Ricardo Hausmann arremetió contra bancos por hacer negocios con el negocio electo de Venezuela. Pero sus declaraciones financieras a Harvard demuestran que el economista conspirador recibió estipendios de reyes, dictadores e invasores.
Por Anya Parampil
Antes de incorporarse al gabinete golpista de Venezuela reconocido por el gobierno de EEUU, el profesor de Harvard Ricardo Hausmann se embolsó docenas de pagos de instituciones financieras de Wall Street, el Banco Mundial, además de gobiernos represivos y teocráticos a cambio de conferencias y múltiples trabajos de asesoramiento.
De acuerdo a la información que reposa en la Escuela Kennedy de Gobierno de Harvard, el funcionario golpista aceptó honorarios por un total de 61 “actividades extra curriculares” entre los años 2012 y 2019, protegiendo las identidades de benefactores adicionales detrás del velo de su propia consultoría privada.
La declaración patrimonial de Hausmann generan dudas sobre su compromiso genuino con ideales tales como “democracia” y “libertad”. Si bien ha denunciado a distintos acreedores por hacer negocios con el gobierno de Venezuela, Hausmann anteriormente prestó servicios al reino teocrático de Arabia Saudita así como al estado de Israel.
Además, el profesor devenido en golpista parece haber tomado medidas para proteger el historial completo de sus transacciones financieras.
En 2019 declaró haber recibido ingresos de su propia consultoría, Ricardo Hausmann Consulting. Ya que las consultoras privadas permiten a individuos como Hausmann no revelar la lista completa de sus clientes en los Estados Unidos, es imposible saber cuáles entidades le pagaron al funcionario del golpe este año, exactamente cuándo le pagaron, o cuánto dinero recibió.
Juan Guaidó eligió a Hausmann para que sirviera como su representante en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en marzo pasado. Reemplazó a un funcionario que había sido designado por el gobierno electo de Venezuela en lo que Reuters describió como “un gran revés para el gobierno de Maduro”.
En agosto, la Asamblea Nacional venezolana designó a Hausmann para formar parte de un panel de seis personas encargado de renegociar la deuda del país, a nombre de la administración Guaidó.
Contactado por The Grayzone, se le preguntó si planeaba revelar la identidad de los clientes privados de su consultoría, por lo que Hausmann insistió: “Yo no ejerzo funciones gubernamentales. Yo no manejo una organización, a mí no me paga el gobierno venezolano ni manejo presupuesto público alguno.”
Fue una respuesta curiosa viniendo de alguien que aparece con frecuencia hablando en defensa de una administración que alega ser un gobierno legítimo, reconocido internacionalmente.
En mayo, Hausmann declaró al Financial Times que “[l]o que el gobierno [de Guaidó] está ofreciendo es un procedimiento ordenado en el que podamos reconocer las demandas al gobierno y reestructurarlas para que estén en línea con la capacidad de pago del país.”
Claramente hablaba en su calidad de asesor de Guaidó.
Ampliamente reconocido como el miembro con mayor reputación de la administración paralela de Guaidó, Hausmann tiene mayor poder de influencia que cualquier otro asesor. Como uno de sus principales consejeros, el profesor podría desempeñar un papel aún más importante en la reorganización de la política económica venezolana si los Estados Unidos lograran prevalecer en su afán de generar un cambio de régimen en Caracas.
Dinero pesado de bancos pesados
De acuerdo a declaraciones patrimoniales realizadas a la Escuela Kennedy de Harvard, Hausmann ha dado discursos pagos ante un quién es quién de los gigantes de Wall Street, incluyendo JP Morgan Chase (2014), Bank of America Merrill Lynch (2014), y Citigroup (2012, 2014).
En 2013 ofreció servicios similares en la institución financiera más grande de Suiza, UBS. Ese mismo año, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, uno de los bancos más importantes de España, lo alistó como uno de sus conferencistas (pagos). El economista también trabajó como miembro de la junta directiva de la multinacional de energía, transporte y telecomunicaciones Abengoa, entre los años 2013 y 2016.
Durante este tiempo, Hausmann también mantuvo relaciones cercanas con las instituciones financieras internacionales del “desarrollo”, incluyendo a su futuro empleador, el BID, quien le pagó por discursos pronunciados entre 2015 y 2016. Trabajó para el banco como consultor en 2013.
