Por: Roberto Hernández Montoya
Otrora Europa no tenía que viajar para hacer la guerra. La tenía a domicilio. Ahora no. Ahora tiene que ir lejos, pero no importa porque viaja en bombarderos. Y de paso el complejo industrial-militar se gana unos churupos. Todo es ganancia. Y si vienen del África a refugiarse, para eso está el Mediterráneo, para que se ahoguen en masa. Y también tiene sus leyes altruistas para deportar en masa. Y cualquier vaina ahí está la experiencia de los campos nazis de concentración, que ya han anunciado por ahí. La culta Europa sabe cómo hacer con poblaciones indeseadas. Miles de años de experiencia comprobada. Como no soy genocida no culpo a la ciudadanía europea, ni siquiera a sus gobiernos, sino a la mano que mece la cuna: el capitalismo.
Las actuales guerras están hechas para perderlas porque si las guerras se acaban se acaba también la ganancia, que es lo que interesa. Es mejor perderlas para seguir demandando armas, que producen una platada a costa de toda la miseria que estamos viendo por doquier, incluso en Venezuela, donde nos tienen una guerra económica, amén de sabotajes eléctricos, de agua, de transporte, etc. Todo en espera de condiciones óptimas para invadirnos y desmantelar el Estado nación para que el capital pueda campear succionando recursos naturales que estabilicen las finanzas del Imperio. Ya Bush lo dijo: Los Estados Unidos son adictos al petróleo. Bush sabe de adicciones. También tiene experiencia probada.
Asimismo son adictos a las guerras. ¿Cuántas tiene en curso por todo el planeta ahora mismo? No quiero averiguar porque apenas uno termina de sacar la cuenta arranca otra y hay que empezar a enumerar otra vez.
Pero no siempre hay que salir a ultramar para hacer la guerra, también se la puede importar, tú sabes, la inmigración desesperada que infesta las costas del sur de Europa ahora mismo. No viene en son de guerra sino sedienta de paz, pero el fascismo recibe a la inmigración en zafarrancho de combate —o no la recibe, como en Italia. El fascismo engendra la inmigración y la martiriza luego luego. A menudo mientras mismo la está produciendo, como en Siria.
Combaten dictaduras devastando países. Conocí a un dermatólogo que curaba la caspa mediante la decapitación. No sé, decidí evitarlo. Cosas mías.
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