Por: Adán Chávez Frías
Continuando en el octubre victorioso, de grandes impulsos para la defensa y consolidación de la Patria Socialista, escribo estas líneas referidas a la histórica intervención del Comandante Chávez en el último Consejo de Ministras y Ministros presidio por él, a pocos días de la victoria electoral del 7-O; un hecho que ha quedado para la posteridad como el Golpe de Timón y que dejó una impronta firme y de invaluables aportes para el estudio, la formación y el permanente debate al que estamos llamados los revolucionarios y las revolucionarias, quienes luchamos por la profundización de la liberación nacional y la construcción del socialismo.
“La apertura del nuevo ciclo”, señala nuestro Comandante; un nuevo ciclo encauzado definitivamente hacia la transformación de la estructura económica del país, de sus bases materiales, para avanzar hacia la democratización de la economía y de las relaciones de producción, como soporte fundamental para apalancar la política social de la revolución. Así lo explica el Comandante Eterno, indicando que es el momento de acabar con los cimientos del capitalismo: “la base económica de un país capitalista no es democrática, es antidemocrática, es excluyente y de allí la generación de riqueza y de grandes riquezas para una minoría, una élite, la gran burguesía, los grandes monopolios, y de allí también la generación de la pobreza y la miseria para las grandes mayorías”.
Para lograr los objetivos que deben enrumbar la gesta bolivariana “por este rumbo, por estos horizontes, por estos andares, por estos caminos de la construcción del socialismo”, el líder histórico de la Revolución Bolivariana no escatima esfuerzos ni cede terreno a la inercia, y en ese sentido hace énfasis en la crítica y la autocrítica, como método de descubrimiento y superación de los errores y defectos, y como una de las fuerzas propulsoras de la sociedad: “la autocrítica es para rectificar, no para seguirla haciendo en el vacío, o lanzándola como al vacío”.
El Golpe de Timón es un claro ejercicio de crítica y autocrítica revolucionaria, principalmente en los temas del Poder Popular y del socialismo. Allí el Comandante Chávez enfatiza en la necesidad de asumir el tema de las comunas, del espíritu y de la cultura comunal, como prioridad para forjar el Poder Popular desde el Pueblo, con el Pueblo y para el Pueblo. Y luego, con ejemplos concretos, utilizando su gran capacidad para expresar toda una línea de pensamiento insurgente, va mostrando la forma de dar un nuevo impulso para la transformación: “pudiéramos estar haciendo cosas buenas, pero no exactamente lo necesario para ir dejando atrás de manera progresiva y firme el modelo de explotación capitalista y creando un nuevo modelo: el socialismo venezolano, bolivariano, del siglo XXI”.
El gran planteamiento del Golpe de Timón, además de los temas específicos abordados por el Comandante Eterno y el llamado a la eficiencia, es el de dejar bien claro el principio gramsciano de la lucha entre lo que se niega a morir, el Estado burgués y la estructura socio-económica capitalista-rentista que aún persiste, y lo que está naciendo, lo que se está construyendo, la liberación definitiva del Pueblo y la sociedad socialista, a pesar de las colosales dificultades impuestas por el imperialismo y sus aliados.
Así como el Pueblo venezolano decidió, aquel 07 de octubre de 2012, y posteriormente el 20 de mayo de 2018 (con la reelección del compañero Presidente Nicolás Maduro), dar continuidad a las directrices del Plan de la Patria, respaldando el rumbo definido por el Comandante Chávez, a la Revolución Bolivariana; no cabe duda que ese debe ser también el destino de los Pueblos del mundo: la liberación definitiva de la opresión capitalista. Y lo vemos, por ejemplo, en el valiente rostro del Pueblo ecuatoriano, de sus indígenas, que hoy luchan por recuperar sus conquistas históricas y retomar la vía de la liberación nacional. ¡Viva el Pueblo ecuatoriano!
Ese es el destino de nuestros Pueblos. Y con ese espíritu de lucha permanente, quiero recordar también al Guerrillero Heroico, Ernesto “Che” Guevara, de cuyo paso a la inmortalidad se cumplieron 52 años en estos días de octubre insurgente. Dijo el Che: «ya ha sonado la hora postrera del colonialismo y millones de habitantes de África, Asia y América Latina se levantan al encuentro de una nueva vida e imponen su irrestricto derecho a la autodeterminación y el desarrollo independiente de sus naciones».
Así, el Che nunca partió, como dijo nuestro cantor Alí Primera: “…en nosotros dejaron para siempre tu memoria, plasmada en moldes de gloria”. Su legado, su antorcha, se mantiene hoy más encendida y vigente que nunca, en estos tiempos en los que las batallas por un mundo mejor nos unen cada vez más.
Con Chávez, con el Che, con Fidel; sigamos juntos aferrados al timón de la Revolución Bolivariana, de la revolución continental; y prestos a dar el golpe a ese timón para corregir el rumbo cada vez que sea necesario, para revisar, rectificar y reimpulsar nuestra construcción socialista.
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