Por: Ildegar Gil
El ajedrez de la geopolítica, teniendo a Venezuela como el gran tablero, está en su punto. El movimiento –hecho por nuestro gobierno-, del caballo y la torre para organizar dos conciertos entre el 22 y el 23 de febrero es una jugada sencillamente magistral.
El adversario, y por qué no decirlo: también algunos aliados, fueron sorprendidos con la estrategia anunciada por Jorge Rodríguez el lunes en horas de mediodía. Dos eventos en el Puente Simón Bolívar, ¡salidos de la nada!, están permeados de la contundencia necesaria para pasearnos por –al menos-, dos escenarios siendo el primero de ellos el del campo “enemigo”.
Si el patotero Donald Trump y sus secuaces planificaban (como se afirmaba y se asevera aún en corrillos digitales), atacar a la Patria desde suelo colombiano escudándose en el espectáculo musical por ellos pautado en Las Tienditas, deben ahora reevaluar la consideración de tal jugada. Lo más sensato, si es que este término puede emplearse sin mancillarlo cuando de tantos delincuentes juntos se trata, es que se limiten a tocar, cantar y chao.
No deben intentar, por nada del mundo, mover un peón en falso. Muy cerca de allí, un ejército cultural, sanitario y educativo patriota estará desde 24 horas antes –además de cantando-, asistiendo médicamente en Cúcuta a hermanos y hermanas colombianas sumidas en crisis humanitaria a consecuencia del olvido al que ha sido relegado por los alfiles de la traidora oligarquía neogranadina durante toda la historia. ¡Entregando más de 20 mil cajas Clap!, además.
En segundo lugar, tablero adentro, las piezas inicialmente atacadas muestran desde el lunes –día del anuncio de Rodríguez-, un renovado espíritu de fortaleza en cada uno de sus cuadros negros y blancos. Como salida de un sombrero mágico, la propuesta formulada por numerosos artistas y acogida por el Gobierno de Nicolás Maduro estremeció las fibras de quienes nunca hemos acariciado la írrita idea de declarar la rendición tumbando al rey.
El jaque en el que hemos puesto a las fuerzas imperialistas acantonadas en suelo vecino ratifica, al contrario de lo que puedan imaginar o desear algunas o algunos ilusos, la experiencia, eficiencia y capacidad estratégica de quienes tienen el control de nuestras casillas al momento de tomar el turno en la partida.
El reloj avanza. Nosotros ya jugamos. Corresponde hacerlo ahora al clan del mafioso y sus marionetas. Por su bien, deberían dejarlo de ese tamaño.
¡Chávez vive…la Patria sigue!
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