sábado, 12 de julio de 2014

Venezolanos que vivían en situación de calle se forman desde el Inces en turismo gastronómico

 Hijos de la Negra Hipólita confían en la cocina y la panadería para cambiar sus vidas

Yo no sabía nada de panadería; ahora sé cómo hacer pan dulce y salado. Ya hice hasta unas señoritas”, indica uno de los sujetos de aprendizaje que siente que podrá activarse como artesano del sabor; montar su propia unidad productiva y empezar una nueva vida

Prensa Inces / Eleita Céspedes Pérez
Desde el Inces, estamos reforzando nuestros conocimientos. Por ejemplo, yo tuve una tasca, y ahora estoy aquí. Los maestros muy integrados con nosotros y con lo que realizan: sienten lo que están haciendo y reconocen nuestros saberes. Estamos en un proyecto muy emocionante, incluye varias áreas: la cocina, la atención al público, incluso, la parte de informática, para calcular los costos y sacar los presupuestos adecuados”, expresó Johnny Biagii, sujeto de aprendizaje del Proyecto Integral Socialista de Cocina, Panadería y Pastelería para Formar Hombres Nuevos.
Éste es un proyecto de formación y producción producido desde el Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces), en la isla de Margarita, con la participación de un grupo de hombres que, anteriormente, vivían en situación de calle y que, ahora, cuentan con el respaldo de la Misión Negra Hipólita.
El proyecto se desarrolla en el municipio Antolín del Campo, específicamente, en una posada que fue recuperada por el Gobierno Bolivariano para construir un refugio de la Misión Negra Hipólita. Es una casa grande, con ventanales de madera, rodeada de frondosos árboles y, al fondo, la imponente figura de El Matasiete. Allí, se siente el arrullo del agua que cae de la piscina y simula una fuente, así como la suave brisa del mar.
El día de nuestra visita, el ambiente estaba aderezado con un olor a dulce que emanaba del área del comedor, donde un docena de sujetos de aprendizaje elaboraban un manjar de cerecita; mientras, otros colocaban todo a tono para hacer una sabrosa salsa al pesto.
Este proyecto, iniciado el 28 de abril de este año, arropa a un grupo de venezolanos resilientes atendido por trabajadores de los organismos del Sistema Público Nacional de Atención y Tratamiento de las Adicciones.
En este grupo de hombres que decidieron cambiar sus vidas, se encuentran Gregorio Salazar, quien expone que ha compartido un buen aprendizaje, en este proyecto: “Yo no sabía nada de panadería; ahora sé cómo hacer pan dulce y salado. Ya hice hasta unas señoritas. Desde el Inces, aprendemos de cocina, panadería, pastelería; cómo tratar a las personas que quieren probar nuevos sabores, cómo administrar. De todas las áreas, me gusta la panadería, pero estoy aprendiendo a hacer de todo: cerdo en salsa de chocolate, con ñoquis de papas y ensalada de repollo con zanahoria para acompañarlo. Estamos formándonos en el trabajo: ésa será nuestra mayor defensa”.
Formación y gastronomía creativas
Muy emocionados, Juan Carlos Olivares, Moisés Enrique Bustillos y Luis Felipe Torres, otros tres hijos de la Misión Negra Hipólita, comentan que, hace dos semanas, participaron en una feria de turismo gastronómico, y les fue muy bien.
Nosotros mismos nos organizamos, elaboramos los platos: solomo en salsa de chocolate, ensalada agridulce, mayonesa de ajo porro, mayonesas de berenjenas, señoritas, azúcar en varios colores, algunos dulces, y nos fuimos hasta la Alcaldía de Antolín. Ahí, vendimos todo. Estamos muy contentos y queremos hacer más actividades de este tipo. Nos sentimos preparados para hacerlo”, dijo Juan Carlos.
En cuanto a los insumos, Felipe informó: “Tenemos un huerto que nos ha servido de gran ayuda, porque allí cultivamos lechosa, albahaca, parchita, ají margariteño, berenjenas, ocumo chino, mangos y chimbombó. Además, estamos criando patos y produciendo huevos de codorniz”.
Por su parte, el maestro pueblo Jesús Figuera indicó: “El solo hecho de construir un proyecto en el Inces dirigido a personas que estaban en situación de calle, ya es gratificante para nosotros. Éste es un proyecto muy loable del Inces. Siento que, en verdad, estamos cambiando. Esto sí vale la pena”.
Al unísono, estos hijos de la Misión Negra Hipólita manifiestan que quieren cambiar sus vidas. Están en ese proceso y el proyecto en el que participan les está ayudando, pues sienten que, cuando ya superen el tiempo y salgan de la casa de la Misión Negra Hipólita, tendrán un medio para activarse como artesanos de la cocina; montar sus propias unidades productivas y empezar una nueva vida. Es decir, para ser protagonistas de su vida, conscientes de su rol en el proceso social de trabajo.
Fotos: Miguel Herrera



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