El orden del día en todos los organismos del planeta, multilaterales o no, consta de un solo, íngrimo y único punto: Nicolás Maduro. Los más pudibundos barnizan su monotemática agenda con el nombre de Venezuela o con adjetivos que no deslumbran por su creatividad: “dictatorial”, “tiránico”, “autoritario”. El cosmos pasa del pensamiento único al punto único, merced a la obsesión global con la República Bolivariana de Venezuela y su Presidente.
Olvídense de la cumbre de las Américas, ese sainete que naufragó en un ridículo abisal. Los periodistas ecuatorianos asesinados en Colombia no merecieron su atención. Los 70 candidatos al congreso mexicano acribillados, tampoco. Las huelgas en Brasil y Argentina, menos. Occidente solo parpadeó con el bombardeo contra Siria, pero en el acto volvió al solitario punto de su agenda: Nicolás Maduro.
Si no es su atacado jefe de Estado, es Venezuela, lo que viene a ser la misma agenda única. La Unión Europea convocó a su parlamento y lo único digno de destacar fue el “affaire Maduro”. El Congreso español relegó el asunto de Cataluña para concentrarse en el gobierno democrático de Venezuela, que a los franquistas del PP se les antoja dictatorial, mira tú. Este punto único consumió la sesión y un congresista que quiso denunciar los desahucios, lo declararon tajantemente “¡fuera de orden!”, con signos de admiración y todo.
Cuando un país o su Presidente son declarados “Punto Único” por EEUU o Europa, la invasión, guerra, crisis humanitaria, sanciones o bloqueo son el siguiente paso en la hoja de ruta. Venezuela y Maduro son hoy el obsesivo “Punto Único” en la agenda de Washington, la UE, la Otan, la OEA, la SIP, la entrega de los Oscar, la convención de la NBA, los Grammy y el Master Chef Latino.
Esta honrosa distinción en la agenda planetaria la tuvo Cuba durante mucho tiempo. Por eso, cuando el comandante Chávez apareció en el escenario internacional, el otro satanizado comandante, Fidel Castro, le dijo casi como una celebración: “¡Hugo, ahora no seré yo el único demonio de la agenda del mundo, ahora somos dos diablos porque viniste tú a hacerme compañía! ¡Bienvenido, chico!”. Este extraño privilegio de ser “Punto Único” lo heredó nuestro actual Presidente, Nicolás Maduro Moros.
EARLE HERRERA
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