Irán e Irak anunciaron este domingo que eliminarán el dólar como moneda para hacer transacciones comerciales entre ellos. La medida fue comunicada por el presidente de la Cámara de Comercio Irán-Irak, Yahya Ale Eshaq, quien manifestó se utilizarían las monedas nacionales de ambos países, el dinar iraquí y el rial iraní, así como el euro. Esto se añade a una cronología de decisiones que han tomado los Estados soberanos para prescindir del uso del dólar americano.
Breve repaso de la decadencia de una moneda
El sistema financiero mundial se rigió durante el siglo XX por la dictadura del dólar. El acuerdo de Bretton Woods estableció en 1944 las reglas favorables al triunfador de la repartición mundial del poder que resultó de las dos guerras mundiales. Estados Unidos impuso la creación del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial como instrumentos internacionales para sentenciar el nuevo orden económico mundial.
El resto de países europeos, grandes potencias convertidas en jugadores secundarios, alinearon sus divisas al dólar estadounidense y aceptaron la convertibilidad en oro, fortaleciendo la expansión del poder global estadounidense. Este, en su ansia especulativa, traducida en la impresión descontrolada de dólares para patrocinar conflictos bélicos en regiones estratégicas, rompió con el sistema de Bretton Woods cuando Richard Nixon declaró en 1971 la nulidad del patrón oro, liberándose de controles que restringían el financiamiento a guerras como la de Vietnam, por ejemplo.
Décadas, que dan la sensación de ser siglos, han pasado desde esa circunstancia en la que una autoridad construida con las amenazas de la fuerza militar le confirió ventajas económicas a la élite estadounidense. La temporada de sanciones y guerra comercial inaugurada por el presidente Trump contra Estados emergentes del sur y oriente mundial, influye en el historial de desdolarización que se está produciendo fuera de las fronteras norteamericanas.
BRICS y la Nueva Ruta de la Seda: proyectos que atentan contra la vida del dólar
La determinación de países como China y Rusia para ensayar rutas alternativas a las operaciones comerciales regulares, realizadas en la moneda estadounidense, no son únicamente una respuesta a las agresiones financieras que han recibido sus economías en los últimos años.
Como declaraba el ministro de Comercio e Industrias de Rusia, Denis Manturov, sobre las medidas que está tomando este gigante euroasiático, con respecto a la desdolarización: "Llevamos varios años realizando este trabajo de manera sistemática, acumulando práctica y con experiencia en el trabajo de los bancos comerciales, y el Banco Central en aquellos países donde es ventajoso para nosotros llevar a cabo este trabajo".
La ambiciosa apuesta que hace China a la Nueva Ruta de la Seda, amparada en el posicionamiento como primera economía mundial, requiere de una nueva arquitectura institucional que concrete los proyectos multilaterales con los países que se están involucrando. Impulsar esta mega iniciativa de infraestructuras que conecten zonas estratégicas debe contar con la garantía energética en el proceso. De ahí surge el lanzamiento del petroyuan por parte de Beijing en el primer trimestre de este año, que ofrece contratos a futuro en yuanes para comprar y vender crudo, profundizando el desplazamiento del petrodólar en el camino.
La contraofensiva de estos países, acompañadas por las alianzas con Irán y Venezuela, países productores de energía que se han visto afectados por sanciones financieras y bloqueos económicos, no se comportan como respuestas de emergencia o apresuradas, como sí lo hacen los ataques del aparato financiero mundial liderizado por Estados Unidos.
Improvisar no está en el horizonte de las potencias emergentes. Los datos que arrojan los BRICS es una demostración de ello. Muy a pesar de la pérdida del poder político por parte de fuerzas progresistas en uno de sus Estados miembros, este bloque de países ha establecido las alianzas necesarias para convertirse en una amenaza real del futuro del capitalismo neoliberal que "está entretejido con la política exterior estadounidense".
Así lo relata Michael Hudson, investigador de economía norteamericano: "...no se trata de ganancias bancarias o capitalismo, sino específicamente de Estados Unidos. Y son los Estados Unidos los que tienen el veto sobre el FMI, los Estados Unidos los que tienen el veto sobre el Banco Mundial". Ese grupo transregional, estudiando las formas descaradas de presión y mandatos financieros, creó en 2013 el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), inaugurando una instancia para desvincularse del orden internacional actual.
Las motivaciones no previstas de otros países a participar en relaciones comerciales desdolarizadas tienen algo en común: ataques económicos por Estados Unidos, que percibe la atenuación de su influencia global. Desde Turquía, el presidente Erdogan invitaba a acabar con el dominio del dólar estadounidenseluego de que los acercamientos con enemigos comerciales y militares estadounidenses le costara a Ankara la depreciación de su moneda en un 40% con respecto al dólar, gracias a la duplicación de los impuestos del aluminio y el acero.
Otro actor, no usual pero con vista a volverse recurrente, en la lista de agredidos por la Administración Trump es la Unión Europea, que en medio de una guerra arancelaria sin precedentes ha suavizado su relación con Rusia, posibilitando las condiciones para que Moscú utilice las estructuras financieras del euro como alternativa para evadir las sanciones que imponen desde Washington.
La obligación de Europa a supeditarse al realineamiento forzado por Estados Unidos, buscando arrasar con todo acuerdo político y económico convenido entre viejos aliados en el poder, abona el camino para que el mal llamado "Viejo Mundo" le tribute a los intereses multilaterales euroasiáticos.
Venezuela ubicada en la geopolítica de la desdolarización
Si existe una institución que entiende con precisión este movimiento telúrico que experimenta el orden mundial, es el Estado venezolano. Las medidas anunciadas por Nicolás Maduro para recuperar económicamente al país tienen más iluminación si son leídas en su justa dimensión global.
Cada una de las alternativas al dólar, utilizadas en otros países, se unifican en una propuesta que rebasa al neoliberalismo: la utilización de la moneda local y de monedas de regiones aliadas para hacer tratos comerciales, el anclaje del bolívar soberano al petro, una criptomoneda que se respalda en recursos energéticos comprobables y la creación de un plan de ahorro en oro accesible a toda la población.
Liberarse del dólar, que no solo logró daños en la economía nacional sino que además ha sido un arma para intentar desplazar al chavismo como dato cultural, implica asestarle un golpe a la ya maltratada economía globalizada y a las instituciones financieras que reposan en el ocaso de Occidente.
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