El despliegue realizado el día 15 de enero de 2018 por organismos de seguridad del Estado venezolano para neutralizar al grupo terrorista liderado por el piloto y ex funcionario del CICPC Oscar Pérez, arroja como dato inicial que no se trataba de simples "disidentes" o de una resistencia común y corriente, como se nos ha querido vender desde los medios de comunicación opositores.
Los acontecimientos revelan que se encontraba en ciernes una operación a una escala mayor en el aspecto militar, la cual si revisamos con anterioridad, estaban enmarcadas en las mismas acciones que en su momento debían ser llevadas a cabo por Lorent Saleh en 2014. El simple hecho de la localización estratégica donde operaban estos elementos así lo confirma, es por esto que la Operación Gedeón no iba sólo a la captura de un grupo armado que intentó asumir el vacío dejado por la dirigencia política antichavista luego de las derrotas sufridas en 2017, sino al desmantelamiento de una estructura de componente terrorista, hostil, profesional y altamente preparada en el combate asimétrico en espacios confinados.
Estratégicamente cuando una fuerza militar, bien sea regular o irregular, hace suyo un determinado territorio, la ventaja táctica está a su favor. La única manera de neutralizarlos luego de haberlos ubicado, es cortando toda vía de escape y tratar de que la proporción de elementos sea al menos de 10 a 1, disminuyendo así los factores que juegan a favor del grupo subversivo.
Todo indica que no se trataba de una operación de exterminio de esta célula terrorista, de ser así el grupo de acciones especiales posiblemente de la Unidad de Operaciones Especiales de la Armada (quienes participaban en el operativo como refuerzos y flanqueando las salidas marítimas), expertos en este tipo de operaciones, utilizando el factor sorpresa hubiesen entrado en escena. Sin embargo, el grupo a enfrentar venía de conformar parte del aparato de seguridad de Estado venezolano y también tenía conocimiento y entrenamiento en este tipo de combate. Es por esto que se optó por el cerco y la negociación. Solicitar una rendición y evitar en primera instancia un posible enfrentamiento armado, esto fue lo mostrado fijándonos en los videos que circulan a través de las redes sociales. Vemos cómo un convoy conformado por GNB, DIGCIM y Policía Militar, aseguran el área y las posibles rutas de escape, de igual manera la presencia masiva de efectivos de la fuerza pública buscaba inhibir cualquier tentativa de participación de grupos paramilitares que influyen en varias zonas de El Junquito y el estado Vargas.
Según videos recientes del día de ayer, los elementos terroristas, al saberse cercados, inician el enfrentamiento armado y, en el marco de la guerra de redes, dan paso a la propaganda de combate en tiempo real, como ya lo han hecho grupos como Estado Islámico y Al-Qaeda en Siria, Libia e Iraq.
Estos primeros escarceos dan paso a la negociación, como se observa en videos que circulan por redes sociales. En el mismo se puede ver cómo los negociadores y los elementos subversivos indican que ninguno tiene heridos y se les informa que la idea es que todos salgan con vida de esta situación en un "ganar-ganar". Según información oficial, posterior a esto, los negociadores que se encontraban desarmados fueron atacados, lo que ocasionó dos pérdidas fatales y un grupo de heridos dentro de los miembros de la fuerza pública.
El poder de fuego de esta célula demostrado inicialmente, su acción abiertamente criminal en medio de una negociación y la ventaja táctica de encontrarse atrincherados en una vivienda que les permitía tiro franco, obligaba al uso de la FAES, que no teniendo otra opción procedió de acuerdo a los protocolos para este tipo de situaciones.
También es importante recordar algunos eventos anteriores que de una manera u otra justifican las características del despliegue del día lunes 15 de enero por parte del Estado venezolano.
