En el marco de la reunión de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) celebrada en Bruselas, el canciller español Josep Borrell trajo a la agenda de discusiones el análisis de la situación en Venezuela y con un formato de abordaje distinto a los que se han aplicado con respecto a las sanciones, modificando drásticamente su conducta diplomática frente al Gobierno Bolivariano.
La propuesta fue secundada por el secretario de Estado español para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, Juan Pablo de Laiglesia, que coincidió con la resolución de los conflictos a través del diálogo y no de la imposición.
Para ellos, la UE puede funcionar como un agente facilitador de ese diálogo.
El viraje diplomático de España no prevé la eliminación de las sanciones aplicadas anteriormente, pero plantea que "no habrá castigos adicionales y se insistirá en apostar por una mediación".
Una variable que facilitó la apertura de la diplomacia española fue la excarcelación del operador antichavista Lorent Saleh, que tras una evaluación psicológica difundida por la Comisión de la Verdad de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), se recomendó adoptar medidas alternativas de privación de libertad a los entes judiciales venezolanos.
Tras su liberación, Saleh se dirigió a España, recibido por el gobierno de Pedro Sánchez, mandatario que se distancia de la política exterior de su antecesor Mariano Rajoy con respecto a Venezuela. Ya en otras oportunidades se había ofrecido como facilitador del diálogo en el conflicto venezolano.
Las reacciones de algunos funcionarios europeos ante la flexibilización de los mecanismos de presión han sido de rechazo, pues ven este viraje como una oportunidad de oxigenación para el gobierno de Nicolás Maduro ante las agresiones transnacionales. Así lo manifestó la vicepresidenta de la Subcomisión de DDHH del Parlamento Europeo, Beatriz Becerra, quien a través de su cuenta de Twitter reclamaba que la opción del diálogo solo legitimaba los atropellos y crímenes del Estado venezolano.
A pesar de que parte del equipo de la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, junto a países que la integran, no aceptan el ablandamiento del asedio internacional, la diplomática recientemente declaró, en rueda de prensa del Consejo de Ministros, que la posición oficial de ese bloque dejará a un lado la vía de las sanciones como primera opción para abordar el contexto venezolano en beneficio de las soluciones políticas como mecanismos para la resolución de conflictos.
Incentivar un acercamiento con representantes oficiales del Estado venezolano también proviene de los pésimos resultados que se obtuvieron con los actores de la oposición nacional, actualmente dispersos y sin un manejo determinante de poder político alguno luego de sus fracasos desestabilizadores.
Relaciones UE-Venezuela
Facilitarle el espacio diplomático del diálogo a Venezuela pone en riesgo el esfuerzo internacional de intervención ante la comunidad internacional, en la que continuadamente ha estado participando la UE como una directriz proveniente de Norteamérica. Sin embargo, esto no supone tanto peso político como la evaluación de los efectos en los países europeos por la alteración del orden económico venezolano.
El desarrollo de las relaciones políticas de la UE con Venezuela se realizan en el marco institucional de ese bloque con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), instancia co-fundada y liderada precisamente por nuestro país, mientras que los acuerdos comerciales y económicos se hacen a través de una relación birregional con Mercosur, luego de que Venezuela se retirara de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) en 2005.
Los principales convenios económicos de Venezuela con los países europeos ubicaban, en 2015, a la UE como tercer socio comercial del país, luego de Estados Unidos y China. Exportaciones hacia Venezuela valoradas en 3 mil millones de euros, e importaciones en 2 mil millones, son cifras que en 2012 alcanzaron la cota máxima de 11 mil 83 millones, variables que influyen en la determinación de Europa al trazar la ruta de nuevas condiciones de acercamiento con el Estado venezolano.
También, los recursos energéticos del país son un atractivo que no deja de hacer ruido en los espacios económicos europeos. El hostigamiento sostenido para lograr un cambio de régimen en Venezuela, fortalecido por las acciones terroristas que desataron el caos en el primer semestre del año 2017 y usadas en giras políticas internacionales de dirigentes opositores como argumentos para ejercer presión, ha significado un sacrificio comercial para Europa, que se preveía como de corto plazo pero que se extendió con la ratificación de la presidencia por parte del directorio chavista.
Por ejemplo, las relaciones bilaterales de comercio energético se agravaron al colaborar con la estrategia estadounidense para deteriorar económicamente a la industria petrolera venezolana. A principios de mayo, una información difundida por la consultoría energética Argus Media mostraba que ejecutivos locales de empresas petroleras europeas y estadounidenses fueron ordenados a evitar contratos con PDVSA, después de que el ministro Manuel Quevedo ordenara el arresto de dos empleados de la transnacional Chevron.
Entre las compañías que se sumaron a la abstención de firmar contratos en Venezuela se encuentran Total de Francia, Statoil de Noruega, Repsol de España y Eni de Italia. La medida, que logró afectar la producción nacional de petróleo, deja secuelas en una región donde la dependencia energética es sumamente delicada, puesto que Europa importa el 53% de los combustibles fósiles que consume.
