Por Sebastián Ramírez, Resumen Latinoamericano, 13 noviembre 2019.-
La vertiginosidad de los acontecimientos nos demandó actualizar varias veces estas líneas. Domingo por la noche, consumado el golpe contra Evo, damos por concluida la última reescritura.
El telón de fondo
La vieja rosca boliviana masticó durante 14 años su odio de clase y racial contra las osadías del Gobierno plurinacional encabezado por el compañero Evo Morales. Oligarcas y grandes burgueses rumiaban su bronca por la nacionalización del gas y petróleo. Tenían muy presente el “odioso” antecedente de la expropiación del recurso minero en 1952. Expulsados los barones del estaño (Patiño, y Aramayo) se constituía la Corporación Minera Boliviana que aún perdura.
No hace tanto nos visitaba Alberto Echazu (viceministro a cargo de la Empresa Boliviana del Litio). Su Gobierno se rehusaba a exportar el mineral en bruto e ingresaba al selecto club de los que fabrican baterías de litio. Mientras tanto Argentina y Chile seguimos prisioneros de la primarización.
En Bolivia pobreza y desocupación son un tercio de la nuestra. Su inflación es 50 veces menor. La deuda externa es del 20% del PBI. Mientras Argentina se encuentra en recesión el PBI boliviano aumentó un 4,2% (2018, fuente Banco Mundial). Sin ponernos a opinar sobre sus muy probables apuros económicos (quien no los tiene en este mundo en crisis) Bolivia pareciera ser un oasis de sustentabilidad.
El Golpe de Trump y Camacho
América, territorio fuertemente disputado por las distintas potencias imperiales. La derrota de Macri es un intolerable tropiezo para los yanquis. ¿Habrá relación de causa-efecto entre esto y la movida para derribar a Evo?
Con el cinismo de los complotados Mesa hizo cáscara con el respeto a la voluntad popular. Pero avisó que el único resultado electoral que aceptaría sería el de su propio (y más que improbable) triunfo. Concretada la elección se desató una monumental campaña de desinformación. Artículos en los medios deslizaban como al pasar que era inaceptable que de un recuento empatado saliese ungido un ganador. Ocultaban así una diferencia del 10% (décimas más, décimas menos) a favor de Evo. Recordemos que, en los primeros días, la discusión se centraba en si correspondía o no llamar a balotaje.
Sobre llovido mojado Camacho se sumó a la escena. El hombre providencia que viene a redimir a las elites de los “abusos” del populacho. Tomó de prestado el discurso de Bolsonaro y convocó a las fuerzas represivas a hacerse cargo del Gobierno. Cobra nueva dimensión el grave incidente del helicóptero de Evo que pudo costarle la vida.
Los dilemas de un miserable
¿Fue golpe? ¿No fue golpe? Este interrogante desatinado sigue consumiendo decenas de horas en las pantallas. Algún canalla a sueldo se preguntó si Evo no estaba administrando un autogolpe. En las calles no hubo dudas. Por decenas de miles nos concentramos. Y marchamos en todo el país.
Macri transita sus últimos días en la Rosada con su canasta de maldades a cuestas. Los generosos aumentos autorizados son su regalo de despedida para los sectores concentrados. Pero en su actitud frente al golpe sobresale el Macri más auténtico. Un hombre de principios. El que se emociona si algún poderoso lo llama por su nombre. Mientras hace fila en los besamanos junto a otros miserables de similar calaña.
Alguien acusó a la OEA de actuar con doble vara. Se equivoca. La OEA es parte operativa del complot. Al igual que el nefasto grupo de Lima que tan calurosamente integra Macri. Cualquier argumento es bueno cuando se trata de defender la “democracia” y la “república”. Por si hubiera dudas consultar a Lilita o Pichetto.
Aún no está escrito el desenlace
Los golpistas se esforzaron en ultimar la asonada en el menor tiempo posible. Para obstaculizar la organización y coordinación de la resistencia popular. Circulan videos que testimonian la voluntad de mineros, campesinos, de las Juntas en las barriadas populares de ¡¡¡pelearla!!! El ejército se despliega para reprimir a “los violentos”. Resurge el fascismo. Los flamantes conversos suelen ser los más feroces.
Compran su propio relato
Nuestros enemigos son vulnerables. Por comenzar defienden los intereses de una minoría parásita. Van a contramano de las necesidades más elementales de las mayorías. Veamos por caso Chile. Piñera se creyó su propia propaganda. Ofrecido como modelo éste fue ponderado al paroxismo por Macri y Bolsonaro en tanto voceros del establisment. Un país feliz. Una economía próspera y un Pueblo que debiera estarle agradecido. Dieron por comprobada más allá de cualquier duda y por eterna su propia foto.
La foto… Ese vicio de los mecanicistas. Porque la realidad nunca es plana. La lucha de clases transcurre en cuatro dimensiones. Se les escapó la espesura, la profundidad del odio que han generado. Además, desprecian el factor tiempo. Las broncas populares vienen de lejos. Y se proyectan a nuestro futuro en múltiples modalidades. Que lo vayan sabiendo, nada es inmutable. Nada es para siempre.
No son momentos para reproches
Sí son tiempos de reflexión. Reaparecen viejos dilemas.
· Llegar a ser Gobierno no es poca cosa. Detentar el Poder es algo diferente. Por tanto, ser Gobierno no es el final del camino. Mucho menos si lo que pretendemos es producir transformaciones profundas. O incluso simplemente reformas. Los principales institutos del Estado (los represivos, la justicia, la escuela y los medios) pasan a ser objeto de arduas disputas.
· Los Gobiernos plebeyos concitan el odio de los sectores dominantes. No perdonan sus aciertos. Y están a la caza de sus errores para aprovecharlos. Trabajan a destajo para dividir al campo popular. Buscan resolver el conflicto enfrentándonos pobres contra pobres. Cuando lo logran… festejan.
· Denunciamos la violencia de los golpistas en Bolivia. Repudiamos la represión institucional en Chile, Ecuador, Argentina. No nos es indiferente pararles la mano. No creamos que los frenaremos tan solo con exhortaciones. En defensa de sus privilegios los de arriba recurrirán a las peores tropelías. En camino a su felicidad los de abajo deben preparase. Porque, las circunstancia en que libramos nuestras batallas decisivas, habitualmente, nos las imponen los otros. Se hace imprescindible trabajar sobre las FFAA para que “el hermano no dispare contra sus hermanos”.
· Llegar a ser Gobierno no es poca cosa. Detentar el Poder es algo diferente. Por tanto, ser Gobierno no es el final del camino. Mucho menos si lo que pretendemos es producir transformaciones profundas. O incluso simplemente reformas. Los principales institutos del Estado (los represivos, la justicia, la escuela y los medios) pasan a ser objeto de arduas disputas.
· Los Gobiernos plebeyos concitan el odio de los sectores dominantes. No perdonan sus aciertos. Y están a la caza de sus errores para aprovecharlos. Trabajan a destajo para dividir al campo popular. Buscan resolver el conflicto enfrentándonos pobres contra pobres. Cuando lo logran… festejan.
· Denunciamos la violencia de los golpistas en Bolivia. Repudiamos la represión institucional en Chile, Ecuador, Argentina. No nos es indiferente pararles la mano. No creamos que los frenaremos tan solo con exhortaciones. En defensa de sus privilegios los de arriba recurrirán a las peores tropelías. En camino a su felicidad los de abajo deben preparase. Porque, las circunstancia en que libramos nuestras batallas decisivas, habitualmente, nos las imponen los otros. Se hace imprescindible trabajar sobre las FFAA para que “el hermano no dispare contra sus hermanos”.
La Sra. Historia se burla de Fukuyama
Decía Fukuyama que ya no habría nada que esperar del futuro, excepto la fastidiosa repetición de más de lo mismo. Está científicamente comprobado que el hombre decía pavadas. Pero entonces, gente más práctica, instaló la tesis del fin de nuestra Historia. Decretaron el final (y para siempre) de la época de las revoluciones. “Muchachos, no malgasten energías que la Revolución no va más”.
Lo cierto es que las masas, con su protagonismo, vienen precipitando, una tras otra formidables crisis políticas. Muestras evidentes de la perversidad del sistema. Su verdadero rostro al desnudo. Las crisis, en determinadas condiciones, se transforman en situaciones revolucionarias. Basamento irreemplazable para que haya (o no) Revolución.
La Sra. Historia nos interpela
Terminó el primer ciclo del socialismo entre nosotros. Nuevos ciclos alumbrarán más temprano que tarde. La exacerbación de las tropelías, el parasitismo, la irracionalidad, en fin el fracaso del Capitalismo en toda la línea hacen acuciante la Revolución. Pero el asalto al Poder luce realmente enmarañado. Ante esta contradicción el enemigo opera. Equipara dificultades con imposibilidad. Sectores populares compraron esta “imposibilidad”. Y adoptaron la comodidad del posibilismo.
La denuncia del golpe en Bolivia impregna nuestro presente. Cada cual en su trinchera somos uno solo. En simultáneo, de allende la Cordillera nos llega, luminosa, la pelea en Chile. Este claroscuro encuentra a nuestro campo popular unido. La algidez de la situación Regional repercutirá, a no dudar, en la política doméstica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario