Luis Britto García / Resumen Latinoamericano / 1 de septiembre de 2019
“Comuna o nada”, expresa Hugo Chávez Frías, y añade: “Donde quiera que el Gobierno Revolucionario esté dándole vida a un proyecto nuevo de corte socialista, ese proyecto debe incluir el impulso y la conformación de la comuna, o las comunas en su alrededor, en su cercanía, en su ámbito”. E insiste: “La comuna debe ser el espacio sobre el cual vamos a parir el socialismo. El socialismo desde donde tiene que surgir es desde las bases, no se decreta esto; hay que crearlo. Es una creación popular, de las masas, de la nación”.
Primera forma de organización. La comuna fue la primera forma de organización económica y social, y preponderó durante milenios. En lo que Marx y Engels llamaron “comunismo primitivo”, primera etapa de organización de la humanidad, los medios de producción y el producto pertenecían de manera indivisa a todos los integrantes del grupo social. El esclavismo, el feudalismo y finalmente el capitalismo y el imperialismo se apropiaron de los bienes colectivos y saquearon el planeta hasta reducir las organizaciones comunales a fenómenos marginales.
De la utopía a los soviets. Pero la idea de la comuna siguió dominando el campo del llamado socialismo utópico, y está en las bases de la Comuna de París en 1871, de los primeros soviets o Consejos Obreros y de las Comunas Chinas.
Comunas en Venezuela. Nuestras sociedades originarias vivían en organizaciones comunales, y todavía lo hacen aquellas que no han perdido su identidad. También fueron comunas la mayoría de los cumbes, o sociedades libertarias de esclavos fugados.
En el Decreto de Haberes militares, mediante el cual Bolívar ordenó en 1817 repartir los bienes confiscados a los realistas entre los soldados de la Independencia, se establecía que cuando los fundos no pudieran ser divididos sin perjuicio de su productividad, podían ser adjudicados en comunidad a varios beneficiarios. Zamora suspendió el cobro de la renta de la tierra en los sitios donde ejerció autoridad militar. Kleber Ramírez, uno de los insurrectos del 4 de febrero de 1992, e ideólogo temprano del bolivarianismo, propuso el “Estado comunero”, constituido por federación o agregación de comunas.
Reconocimiento legal e institucional. Sin embargo, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 no aparecen previstas las comunas ni el Estado comunal. En la propuesta de reforma de ella sometida a referendo en 2007 son reconocidas, pero la iniciativa fue derrotada por escaso margen en referendo popular.
En 2009 se crea el Ministerio del Poder para las Comunas, y en 2010 la Asamblea Nacional sanciona la Ley Orgánica de las Comunas y la Ley Orgánica del Sistema Económico Comunal. En sus extensos articulados se regulan sus categorías, estructuras y funcionamiento.
Desde mucho tiempo antes se habían constituido numerosas comunidades, como la Comuna Ataroa, que lucha por el acceso al agua y los servicios desde los años ochenta, el movimiento Alexis Vive en el 23 de Enero, y otras para gerenciar empresas recuperadas o fundos expropiados.
Pero a pesar de los pronunciamientos de Chávez, el nuevo sistema no necesariamente encuentra acogida favorable entre la jerarquizada y burocrática administración estatal.
La creación de un Ministerio del Poder Popular para las Comunas facilita el pretexto para considerarlas un mero sector administrativo y no, según lo deseaba Chávez, como base potencial de la nueva estructura del Estado Comunal. Al extremo de que entre 2010 y 2012 sólo se crean 50 comunas. Agendas urgentes, como la violencia de la oposición entre los años 2016 y 2017 hacen que se les preste escasa atención. Esta situación ha llevado a protestas por parte de los integrantes de las comunas ante el ministerio respectivo.
Sin embargo, el presidente Maduro establece en 2014 el Consejo Presidencial Nacional de las Comunas, y bajo su administración se crean unas 350 nuevas comunas, Muchas de ellas dependen de los aportes del Ejecutivo, hasta representar a veces la mayoría de los ingresos del Banco Comunal, por lo que más que unidades de producción se convierten en centros de redistribución.
Expectativas y realidades. Hacia febrero de 2017, estimaba Marco Teruggi que en Venezuela funcionaban unas 1.700 comunas. Y añade que “Como todo proceso de organización popular, las comunas tienen desniveles, tiempos dispares, diferencias según su relación con el Estado, el acompañamiento o no de movimientos populares, etc. ¿Algunas son maquetas antes que experiencias reales de autogobierno? Sin dudas. ¿Cuántas son? Difícil saberlo”.
Señala Teruggi como ejemplo exitoso el desarrollo de la institución en el estado agrícola de Portuguesa: “En números: para que todo su territorio -15.200 km2- sea comunalmente cubierto son necesarias unas 130 comunas. En la actualidad existen 110. De esas 110, 64 tienen las principales instancias de autogobierno constituidas -el Parlamento, el Banco, la Contraloría, el Ejecutivo. Las demás están en el proceso de conformación”.
Katrina Kozarek señala varios ejemplos más de comunas exitosas. Algunas preceden a los gobiernos bolivarianos, tales como las comunidades indígenas originarias y el movimiento Alexis Vive, en el 23 de Enero. Con el bolivarianismo surgen, entre otras, la Comuna El Maizal, instalada el año 2000 en terrenos expropiados. La Comuna José Pío Tamayo, que se establece hacia 2012 en tierras que la cervecera brasileña Brahma había abandonado, y en las cuales comienza la producción de cebada para extenderse luego a otros ramos agrícolas. La Comuna Negro Miguel, entre los estados Lara y Yaracuy, en terrenos del fundo pecuario abandonado La Horqueta (Kozarek, Katrina: Venezuela’s Communes: a Great Social Achievement, CounterPunch, 24 de noviembre de 2017).
El problema fundamental del socialismo es el de la propiedad de los medios de producción. Mientras esta siga estando esencialmente en manos de la empresa privada y del Estado, las comunas no podrán desarrollar todo su potencial.
ÚN
No hay comentarios:
Publicar un comentario