1. El 28 de junio de 2017 es encontrado el helicóptero hurtado por Óscar Pérez en la localidad de Osma, estado Vargas, zona de libre acceso al mar y por donde se presumió en su momento pudo tener una salida clandestina vía marítima fuera de la región capital. Los eventos del día lunes dejan claro que no se trataba de un punto de extracción, al contrario, estaba planificado con el atrincheramiento de una zona ya controlada y a menos de 50 km de la capital de la República.
2. Desde el punto de vista táctico-territorial, la zona de El Junquito a través de la cordillera de la costa, bordeando la localidad de la Colonia Tovar, probablemente estuvo funcionando como base operacional de este grupo terrorista, ya que a través de Catia la Mar, Puerto Cruz y Puerto Maya se tiene un total y libre acceso a esta zona sin la necesidad de usar desplazamiento terrestre. Es por allí donde el apoyo logístico y de movilidad rendiría sus mayores beneficios estratégicos; una máxima de cualquier operación militar es la ventaja sobre el adversario a través del conocimiento y control del territorio.
3. Queda demostrado que la intención nunca fue alejarse de la región capital, y que al revisar la topografía de esa zona, Puerto Maya y Puerto Cruz, eran codiciables para un eventual abastecimiento de armas y una retirada rápida con salida limpia a cualquier punto marítimo donde el control de los organismos de seguridad se hace menos efectivo. También deja en evidencia la protección que ofrece el bosque dentro de la montaña para el desplazamiento terrestre, lo que hace más difícil la localización visual desde el aire de cualquier grupo operando en la zona.
4. La cercanía con las costas del estado Aragua de ambas salidas marítimas, da una ventaja táctica ya que existe la probabilidad de articular con otras bandas paramilitarizadas regentes de la zona, como por ejemplo el Tren de Aragua, que ya desde hace un rato viene haciendo presencia en las diferentes poblaciones de la costa aragüeña.
5. La organización para desplazarse al Fuerte Paramacay, estado Carabobo, y la fácil retirada luego del asalto al cuartel de la GNB en San Pedro de los Altos, estado Miranda, vienen dadas por esta ventaja táctica.
6. La cercanía estratégica con la capital de la República era el elemento vital para la segunda fase de su operación. Recordemos que luego de Paramacay y el fracaso allí ocurrido, el robo de armamento fue direccionado a elementos que presentaban menos resistencia, tal como lo sucedido el pasado día sábado en los patios del Metro de Caracas, estación Las Adjuntas, donde dos GNB que prestaban servicio allí fueron despojados de sus armamentos reglamentarios, lo que deja al aire la siguiente hipótesis: un ataque terrorista inminente a alguna institución dentro de la capital de la República estaba en marcha luego de estar bien abastecidos de armamento, Paramacay ralentizó sus aspiraciones debido a que fueron repelidos de manera efectiva.
7. El trabajo de inteligencia hecho en el territorio demostró que el uso progresivo y diferenciado de la fuerza, con la cantidad de elementos disponibles para su ejecución, no fue desmedida, al contrario fue estimada dadas las circunstancias y los elementos hostiles que allí serían encontrados.
8. Por último y no menos importante es que del kilómetro 16 de El Junquito y en adelante, la población es mayoritariamente clase media y en su mayoría seguidores de la oposición. Sin embargo la forma en que fueron cercados dejó claro un factor que nadie pareciera apreciar o intencionalmente se ha dejado de lado: este grupo carecía de una base social que permitiera un corretaje logístico y de información que, llegado el momento, les diera la oportunidad de evadir el cerco.
Estos datos demuestran que no solo el operativo fue preparado para capturar a un terrorista, o desarticular a un grupo armado improvisado. Quedó demostrado que los conocimientos de las artes militares de esta célula no eran de subestimarse, pues tenía capacidad para la lucha armada, la cual fue enfrentada de la misma manera, con un nivel de fuerza proporcional, haciendo uso del músculo necesario y no excesivo en medio de la guerra no convencional que enfrenta Venezuela.
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