómulo Betancourt, entre otros. De nuevo la OEA servía a los intereses de los gobernantes norteamericanos.
En abril de 1965 de nuevo el expediente de la injerencia y la agresión militar se ponen sobre el tapate. De manera abierta y descarada el gobierno norteamericano invade la República Dominicana para impedir por la fuerza de las ballonetas y con 55 mil marines que hoyaron con sus botas infamantes el sagrado suelo de Santo Domingo, que el triunfante presidente Juan Bosh accediera al gobierno, que había ganado mediante el mayoritario voto de los dominicanos,y desde allí impulsar un gobierno democrático y popular. El papel de la OEA no pudo ser más lamentable. Se prestó para que los Estados Unidos montaran un parapeto de una invasión aprobada por el organismo hemisférico, con cuotas de participación de pequeñas unidades de soldados de varios ejércitos de países latinoamericanos que se prestaron para aquella infamia. Mamarrachada esta que puso el desnudo, una vez más, el carácter dependiente y apéndice yanqui de la OEA.
Ahora viene ese agente del gobierno norteamericano, Luis Almugre, quien es secretario general de la OEA a volver, por enésima vez, a la organización para una nueva y artera agresión, esta vez contra Venezuela. Montan un teatro y se repite de nuevo la mamarrada, pero esta vez el miserable canalla va más allá; desde ese campo de concentración, putrefacción, centro de todas las maldades contra Venezuela que es la ciudad de Cúcuta, con un pie en Venezuela y el otro en Colombia, desde el mismísimo Puente Internacional Simón Bolívar, lanza el anatema que hay que invadir a Venezuela para derrocar militarmente al legítimo Presidente Nicolás Maduro, mientras cientos de paramilitares bachaqueros. Replica así lo dicho por el presidente Donald Trump el año pasado, cuando señaló que la opción militar estaba contemplada con Venezuela.
Todo ello como parte del plan de agresión permanente y de tratar de crear las condiciones para una invasión. Lo declarado por el senador norteamericano narcotraficante Narco Rubio pidiendo, ya sin tapujos ni adornos, que se produzca la invasión a Venezuela.
¿Por qué se traslada Almugre a Colombia y se va a Cúcuta, a ver los “refugiados” que ellos mismos inventaron y un grupo de pobres venezolanos, infelices mercenarios de pacotilla que se prestan para aquella comedia que puede terminar en tragedia que los alcanzaría a ellos o los enrolaríann como mercenarios para invadir a su país junto a los paracos? Colombia, país en descomposición acelerada que tiene el triste record de once millones de emigrantes al exterior, –sólo en Venezuela hay 6 millones de colombianos–, y eso nunca le ha preocupado a nadie, menos a Almagro ni a la OEA ni ha merecido un solo titular de un periódico de provincia o de la canalla mediática internacional.
Es claro que de producirse una agresión militar a Venezuela ésta vendría por Colombia. Hace rato se está preparando para ello la oligarquía pastusa santanderista, los presidentes criminales Uribe y Santos buscaron crear las condiciones, no en balde instalaron 9 bases militares, ahora creen llegado el momento de anexarse una porción de Venezuela, la media luna que va del Zulia al estado Táchira incluyendo Mérida, Trujillo y hasta Barinas, atacando primero por las zonas fronterizas buscando una cabecera de playa para instalar un gobierno de emergencia, no en balde el sedicente tribunal supremo funciona en Bogotá y Luisa Marvelia Ortega Díaz se mueve intensamente como otro cuadro que es de la CIA tejiendo la red golpista, lo mismo Borges, el vámpiroLedezma y otros traidores a la Patria.
El Comando Sur yanqui tiene en Colombia –nación indiscutiblemente apéndice de los Estados Unidos– su base principal de operaciones para la América del Sur y Almagro es uno de sus títeres que cobra en dólares los favores y traiciones. Su presencia en Santander del Norte, el enclave paramilitar del narcotráfico, del imperio del contrabando/saqueo desde Venezuela a Colombia, de las mafias que juegan a destruir la moneda venezolana, la base de la guerra múltiple contra nuestro país es allí, en Cúcuta, a esas bandas delincuenciales y mafias les aterra quedarse sin la gasolina venezolana que utilizan como componente de la elaboración de la cocaína. Esa gasolina les es más vital que el agua y el aire, por eso otra de las explicaciones de la presencia de Almugre allí, ver cómo detener la política venezolana de controlar su gasolina, cuando la industria de la droga crece y el mercado norteamericano exige más y más droga, y Colombia es su principal, si no único, proveedor de cocaína y sus derivados. La droga es el gran negocio transnacional, de eso vive el narco estado colombiano, la oligarquía, el revivido cártel de Medellín con el ascenso de la marioneta Duque al poder, que pone en manos del capo genocida Uribe nuevamente las riendas de Colombia.
Ese es el papel que el gobierno de Trump le asignó al demente Almugre, quien alegre y públicamente, sin pensar en las consecuencias que eso puede acarrear en toda América Latina y a él mismo, anuncia la guerra norteamericano/colombiana contra Venezuela. ¡Agarren y amarren ese loco! Quiere prender el candelero y el primer achicharrado va a ser él.
Almugre cometió un error garrafal al hacer ese anuncio, Venezuela lo va a denunciar en todos los escenarios posibles, tanto a nivel mediático como en los organismos multilaterales, en la Comisión de Derechos Humanos, porque al anunciar una posible guerra está tratando de generar pánico, terror en nuestra población, guerra psicológica que constituye la violación de los derechos humanos de los venezolanos a la paz y la tranquilidad ante una amenaza de guerra. Poner al desnudo el servilismo, el odio hacia Venezuela y la mentalidad criminal de este funcionario que habla a nombre de toda la OEA cuando eso allí no ha sido ni creo lo será porque es violatorio de todo el cuerpo legal y estatutario formal de la organización. En términos teóricos esa es una organización de paz no de guerra según sus estatutos, independiente de cómo ha sido utilizada por los diferentes norteamericanos. Allí en su seno una agresión militar contra Venezuela no tiene mayoría, más allá de los gobiernos cipayos del grupo de los 13 al cual próximamente se le saldrá nada más y nada menos que México porque el presidente López Obrador no va a cohonestar una agresión militar contra un país hermano¿Se acerca el fin definitivo de la OEA, implotará con el accionar de Almugre y la guerra contra Venezuela que abiertamente plantea.(16//09/18)(humbertocaracola@gmail.com) (@hgcaracola) (revistacaracola.com.ve) (Miembro de la Unión Nacional de Medios Alternativos y Comunitarios Impresos UNAMACI)
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