lunes, 6 de abril de 2015

VII Cumbre de las Américas ¿Algo más que un nuevo velorio para el ALCA?


Fernando Buen Abad Domínguez
Rebelión/Universidad de la Filosofía
Esta vez la Cumbre de las Américas no cuenta con el besamanos genuflexo tradicional y unísono. Llega con el antecedente de las declaraciones de CELAC, ALBA y UNASUR… además de millones de firmas y movilizaciones que repudian la voz del imperio en el decreto de Obama que acusa a Venezuela de “amenaza”. La bestia imperial acude hambrienta de recursos naturales y mano de obra barata. Anhela un festín bélico condimentado con barbarie y humillación a destajo para adueñarse de un “mercado” con 600 millones de habitantes y riquezas naturales extraordinarias y un PBI superior a los 5 billones de dólares.[1] La industria de las armas sobrevuela.  

En el mundillo de la diplomacia burguesa eso es un “clima adverso”. En el proceso independentista y revolucionario -que está completándose- ese clima es un signo (incipiente) de los tiempos y de las urgencias. Por ejemplo Cuba logra la libertad de los 5 héroes y es sede de los diálogos Paz para Colombia. Por ejemplo, UNASUR, en voz de Samper, propone extirpar todas las bases militares norteamericanas en Latinoamérica y el Caribe.[2] Por ejemplo, Argentina ha dado una batalla extraordinaria contra los “fondos buitre” que desnudó las intereses verdaderos de los “intereses”. Los tiempos cambiaron. Pero Ollanta auspicia la llegada de más soldados yanquis y Peña Nieto pide que se les permita andar armados en todo el territorio. Santos dice que Colombia es la Israel de Latinoamérica. Capriles, Uribe, Macri, Masa se reúnen y dicen que el “futuro” debe ser el modelo aplicado en México. 

El Reino Unido hace alharacas en las Malvinas argentinas, China y Rusia advierten que no permitirán agresiones a Venezuela mientras arrecian las operaciones golpistas en Brasil y en Argentina. El crimen organizado (por el capitalismo) hace de las suyas con toda impudicia y toda impunidad. Honduras vive un baño de terror inenarrable y el Caribe vuelve a ser amenazado con des-abastecimiento de hidrocarburos.
A cualquier “clima adverso” se le imponen golpes de estado y, acompañando esa variable, hoy se acentúa como ariete invasor un “Plan Cóndor Mediático” o “Plan Buitre Mediático” (según las mutaciones del imperio) que tiene cabeceras operacionales en los países miembro de la “Alianza del Pacífico”.  Y nosotros no logramos consolidar una Revolución Continental de la Comunicación para la emancipación. No logramos una cumbre de presidentes que discuta la Comunicación como un problema de seguridad regional porque, a todas vistas, se despliega una “Guerra de Cuarta Generación” instrumentada profusamente con armas de guerra ideológica.

¿Qué espera Obama y qué esperan sus jefes de esta reunión en la que sí estará Cuba? En la agenda del imperio la obsesión de resucitar el ALCA cuenta con secuaces de todo tipo sembrados en la región y camuflados con todo tipo de artilugios. No es difícil detectarlos porque su discurso vetusto además de disonante hiede, pero eso no implica que sea sencillo desactivar sus operaciones territoriales. Siembran miedo, zozobra, calumnias y angustia en todo lo que tocan e invierten fortunas en tácticas de guerra sicológicas disfrazadas de “noticieros” o programas de “opinión”. Invierten además sumas locas en propaganda “prime time” para convencernos de que en esa guerra psicológica no existe. Es parte de la guerra y de la lucha de clases.

¿Qué esperamos nosotros? Hay que desactivar la guerra económica y la guerra mediática. Hay que arrebatarles todas las armas con que nos ataquen sean fusiles, iglesias o universidades. Hay que repudiar y anular todo género de sanciones que USA quiera imponer a Venezuela o cualquier otro país. Hay que frenar todo genero de avance militar yanqui en la región. Es inexcusable llegar a esta VII Cumbre de las Américas ratificando el apoyo Latinoamericano y Caribeño (y además planetario) a Nicolás Maduro porque defender a Venezuela es defender la soberanía y la unidad de la Patria Grande que es la humanidad. Pero más importante que todo un arsenal de argumentos y denuncias contra del imperio y su perversión, hay que acordar, es decir fijar tareas irrenunciables e inmediatas, para la profundización de todo proceso de independencia y revolución. Completar las tareas revolucionarias en Venezuela, Ecuador, Cuba, Argentina, Brasil… no habrá seguridad ni paz en la región en tanto el capitalismo, exógeno y endógeno, siga teniendo intocados sus nichos de saqueo de recursos naturales, explotación de la clase trabajadora y sojuzgamiento mediático de las conciencias. No lloremos sobre la leche derramada. Es hora de la unidad.

No acudamos a esa VII Cumbre sin una agenda de unidad, de integración y de acción estratégica para el corto plazo. No acudamos sin una nueva doctrina diplomática y revolucionaria antiimperialista y anticapitalista. No acudamos sin un baño de auto-crítica científica que no sea hija de la “buena fe” o de ciertas culpas funcionales. No acudamos sin una herramienta para reparar los errores y convertirlos en fortalezas. No acudamos sin un plan que profundice y perfeccione la lucha en defensa del planeta, de la clase trabajadora y de la subjetividad colectiva. No acudamos sin una herramienta poderosa para enriquecer nuestra integración y salvación con el consenso las mejores luchas sociales para superar al capitalismo sin cometer errores añejos. Y todo lo que se acerque a eso.

El objetivo de la Cumbre no debe ser sólo hablarle a Obama, no lo hagamos la estrellita de la fiesta. El objetivo es hablarnos entre nosotros sobre cómo avanzar en las tareas emancipadoras. Hablarnos descarnadamente, fraternalmente. Nos va la vida. Obama debe llevarse de esa Cumbre una orden poderosa y aleccionadora de respeto y dignidad para los pueblos que es la orden de un mundo que decretó la muerte del ALCA en Argentina. Debe mirar el féretro de la impudicia y la impunidad imperial y ver la cuna de una región pujante que nace con herencias independentistas y revolucionarias, dispuesta a no ser arrodillada. Ese es el mandato de la lucha de clases, el mandato de los pueblos. Esa es nuestra agenda ineludible. La orden de la Historia.

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