Pero escúchame, que nosotros siempre tenemos soluciones para todo, por ejemplo, allí tienes tú el precio de las verduras. Con solo evitar que la Guardia Nacional le cobre peaje en las alcabalas a los productores, ese precio llega a Caracas mucho más barato. Allí tienes una solución, lo que pasa es que ustedes se hacen los que no están enterados de lo que está pasando. Parece que ustedes son los únicos que no lo saben. Por eso es que la gente se arrecha con ustedes, porque no escuchan, les dicen las vainas y después, cuando el corrupto está fuera del país, viviendo feliz con todos los reales del mundo, entonces sí salen a decir que eso lo sabían.
Además, uno no los puede criticar, porque entonces vienen los argumentos pendejos esos de que uno saltó la talanquera, que uno se está metiendo a escuálido, como si callarse ante lo que está pasando fuera muy revolucionario, revolucionario es decir y proponer y dar respuestas a las crisis. Porque no me vas a negar que la corrupción está en todas partes, que para donde quiera que tú mires, hay tipos ofreciéndote productos de las cajas Clap y medicinas de los hospitales, y aceite y otro montón de vainas que uno no sabe cómo carajo hacen para tener de todo para salir a revenderlos por allí. Ah, pero uno viene y dice esa vaina, y vienes tú y me dices que mejor me callo, porque este no es el momento para decir esas cosas. Y uno se queda esperando el momento para decir las vainas y no llega nunca, porque siempre hay elecciones y posibles invasiones y manifestaciones, en fin, que nunca llega el momento.
Y ya la gente respondió. Salieron a votar por la Constituyente, y es verdad, vino la paz, y se acabaron las guarimbas, que de paso, era una vaina insoportable y criminal, y menos mal que se acabó esa vaina. Y después vinieron las elecciones presidenciales, y también salimos a votar, y ahora estamos esperando que se acabe esta guerra de nervios con los precios, porque cada vez que escuchamos un nuevo precio nos llegan los temblores. Y uno será muy valiente, pero cada vez que uno pregunta por el precio de un producto, se te acaba la valentía, porque carajo, el susto es para caerse muerto allí mismo. Y gracias por escucharme, Roberto.
Roberto Malaver
robertomalaver@gmail.com
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