Enfrentamiento de Estados Unidos con Rusia e Irán: efectos en la economía europea
La guerra contra todos que desató Estados Unidos desde la Administración Trump con medidas coercitivas contra enemigos del bloque emergente euroasiático, cuyos subordinados europeos han trasladado a sus políticas nacionales, perjudica los intereses políticos y económicos de la UE.
En ese marco, Estados Unidos considera que Europa deja de ser un aliado histórico para convertirse en un obstáculo que hay que disminuir, dividir y debilitar para evitar que se convierta en un contendiente más dentro de la lucha económica-financiera con China.
El interés de representantes de la UE para realizar acuerdos que evadan las medidas contra Irán reimpuestas por Estados Unidos, que países europeos han reclamado como absurda, por mencionar un ejemplo, puede reflejar mejor la premura por revertir el daño económico que sufre una región dependiente de recursos energéticos fósiles.
Así, las acciones diplomáticas anunciadas por Mogherini con respecto a Venezuela tienen un alto grado de vinculación con otras decisiones y conversaciones con Rusia y China, en función de crear una entidad legal que permita las transacciones financieras legítimas con Irán sin el dólar como principal moneda. La cooperación permitirá que empresas europeas puedan seguir realizando acuerdos comerciales energéticos con el país persa.
Rusia, por su lado, sigue de cerca esta solución creativa para evaluar la aplicación en el contexto propio, como una herramienta que atenúe las imposiciones financieras estadounidenses en el mercado internacional para cerrarle las puertas comerciales a Moscú. La UE se mantiene atenta a esta posibilidad, teniendo en cuenta que un tercio de los recursos energéticos fósiles que importan, los reciben de la Federación Rusa.
Aun cuando Europa no tiene intenciones de arriesgar los intereses corporativos y financieros norteamericanos, su política exterior contra países como Rusia e Irán ha socavado las propias relaciones comerciales, que son mucho más dinámicas con esos países que las mantenidas con Estados Unidos.
¿Las sanciones producen cambios de régimen?
Desde que se inauguró el ciclo coercitivo de Occidente sobre países contrarios a su política corporativa en el mercado financiero internacional, las consecuencias en su propio espacio económico han levantado las voces del cuestionamiento a la efectividad de las sanciones.
El primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, fue uno de los que enfatizó la necesidad de acabar con las sanciones contra Rusia "por el impacto que tiene sobre la economía de la nación transalpina". La propuesta que dispone para el Consejo Europeo, que será presentada en Bruselas este jueves 18 de octubre, se ajusta a la tendencia de diálogo que España ahora impulsa con Venezuela.
Los países castigados financieramente, que resistieron a las presiones de cambio de régimen, ahora se perfilan como interlocutores aceptables para solucionar puntos álgidos de la crisis económica global que, en parte, desencadenó esa estrategia.
Al revisar los antecedentes del enfoque de sanciones, se puede entender que en este punto todavía no se consiga el objetivo trazado por las potencias occidentales. De las 500 sanciones económicas que Estados Unidos y Europa han aplicado a otros países, un poco más del 20% ha logrado el cambio de régimen. Un pequeño porcentaje tomando en cuenta la cantidad de ofensivas que han dado a lugar.
A principios de 2015, Abdelmalek Alaoui, director ejecutivo de Guepard Group, una firma de asesoramiento estratégico de gobiernos, comentaba a la revista Forbesque el recurso de las sanciones era ampliamente utilizado desde la Segunda Guerra Mundial y, sin embargo, tenían más efectos secundarios negativos que beneficios, saliendo a relucir los casos de Corea del Norte, Cuba y Siria.
El daño económico conferido a esos países es compensado por el robustecimiento y cohesión política de los Estados atacados. Además, un aditivo que se agrega con las naciones que ahora pertenecen a la lista de excluidos a los sistemas internacionales de transacciones financieras comunes al dólar, es la alianza económica para desarrollar canales paralelos de intercambio comercial, quedando excluido Estados Unidos y, por ende, a sus socios europeos.
La mutación de las sanciones a las amenazas de intervención extranjera en el caso de Venezuela, producto de los temores de consolidación de espacios inmunes al control hegemónico del dólar y otros mecanismos de coerción, también preocupa a la UE, que promueve el diálogo como forma más pragmática para negociar en el mercado internacional con el gobierno de Nicolás Maduro.
Sustitución del dólar por el euro y sus implicaciones diplomáticas
Declaraciones del vicepresidente sectorial del Área Económica, Tareck El Aissami, detallaron que todas las operaciones del mercado cambiario nacional estarán en euros, así como en yuanes y cualquier moneda convertible. Para ello, el Ejecutivo nacional destinó al sistema de subastas DICOM unos 2 mil millones de euros para personas jurídicas y naturales.
Venezuela, con esta medida, busca diluir los efectos de las continuadas agresiones financieras por parte de la banca internacional, permitiendo que sea a través de la moneda europea la referencia de las transacciones que se hagan en el mercado nacional.
En otras ocasiones, como en el caso de Rusia, Cuba y recientemente Irán, la UE ha funcionado como vehículo para dragar las limitaciones en las rutas de comercio internacional que impone el bloqueo norteamericano.
El flujo de capital en euros es otro elemento de persuasión al momento de valorar la continuación de maniobras internacionales conflictivas o separarse de esa conducta por acuerdos de convivencia económica.
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