Por: Richard Canan
Guaidó representa la estafa más grande en la historia política venezolana. Se le ha pasado todo un año entre disparates y locuras. Tiene todo listo para entrar al salón VIP del manicomio más cercano víctima de una crisis psicótica. Nadie se explica cómo este nefasto personaje, que ha contado con multimillonarios recursos y todo el apoyo de la extrema derecha planetaria, pudo fallar en el cumplimiento de sus tres apocalípticas y fantasiosas promesas: “Cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. Pura charlatanería.
Desconcertantes mentiras, garrafales errores, prepotencia, odio y sectarismo, de todo hay en la variopinta telenovela que montó Guaidó durante todo el año 2019. Desde bacanales y orgias, múltiples casos de corrupción, hasta el despilfarro del dinero recolectado en nombre de su fracasada cruzada golpista. Todos esos millones han terminado en los hambrientos e insaciables bolsillos del sifrinaje de Voluntad Popular y Primero Justicia. Esto es algo público y notorio.
Para cerrar el año, y contrastando con la vida de opulencia de los líderes opositores, la televisora Telemundo puso en evidencia uno de los despropósitos y descalabros más grandes de la extrema derecha venezolana, haber engañado al personal militar, azuzándolos para que se levantaran en armas contra la República. Con la pretendida promesa de ventajosas amnistías y recursos a granel si se alzaban contra el Estado venezolano. Pero la realidad ha sido otra. Los militares desertores terminaron siendo vejados y olvidados por los nefastos políticos golpistas, primero en Cúcuta y ahora se revela que hasta en el propio seno del imperio norteamericano han dejado desprotegidos a sus antiguos redentores.
Resaltan aquí las abrumadoras revelaciones del ex Mayor Hugo Parra. El mismo que en febrero de este año juró lealtad parado firme frente al presidente imaginario Juan Guaidó en el tragicómico circo montado en Cúcuta, y cuyas imágenes fueron utilizadas y explotadas por los laboratorios mediáticos para exacerbar a la fauna de la extrema derecha mundial. Todos estos militares corrieron la misma suerte, fueron engañados y abandonados.
Pasados los meses del Cucutazo, militares como Parra tuvieron que huir de sus embusteros “benefactores” colombianos, terminando su periplo en absoluta soledad en la frontera con Estados Unidos. El resultado es ocho meses detenido como un vil delincuente por las autoridades migratorias de ese país (ICE), mientras “evalúan” el caso de este confeso partícipe en el intento de “aniquilar al gobierno de Maduro”. Con mucha resignación y amargura este militar abandonado por Guaidó señaló que todo “Lo que hice no valió nada. No veo una salida”.
El aventajado “equipo” del diputado Guaidó en Estados Unidos, los “diplomáticos” plenipotenciarios y magnánimos Vecchio y Fincheltub también se lavaron las manos olímpicamente. Esto no es con ellos. Están muy ocupados en sus afanosas tareas de recolección y gasto de los cientos de millones de dólares que ha captado la extrema derecha venezolana de sus desplumados financistas.
Lo del espurio “presidente” Guaidó es totalmente vergonzoso. Parece el papá de Pinocho, solo le crece y crece la nariz por ser tan embustero y charlatán. No ha podido cumplirle a nadie sus fantasiosas promesas. En este contexto, quién se atreverá a confiar en Guaidó en los próximos convites y disparates que invente. Pues nadie. Su credibilidad está totalmente destruida.
Viéndolo bien, el espichado diputado Guaidó acumula tantos desaciertos y pelones que bien merece seguir dirigiendo a la extrema derecha en su fracasado e iluso gobierno imaginario por todo el año 2020. Al frente de la presidencia de la Asamblea Nacional en desacato ha demostrado que es un bate quebrado, inocuo, prepotente y soez. No tiene impacto alguno en la vida política del país. Ni siquiera ha podido calmar los ánimos entre las hambrientas hienas de la convulsionada derecha opositora. La Asamblea Nacional es un hervidero de disputas intestinas, intereses sectarios y negociados corporativos. Por donde se mire florecen los putrefactos casos de corrupción provenientes de estos personajes surgidos de la perfidia y la conspiración. Todo en las narices del sifrino impuesto por el partido neofascista Voluntad Popular.
En el supuesto negado que Guaidó logre atornillarse dictatorialmente 12 meses más en su cargo vitalicio como presidente de la Asamblea Nacional, sumará tantos fracasos que logrará ganarse todo el implacable odio de las fuerzas opositoras(sus amados Haters). Caerá en el agujero negro de la desgracia y el olvido, como las estrellas caídas de Capriles, Rosales, López, Falcón y demás falsos demócratas que pululan en la derecha venezolana.
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