Adicionalmente, Hausmann fue compensado por su participación en el Banco Mundial en la serie “Ponentes Distinguidos” de 2015, habiendo trabajado como asesor pagado del banco dos años antes.
El profesor también ofreció cuatro discursos para el gemelo institucional del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque reportó que los compromisos fueron no remunerados.
Un veterano de la doctrina del shock promueve la intervención militar
Como ha sido previamente documentado por esta periodista, Hausmann fue parte de un grupo que supervisó la implementación de un devastador paquete de austeridad del FMI a finales de los 80 en Venezuela. Dicha política diezmó el ya precario estado social del país, desencadenando un masivo descontento social que finalmente sentó las bases para la elección democrática de Hugo Chávez en 1998.
Al parecer Hausmann no aprendió nada de su experiencia anterior, declarando públicamente en calidad de uno de los asesores económicos más importantes de Guaidó, que Venezuela debería apoyarse aún más en el FMI.
En un artículo de opinión publicado en julio de este año, en colaboración con sus colegas golpistas, Hausmann argumentó que el “gobierno interino [de Guaidó] necesitará un programa del FMI para acceder a financiamiento… que será esencial para la recuperación económica de Venezuela”.
El artículo fue publicado en Project Syndicate, medio que ha empleado a Hausmann como columnista pagado desde 2014.
En un artículo de opinión también publicado en Project Syndicate en 2018 propuso una invasión militar a su tierra natal, argumentando que una “intervención militar realizada por una coalición de fuerzas regionales pudiera ser la única forma de detener la hambruna provocada que amenaza a millones de vidas.”
Project Syndicate es casa de algunos de los nombres más reconocidos de los círculos económicos y de política exterior del mainstream, desde Nouriel Rabini a Joseph Stiglitz a Bernard-Henri Levi hasta Richard Haass, el presidente actual del Council on Foreing Relations (Consejo de Relaciones Exteriores o CFR, por sus siglas en inglés).
Esta organización recibe apoyo mediante subsidios de la Bill and Melinda Gates Foundation y la Open Society Network de George Soros.
Declarando en 2002 un aporte de 1.1 millones de dólares a Project Syndicate, la Open Society se jactó de los exitos de la organización “al fomentar el diálogo y la transparencia esenciales para Open Society trayendo a la discusión de temas cruciales para la atención de políticos y el público en general”.
Hausmann ha llevado sus talentos más allá del mundo de la industria y el capital financiero, proveyendo sus servicios a gobiernos alrededor del mundo.
Hausmann ha llevado sus talentos más allá del mundo de la industria y el capital financiero, proveyendo sus servicios a gobiernos alrededor del mundo.
Promoviendo la democracia, ganando dólares con dictadores
En 2012, Hausmann dio un discurso (pago) para la Conferencia Anual para la Cooperación y Crecimiento del Primer Ministro, una reunión anual para líderes de negocios desarrollada en Israel.
El gobierno venezolano rompió relaciones oficialmente con el estado de Israel luego del asalto de este último contra la franja de Gaza entre los años 2008-2009, dejando 1,391 palestinos muertos en el asediado enclave costero, incluyendo 454 mujeres y niños. Luego de haber lanzado su intento de golpe, Guaidó prometió restablecer relaciones diplomáticas con Tel Aviv, incluso llegando declarar a Israel Hayom (uno de los principales diarios israelíes) que estaba considerando abrir una embajada en Jerusalén.
El mismo año que Hausmann se codeó con oficiales israelíes de alto rango, reportó haber suministrado servicios de asesoramiento al Programa de Desarrollo del Consorcio de Industrias Nacionales de Arabia Saudita, una iniciativa gubernamental del reino teocrático establecida para la expansión de la industria minera.
También fue asesor del Ministerio de Petróleo y Recursos Naturales de Arabia Saudita entre los años 2014 y 2015, así como fue participante en su Foro de Competitividad Global en 2015.
