lunes, 19 de mayo de 2014

La desinformación


 LOS DOMINGOS DE DIAZ RANGEL | 180514  

No sé si ustedes se sorprendieron de que al día siguiente del allanamiento de carpas y guarimbas, en una operación exitosa debidamente planificada por el MIJ, en el Este de Caracas, se desató una reacción internacional, que incluyó a la comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. Por supuesto, no faltó la reacción del Departamento de Estado y de otras instituciones, como si se hubieran puesto de acuerdo, y sin ser testigos de tales hechos. El objetivo era bastante claro: atacar a Venezuela y a su Gobierno, como responsable de los “atropellos” a centenares de estudiantes pacíficos protestantes, y mientras dormían plácidamente.

Esa fue la versión que transmitieron agencias y corresponsales al exterior, y que centenares de medios difundieron. Por supuesto, ni una palabra sobre el hallazgo de explosivos, armas, drogas y otros elementos para la violencia. Y menos aún un recordatorio, o “histórico” como llamamos en periodismo, de la destrucción de propiedades públicas y privadas, derribo de árboles, de la muerte de varias personas, incluidos varios efectivos militares y policiales. Como si no guardaran relación con el grupo de “atropellados” y detenidos.

No es la primera vez que esto ocurre; en realidad está sucediendo desde hace años, con los gobiernos del presidente Chávez, y por eso es tan negativa la opinión pública de Venezuela y de sus gobernantes en el exterior. Esa imagen y tales opiniones se las han formado con lo que les informan los medios de cada país (prensa, radio y tv), que a su vez, se nutren de cuanto les envían de Caracas.

Dos libros lo han denunciado. Latinobarómetro, instrumento de la manipulación, de Fernando Casado y Rebeca Sánchez, que revela cómo esa encuestadora muestra una imagen negativa de Chávez en Latinoamérica, pero no se preocupa por averiguar las razones de esa imagen, lo que sí hacen los investigadores: ha sido la desinformación, los medios, que han inducido a cada país a formarse una opinión negativa de Chávez y de Venezuela. Tan fuerte es que ha llegado a confundir a gobernantes amigos.

El otro libro es Desinformación, cómo los medios ocultan el mundo, de Pascual Serrano, que dedica un capítulo a lo que sucede con nuestro país y los medios: “Venezuela, el acoso”, donde escribe que “...la información sobre Venezuela ha superado todos los límites de obcecación mediática contra un gobernante pulverizando los libros de estilo, los códigos de ética y los principios deontológicos del periodismo”.

Nada fácil enfrentar esa poderosa embestida seguramente concebida por expertos y estimulada y apoyada por varios gobiernos, transnacionales y grupos políticos, en síntesis, por quienes dominan la información en el mundo. Se puede decir, con la verdad, el problema está en cómo difundirla, que se abra espacios en ese entramado de mentiras y desinformación.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario