Por: Elías Jaua Milano.
Por estos días del año 1999, hace 20 años, andaba desplegado en la campaña para la aprobación popular del texto constitucional que habíamos redactado los y las constituyentes. Era la etapa aprobatoria del proceso popular constituyente propuesto por Hugo Chávez desde su campaña presidencial de 1998, convocado por decreto presidencial el primer día de su mandato, el 2 de febrero del 99 y que el pueblo activó el 25 de abril del referido año, cuando el 92% de los y las que participamos en el referéndum convocado para tal fin votamos por el Sí a la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente.
Tras la elección de los y las Constituyentes el 25 de julio y la instalación el 3 de agosto de aquel año 99, se abrió paso a la etapa asamblearia y consultiva del proceso. 131 Constituyentes, solo cinco eran de oposición, nos instalamos y nos juramentamos en el Aula Magna de mi querida Alma Mater, la Universidad Central de Venezuela. Con mis 28 años de edad llevaba en mi alforja de propuestas los sueños y anhelos de la generación estudiantil de los años 90 del siglo XX y tenía plena conciencia del peso histórico que significaba representar el sacrificio de decenas de compañeros y compañeras asesinados por la policía, de centenares de heridos y torturados, de centenares de miles que lucharon y lucharon durante toda esa década contra la implementación del modelo neoliberal y la masiva represión a través de la cual se intentó imponer, especialmente como respuesta a la rebelión popular del 27 de febrero de 1989. Hoy más que nunca, sigo teniendo conciencia de tamaña responsabilidad.
El 5 de agosto de 1999, en nuestra primera sesión en el Palacio Federal Legislativo, el Presidente Hugo Chávez presentó su propuesta de Constitución y puso su cargo a la orden de la soberanísima Asamblea Constituyente y nos exhortaba en este sentido: “Que todos los venezolanos sientan que están participando y protagonizando este proceso revolucionario”. Así lo hicimos, las puertas del Palacio Federal Legislativo se abrieron amplias para todos los sectores, todas las sesiones se trasmitieron en vivo, las discusiones en las comisiones se hicieron con participación de la prensa, se habilitó un sitio en internet para recibir propuestas y para que el pueblo con acceso pudiera ver las transcripciones de las discusiones, se desplegaron buzones móviles para que la gente depositara sus propuestas, se desarrollaron asambleas populares semanales en todo el país discutiendo artículo por artículo antes de la aprobación .
Entre el 20 de octubre y el 9 de noviembre, del año en cuestión, discutimos el texto que recogía la mayoría de las cerca de 20 mil propuestas que nuestro pueblo había hecho, propuestas que iban desde textos constitucionales redactados por juristas hasta pequeños papeles escritos a mano, con errores ortográficos. Como lo expresa Luis Gustavo Pérez Pescador, en su libro La Voz del Pueblo: “Por primera vez los humildes se atrevían y podían escribir en un papel sus ideas políticas para redactar una Constitución”.
El país vio en vivo y directo los arduos y argumentados debates en cada uno de los artículos, entre los y las constituyentes bolivarianos y los cinco de la oposición, pero también entre nosotros los del Polo Patriótico, en una demostración de que el chavismo nació como una fuerza plural, diversa y deliberativa.
Estos debates además se daban en medio de una batalla en los medios a través de los cuales las jerarquías de la Iglesia católica, las cúpulas empresariales, los dirigentes del Pacto de Punto Fijo desarrollaban falsas matrices contra la propuesta constitucional que se debatía.
Entre el 12 y 14 de noviembre de 1999, se dio la segunda discusión y finalmente sancionamos el texto que sería sometido a referéndum. A partir de ahí me fui a un extenuante recorrido por la geografía mirandina, a explicar en centenares de asambleas la propuesta que habíamos elaborado.
20 años después, canto con Mercedes Sosa “Gracias a la vida que me ha dado tanto”, gracias a la historia que me permitió participar de un inédito proceso renovador que plasmó en nuestra Constitución Bolivariana los sueños y los anhelos de construir un país soberano, igualitario, democrático, plural, honesto. Mucho logramos avanzar en el camino, hoy la lucha por un país a la altura del sueño de todos los venezolanos y venezolanas continúa.
El proceso popular constituyente continúa para despejar el horizonte de la Patria hacia un buen porvenir. Rumbo al 2030.
No hay comentarios:
Publicar un comentario