De hecho, el puesto de Hausmann en Harvard parece haber sido financiado por intereses relacionados a los saudíes. En su perfil de Harvard tiene apuntado el haber sido profesor de Práctica de Política Económica Internacional de Rafiq Hariri. Hariri fue el hombre de negocios libanés y Primer Ministro que obtuvo su fortuna en Arabia Saudita y debe completamente toda su carrera política al apoyo del reino.
Hausmann fue compensado por ponencias y servicios de asesoría que realizó para distintos gobiernos alrededor del mundo, desde Perú (2012) pasando por Brasil (2015) a Kazajstán (2014 y 2015).
Kazajstán fue gobernada por una sola persona, Nursultan Nazarbayev, desde 1991 hasta este marzo de 2019.
Como alguien que bombardeó banqueros inversores en Goldman Sachs, por lo que él vio como un acto “moralmente indefendible” del gobierno dictatorial de Venezuela, al comprar la deuda externa del país en 2017; la voluntad de Hausmann al lidiar con uno de los regímenes más antidemocráticos, incluyendo una teocracia religiosa absolutista, es a lo sumo hipócrita.
Para ser alguien que voluntariosamente hace negocios con los líderes de los regímenes menos democráticos del mundo, incluyendo una teocracia declarada, el haber atacado a financistas de Goldman Sachs por haber apoyado lo que él ve como un gobierno dictatorial en venezuela tras el acto de comprar parte de la deuda de 2017 como algo “moralmente indefendible”, es hipócrita en el mejor de los casos.
“He trabajado en casi 50 países”, le dijo Hausmann a The Grayzone cuando se le preguntó cómo justificaba haber aceptado el dinero. “Algunos pueden ser de tu agrado político como China, Vietnam, Etiopía o Suráfrica. Otros lo serán menos. En el mundo árabe he trabajado con Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Jordania y Omán”.
Sus declaraciones patrimoniales a Harvard ofrecen tan sólo instantáneas parciales de su lista entera de patrocinantes financieros.
Hausmann recibió pagos cada año desde el 2012 de cuanto menos una oficina de conferencistas o una consultoría privada, lo que significa que otros intereses industriales, financieros o gubernamentales tuvieron la oportunidad de compensar al economista mientras enmascaraban sus identidades a través de un tercero.
El misterio detrás de Ricardo Hausmann Consulting
En 2012 y 2013, Hausmann mantuvo una firma de asesoría privada, Growth Ventures LLC. De acuerdo a registros corporativos, Hausmann manejó la firma junto a su antigua colega en el Centro de Desarrollo Internacional de Harvard, Marcela Escobari, así como el Profesor Cesar Hidalgo del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés).
Escobari sería designada más tarde como directora para América Latina y el Caribe de la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés), bajo la administración Obama. Y actualmente es investigadora senior en el think-tank Brookings Institution, quien también pagó a Hausmann por una conferencia en 2016.
Hausmann ha manejado su propia firma, Ricardo Hausmann Consulting, desde 2014. De acuerdo a documentos que reposan en el archivo de la Secretaría de Mancomunidad del estado de Maryland (SOC, por sus siglas en inglés), Hausmann operaba su consultora en asociación con Escobari.
El eoconomista reportó haber recibido pagos de su compañía en los años 2016, 2017, 2018 y 2019, a pesar de que la SOC del estado de Maryland declaró a la firma “disuelta por Orden Judicial o por la SOC” en Junio de 2018.
“Como un asunto de práctica académica, yo revelo todas mis actividades externas así sean remuneradas o sin fines de lucro,” alegó Hausmann en su respuesta a The Grayzone.
Hausmann no respondió cuando se le preguntó en múltiples ocasiones si planeaba revelar los clientes no declarados a la que su consultoría presta servicio en torno a los intereses de transparencia, especialmente ahora que se supone que representa al gobierno venezolano.
Si su hoja de declaración es acertada, Hausmann puede que aún esté “asesorando” a varios clientes y embolsándose su dinero mientras asesora a la administración fake de Guaidó.
En un estructura gubernamental ética y normal, prácticas opacas como estas podrían derivar en escándalos, investigaciones y aún peor. Pero si la saga del intento golpista de Trump en Venezuela nos ha demostrado algo, es que el “gobierno” de Guaidó y todos los que lo conforman son cualquier cosa, menos unos cualquiera.
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